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miércoles, 20 de agosto de 2025

LA SIRENA DEL MISSISSIPI




Me ha entretenido recopilar mentalmente una serie de motivos hitchcockianos, que no veo como algo peyorativo sino como una herencia que es justo que extienda su sombra y se prolongue en el tiempo.
A saber, ahí va la lista, y sabiendo que algunos pueden ser discutibles y tratarse simplemente de la filmación fiel de la novela de William Irish (leída hace demasidos años en la mítica La cua de palla). Con los motivos hitchcockianos siempre hay que ser cautelosos, ahí está el caso de "Vertigo", tan parecida a la película argentina "Más allá del olvido", que es anterior, cuando no hay más misterio que algo tan obvio como que los autores franceses de "Vertigo" pudieron haber leído la novela belga en la que se basa la película argentina.:
-Un inicio maravilloso que prima el suspense a la sorpresa, donde tenemos la absoluta certeza de saber lo que está sucediendo realmente y de tener información que el protagonista no tiene. No hay sorpresas ni dudas y en esa media hora la película multiplica el reguero de pistas para que nosotros no dudemos tampoco.
-Una mujer que no es quien dice ser y sustituye.
-Una desaparición a la media hora de película.
-Una búsqueda promovida por la pareja y la hermana de.
-Un detective pertinaz y una escalera al final.
-Una pesadilla y un sanatorio al despertar.
-Un reencuentro y la revelación de un complot en el que participa una tercera persona.
-El nombre Marion, en la novela no se llama así.
Al llegar a Lyon he tenido la sensación de que esos motivos (que nunca parecen guiños) se desvanecían al menos con esa intensidad y llegaban los pasajes más característicos de la película, sobre todo el final en la nieve, los que la memoria asociará por siempre al cine de Truffaut. Lo cual no signfica que los anteriores estén bajo la sombra de una duda.

domingo, 26 de enero de 2025

LA HABITACIÓN VERDE

 Ahora que se estrenan dos versiones de "La bestia en la jungla" de Henry James, es curioso recordar que fue una de las tres obras del escritor que adaptó Truffaut en esta película funeraria suya. Y que James tiene su merecido cameo en una de las escenas más recordadas.


No ha tenido tampoco excesiva buena prensa con los cinéfilos este periodo final de Truffaut, al que tanto se acusa de caer en el academicismo que él tanto criticó, aunque también es cierto que entonces parecía dar marcha atrás en sus opiniones iniciales. La película fue un estrepitoso fracaso de taquilla, gustó mucho a la crítica francesa y mucho menos a la americana.

Pero sin meternos en cuestiones de historiografía crítica, que en el fondo tienen un interés limitado, esta película siempre me resultó muy hermosa y ahora es de las que me gustan todavía más. Una deslumbrante belleza, escrita junto a Jean Gruault con ese montaje delicado, preciso y abrupto ligado a una escritura artificiosa, elegante y poética. Con esa luz de Néstor Almendros, todo muy dos inglesas, a ese nivel de inspiración. Me gusta mucho que Truffaut sea el protagonista, no por sus cualidades como actor sino por lo fácil que es asimilarlo como ser obsesivo que rinde pleitesía a un mundo de sombras. Qué si no es el Cine, una eterna habitación verde.



domingo, 12 de noviembre de 2023

BESOS ROBADOS+DOMICILIO CONYUGAL



Llevaba veinte años sin ver "Besos robados" (François Truffaut, 1968) y la verdad es que me cuesta reconocer las lineas entusiasmadas y enternecidas que escribí en su día, no tanto en el sentido de que ahora me haya podido gustar menos, que eso es lo de menos, sino en la dificultad de recordar qué me emocionó en su día de tal manera. Quizás ahora noto más en su guion lo enfático de su escritura de esos tres guionistas, algo que quizás también le sucede a Allen pero seguramente sea yo más afin al humor de Allen, y noto más la vocación por diseñar escena por escena con un sentido de la observación marca de la casa pero sin una impresión de conjunto que me acabe atrapando. Todo esto no significa que sea mala película por supuesto pero creo que con los años comprendo aún peor la mirada de Truffaut hacia la comedia, sin llegar a los extremos de la que ya hemos comentado tantas veces "Une belle fille comme moi".

Me pasa que me gustan de esta película muchas cosas y demasiado sueltas, la canción, una frase por aquí, una frase por allá, este plano maravilloso que pongo donde parece que Claude Jade haya vivido de verdad lo que ha vivido en la película. Me gusta, me encanta ver a Delphine Seyrig y a Michael Lonsdale, juraría que la vez anterior a duras penas sabía quienes eran. Creo que veinte años después he visto a Leaud en demasiados lugares dirigido por demasiados directores y seguramente me pregunte al verla "¿Qué queda de nuestros amores?"


