Me ha dado por volver a ver después de muchísimos años "La posesión" (Andrzej Zulawski, 1981). No sé por qué. No era tampoco un título ni que me maravillara ni que creyese pendiente una revisión pero la verdad es que he disfrutado una barbaridad la sesión.
Creo que es una película histérica y sensacionalista, como quizás también lo sea otra obra tan fascinante como "Lo importante es amar", pero que ha sabido ir a tapar en pocos minutos los resquicios de excesivo juicio cerebral que pudiese aplicar sobre ella para hacerme entrar de lleno en una sesión de hipnosis cinéfila.
Tiene todo lo que con los años he ido adorando más y más del cine fantástico y de terror, es una película de crisis matrimonial, las barbaridades suceden en un momento crítico de la vida de los personajes, por tanto lo fantasioso se erige en cierto modo como símbolo o metáfora de la desazón existencial de los protagonistas (no confundir con si es real o imaginario, esa no es la cuestión central). Sucede además en el Berlin gris de los años 80, con el Muro presente, con lo que el lugar acaba teniendo también una tremenda significación en lo que quiere expresar la película.
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