29 de marzo de 2024
Escribía Buñuel "Detesté Roma, ciudad abierta de Rossellini. El contraste fácil entre el cura torturado en la habitación contigua y el oficial alemán que bebe champaña con una mujer sobre las rodillas me pareció un procedimiento repugnante".
A mi la verdad que es que nunca me había entusiasmado nada esta película y la había intentado volver a ver sin éxito, siempre la quitaba por aburrimiento y me ponía otra cosa, me parecía una especie de cascarón vacío, me ponía otra cosa más de una vez del mismo Rossellini, que me parece uno de los más grandes y me gusta casi todo.
Nunca he querido que me guste obligatoriamente, ni me obligo a ver las películas otra vez para que pase nada ni le recomiendo jamás a nadie que lo vuelva a intentar con uno u otro título por mucho que me gusten a mi. Da bastante igual lo que pensara o dejara de pensar de "Roma, ciudad abierta". Pero todos nosotros tenemos como Edward G.Robinson en cierta película de Wilder un "enanito" que nos da la pista. Me acuerdo de que por vaya usted a saber qué motivo nunca entraba en "El gran desfile" de Vidor hasta que el "enanito" dijo "ahora" hace cuatro años.
Hoy el "enanito" ha dicho "ahora" con esta película, "te va a gustar seguro desde la primera escena". Y así ha sido. Sigo pensando que una película con tantísimos interiores y una estructura dramática tan calculada y artificiosa está absolutamente sobredimensionada como manifiesto neorrealista. Son mucho más sugestivas "Paisà" o "Alemania año cero" pero me he encontrado con una película de espionaje y resistencia trepidante, emocionante, muy bien trenzada, extraordinariamente bien contada que salvando las distancias en la mirada me ha hecho pensar en Fritz Lang. Tengo que volver a ver "Los verdugos también mueren"... ¿no contaba una odisea colectiva similar?.
Siempre creo que si algo he de ganar en perspicacia que no sea en películas que se me caen porque ya no soy capaz de ver lo que veía antes sino todo lo contrario, películas en las que no veía y ahora veo.