Llevaba veinte años sin ver "Domicilio conyugal" (François Truffaut, 1970) y la verdad es que me cuesta reconocer las lineas tibias que escribí en su día. Dos décadas dándola como una muestra de la progresiva devaluación de la serie cuando a estas alturas del partido descubro que es un film que me gusta mucho y que de alguna forma es primo hermano de "El amor después del mediodía" de Rohmer, que no deja de ser otra serie que corre en paralelo a Doinel aunque el protagonista tenga rostros distintos.
Vi y me impresionó el film de Rohmer también hace cosa de veinte años y no sé por qué no los puse enseguida en paralelo. La verdad es que habiéndome quedado un poco desconcertado tras ver "Besos robados" creo que hay que evitar caer en la tentación de deducir que ahora estoy en un momento de la vida en que solo puedo apreciar películas de señores casados y con hijos, máxime cuando siempre me he vanagloriado de tener una piel especial para militares y monjas. Pero ver esta película me descubre varias cosas. Que el quid de la cuestión no es en absoluto Truffaut si o no, aunque sea legítimo plantearlo en esos términos. ni mucho menos es hablar del "envejecimiento" de las películas, expresión que para mi carece de sentido. Pero es fascinante y muy interesante notar como con distintas pieles percibe uno de maneras tan distintas películas que hablan y dialogan entre ellas sobre el paso del tiempo, efectivamente parecen destinadas a ser sentidas y vividas de formas distintas. Porque el tema tampoco es que ahora yo decreto que la buena es ésta y "Besos robados" no tanto sinó el disfrute de estas pequeñas grandes mutaciones nuestras en los poros.
A mi es que vista ahora me parece estupendamente, muy bien conjuntada, menos dependiente del detalle, del toque, de la anécdota. Algo más desapegada de la textura de comedia y de la necesidad del humor, que no me da la sensación que sea el fuerte de Truffaut. Con una sensibilidad en la observación de personajes y detalles que está puesta al servicio de su fortaleza dramática. Con imágenes de Nestor Almendros y una Claude Jade que también ha sabido crecer como actriz y como personaje incluso en el breve lapso de dos años.
Les voy a volver locos pero la he disfrutado enormemente, ¿y ahora cómo me hacen caso?, ¿cómo se saltan la anterior y ven ésta?, qué mejor manera de aprender a no hacerme caso.

