Los bonitos entusiasmos leídos por aquí me han llevado a la sala a ver 
"Dunkirk", película en la que en principio no se me ha perdido nada. 
Cosas positivas de este pequeño ejercicio casi gimnástico que he hecho. 
Me parece una peli menos tostón y menos irritante que al menos las tres 
anteriores de Nolan. A ello no es ajeno que reduce entre 40 y 60 minutos
 sus duraciones habituales. El hombre clava cuatro estacas en la inmensa
 pradera y acordona la zona en la que va a realizar el
 malabarismo en lugar de tomarse la pradera entera. 
Se aferra al género 
bélico y lo esquilma de hojarasca teatral y de retórica sobreexplicativa
 (esquilmando de paso a su propio cine) intentando acercarlo al nervio 
puramente visual, al ideal de celuloide químicamente puro, jugando bien 
con los contrastes, por ejemplo entre la calma tensa del mar y la 
vibrante cinética del combate aéreo. 
Al final si no va a dejar demasiada
 huella en mi es más por mi poca motivación por el género, que no puedo 
disimular ni aparcar, que por flagrantes desaciertos de Nolan, lo cual 
no deja de ser una inesperada sorpresa en esta hermosa y curiosa 
voladura controlada. Y no puedo evitar tener cierta esperanza en si de 
ese control Nolan ha aprendido algo que me pueda interesar para la 
próxima. Quién sabe.

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