miércoles, 24 de octubre de 2018

FRANÇOIS TRUFFAUT:PELÍCULAS PARA PREFERIR LA VIDA


François Truffaut: películas para preferir la vida


“Siempre he preferido el reflejo de la vida a la vida misma. Si he elegido los libros y el cine desde la edad de once o doce años, está claro que es porque prefiero ver la vida a través de los libros y del cine.”
¿Quién ve hoy en día las películas de François Truffaut?.
Quizás las vea el cinéfilo melancólico y resabiado con la vida que malinterpreta sus afamadas declaraciones. Hordas que se identifican con un director que jamás rehuyó la vida ni utilizó los libros o las películas para esconderse de ella, sino que ambos fueron, al igual que sus mujeres, su propia vida.
Quizás las vea el discípulo de Hitchcock y el afamado libro, tan recomendable para ayudar a un adolescente que empieza a ver películas a entender la grandeza y la especificidad del cine como medio de expresión. Tan peligroso si se entiende de forma bíblica, como de hecho sucede con cualquier otro libro canónico.
Quizás las vea el amante del cine francés o europeo en rebelión contra la cinematografía estadounidense, cuando pocos como Truffaut entendieron que los mejores americanos y los mejores europeos obedecieron a una sola patria llamada Cine que los aglutinaba gustosa a todos.
Truffaut es un olvidado en tiempos de redes sociales pendiente de aniversarios, tendrá que esperar hasta el 2019 con los 35 años de su muerte. Un Truffaut a caballo entre el rupturismo de la nouvelle vague y la imputación de academicismo de su última etapa. Falsamente enfrentado a Godard. Consumido por los tópicos, sin poder ser él.
Hace algunas semanas vi Diario íntimo de Adele H., el último de los 21 largometrajes que dirigió que me faltaba por ver. Ésta era de las “pérfidas” académicas pero yo detecté en su locura romántica mucho de lo que había visto en La sirena del Missisipí o Las dos inglesas y el amor.
Que me faltaba por ver, risa me da, de hecho los he ido viendo a lo largo de casi 30 años, con lo que muchos de ellos están en posición perfecta de ser descubiertos como si fuera la primera vez.
Además de esos 21 largometrajes tiene un par de cortometrajes que no me habían maravillado en su día pero que revisados me han parecido extraordinarios y la quintaesencia de su cine.
Dónde limitan crueldad y deseo
La leyenda cuenta que François Truffaut deslumbró a Cannes y al mundo con un relato autobiográfico llamado Los 400 golpes. Que el mundo descubrió a un director y a un movimiento con esta película sin duda extraordinaria.
No lo supe ver en su día con la suficiente intensidad pero ya todo estaba descubierto en tan solo 17 minutos. Les mistons es un relato evocador que comienza de forma imponente con un paseo en bicicleta de Bernadette Lafont al son de una música de Maurice Leroux.
Una voz en off ya explica de forma unívoca que la imposibilidad de nuestros “mocosos” de amar a Bernadette, por una cuestión de edad, fue la que los inclinó a torturarla a a ella y a sus amantes.
En un primer visionado puede dar la impresión engañosa de relato iniciático a estas alturas mil veces visto.  Nada más falso. Con la misma intensidad que en su celebérrima opera prima pero contando solo con 17 minutos, Truffaut impulsa con su voz en off ( es uno de los más grandes que han existido manejando tan controvertido recurso) una oda agridulce a la vida y al paso del tiempo, al violento descubrimiento de la belleza y el erotismo, con un ajuste del tono y una  presencia de la Naturaleza absolutamente pluscuamperfectos que debería enorgullecer a Jean Renoir, uno de sus maestros.
A mí no me parece una película inferior a Los 400 golpes en modo alguno, en qué habría de ser inferior. Aunque ya se sepa que la mítica privilegia a unos títulos sobre otros.
Juventudes musicales
Después de Jules et Jim, una película mítica en su filmografía que últimamente había sufrido una extraña depreciación, Truffaut se mete en una película de episodios, de las que eran muy típicas en los años 60 y dieron salida en su gran mayoría a los mejores trabajos en corto de las luminarias de la época. Fellini, Godard, Visconti y sobre todo Pasolini, que dio verdaderas lecciones de maestría en este formato, entregaron algunas de sus mejores obras, que no hubiesen sido comercializadas con idéntica fortuna si no fuera por estas películas recapituladoras.
El amor a los 20 años es un título insólito. Apenas encuentro rastro de ella y de sus diferentes segmentos salvo el de Truffaut, que constituye la segunda entre de las desventuras del protagonista de Los 400 golpes, Antoine Doinel, que gozaría de tres entregas más en los siguientes quince años.
Vemos un Doinel que ha crecido y ha ganado su anhelada independencia, que trabaja e una un fábrica de discos de pasta y asiste a las juventudes musicales, y cómo no está en edad de enamorarse.
Truffaut rueda el enamoramiento con el ritual y el fetichismo de un Alfred Hitchcock pero afortunadamente mezclado con la comedia, el realismo y la propia mirada sobre el torpe acecho amoroso del personaje principal.
También este segmento de Truffaut, llamado Antoine et Collette me parece una pieza con la sensibilidad y el acierto de sus mejores obras. Una pieza que deseas que no termine nunca, como no termina nunca el buceo en el universo de un creador cinematográfico inimitable que, como Bergman, Hawks, como Allen, como Dreyer, como John Ford, prefiriendo el cine nos hizo amar a todos mucho más la vida.

miércoles, 3 de agosto de 2016

LAS CRUCES DE MADERA+HITCHCOCK/TRUFFAUT




LAS CRUCES DE MADERA: La crítica "against the canon" ha sacado del olvido esta película de Raymond Bernard, producción francesa de 1932. Implícitamente uno entiende, porque suele ser así, que la canónica a la que contraponen es "Sin novedad en el frente" de Lewis Milestone. El trabajo que hace esta gente es admirable. Uno entiende que estos reflotares de pelis olvidadas no serían igual de efectivos si actuaran con las consignas "todas son igual de buenas" o si no sobrevaloraran un poquito. A mí la dramaturgia de esta peli se me hace un poco ramplona, simplona y espesita pero las escenas bélicas no hay duda de que son poderosísimas y absolutamente impresionantes, Kubrick o Coppola en los años 30. Más allá de las cuitas entre críticos el espectador de a pie se quedará con ésta, con la de Milestone o con las dos sin despeinarse, claro. Imprescindible en todo caso para fans del género, entre los que reconozco que no me cuento demasiado.



HITCHCOCK/TRUFFAUT: No es que Kent Jones no aporte nada nuevo al lector de "El cine según Hitchcock" de François Truffaut, es que no acierta a rascar ni la más fina capa de la superficie de tan bellísima y fundacional obra (será la típica rabieta del fan de libro, digo yo). Recrea su contexto, muchos de los fragmentos y lo salpimenta con las aportaciones de un grupo de luminarias del cine moderno (Scorsese, Schrader, Linklater, Wes Anderson, Assayas, Bogdanovich, David Fincher...) que no sólo no tienen nada especialmente estimulante que decir, no sólo dicen demasiades vaguedades o perogrulladas, sino que además no dejas de preguntarte por qué son precisamente ellos los que están allí y no, yo qué sé, Brian De Palma, Roman Polanski o Woody Allen. A mí me ha parecido una obra pobrísima, rozando lo calamitoso, increíblemente sobredimensionada por su estreno en Cannes y su llegada incluso a carteleras españolas. Que uno ame el tema no siempre quiere decir que la película le guste lo más mínimo.