Mostrando entradas con la etiqueta ópera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ópera. Mostrar todas las entradas

domingo, 20 de agosto de 2023

L'INCORONAZIONE DI POPPEA

 

Tarde de ¿gloria? en el Liceu. venga, sí, tarde de gloria, no vamos a lloriquear más de la cuenta. La verdad es que llevaba bastante alejado del coliseo de la Rambla un poco, bastante, muy harto de las moderneces de Àlex Ollé y la Fura dels Baus y toda la plétora y la pléyade de renovadores de la escena. ¿Entonces?, ¿cómo se me ocurre volver para ver un montaje firmado por Calixto Bieito?, del que puede que no tuviese aún el gusto, no al menos en vivo, un tipo que convierte a los otros en disciplinados monjes copistas de eunuca creatividad. ¿Por qué volver a por cuarenta tazas de lo mismo que nos aburre e irrita?. Cabe decir que desde hace años procuro no tener un rechazo infantil a toda innovación escénica pero no es fácil de entender que el teatro barcelonés sea a día de hoy rehén absoluto de estas reinterpretaciones escénicas discutibles, algunas muy pesadas, que tampoco es justo considerar que sean buenas de per se.
La primera respuesta la tengo inmediatamente, a los cinco minutos de “La incoronazione di Poppea” considero seriamente largarme en el intermedio cual Carlos Boyero de la ópera. Asisto boquiabierto a cómo en la primera escena Fortuna y Virtud se quitan varias bragas y las acaban lanzando a la llamada galería premium que está situada a sus espaldas. Como un centenar de espectadores que están presenciando la ópera al fondo del escenario que es una de las primeras cosas que me sacan a patadas. Pienso que me parecería más claro y honesto asistir a un espectáculo en el Paral·lel, quizás ir directamente al Bagdad y disfrutar de las procacidades de las vedettes. La sensación de horterada que no me aporta nada no me la puede quitar de la piel.
Luego hay que padecer unos videos proyectados en una decena de pantallas gigantes a los laterales del escenarios, obra de la videoartista Sarah Derendinger, que muestran muchas veces a los protagonistas bañándose con abundante espuma y otras chorradas o gilipolleces que para mi carecen de sentido. Digo “chorradas” o “gilipolleces” no con ánimo de degradar el registro gratuitamente sino porque siempre intento escribir la palabra más precisa que refleje aquello que quiero decir y estos vocablos cumplen a la perfección con ello.
Sería largo y ocioso relatar la ristra de tonterías sin sentido que acontecen en el escenario, e insisto en que no es una pataleta infantil ni la reacción que el provocador espera del escandalizado provocado. Amén de una cosa muy curiosa en la ópera barroca, que es evidentemente una ópera muy erótica, lo muchísimo que se magrean en escena, por si se nos escapa ese erotismo argumental. Hay un tono zafio y esencialmente hortera en todo lo que acontece en el que no desentonaría que exclamáramos desde la butaca “¡Poppea!, qué par de melones”. A veces pienso, ¿de verdad les gustará a los intérpretes ese tono?, gente de contrastado recorrido como Julie Fuchs, David Hansen, sobre todo Magdalena Kozena o la muy válida Deanna Breiwick que se ve más forzada en escena a mostrar su belleza que sus cualidades vocales.
Se trata de un secuestro de la escena en toda regla, llega un punto en que ya nadie a penas puede ir a ver una versión canónica o modificada con un cierto y moderado buen gusto. ¿Por qué todas las producciones han de ser agresivas y provocadoras?, creo que hasta el propio Pasolini aborrecería de esa provocación convertida en rutina funcionarial. ¿Tanto nos odian?, vaya, que no todos tenemos mucho dinero y aplastamos al proletariado. Es un tópico pero seguro que ir al fútbol o a un concierto de algunos de los ídolos contemporáneos vale muchísimo más dinero que las localidades a veces modestas y alejadas al escenario que compramos algunos. ¿Cuál es la misión que se han autoencomendado Bieito y compañía?, ¿poner de relevancia qué exactamente?.
Pero bueno, pasado el descanso me quedo y como ya estoy vacunado ante el horrendo montaje de repente florece aquello que no había podido florecer del todo, aquello que me había traído hasta allí. Como en el cine en la ópera hay tres nombres, puedo conceder un cuarto, Wagner, Mozart y Monteverdi (vale, Haendel), que me producen un estado de ánimo similar al que me producen Dreyer, Mizoguchi o Satyajit Ray. Verdi y Puccini digamos que son como John Ford y Howard Hawks.
Pasado el descanso empiezo a escuchar esa ópera que ya conocía con verdadero placer y mi cabeza empieza a crear, fabular planes, proyectos y posibilidades. Monteverdi es uno de los más grandes, su música abre los poros, la mente, expande la vida y se infiltra en el aire como un dulce, poderoso veneno que pocos igualan, los referidos.
Al final, extrañamente, contradictoriamente salgo muy contento. Versión musical de Savall, interpretada por Le Concert des Nations, en las tres últimas funciones dirigido por Luca Guglielmi (esa letra pequeña enojosa del Liceu que sorprendió a alguno), pero bueno, Guglielmi es de la misma casa y por mi parte sería muy pretencioso pretender que si cierro los ojos distinguiría su dirección de la de Savall.
Al final, extrañamente, contradictoriamente salgo muy contento. Monteverdi puede con todo, es más grande que la vida. Bieito, por supuesto, no es rival para él.
 

 

lunes, 8 de agosto de 2022

EL OCASO DE LOS DIOSES

 

27 de febrero de 2022

"A Wagner solo se le puede descubrir en el teatro.Sin el teatro es inconcebible y de nada sirve lamentarse" (Thomas Mann)

Tarde de gloria en el Real, bueno tarde, noche también y si nos descuidamos madrugada. Ahora sí."El ocaso de los dioses", pocas veces he visto yo en los últimos tiempos tantísima atención, silencio y si me apuran hasta oscuridad, esta vez sin luciérnagas asesinas de la magia. Esa oscuridad cuya invención teatral se le atribuye al mismísimo Wagner. Pocas veces he visto aplaudir tan sonoramente y ovacionar y ponerse en pie. Y es que no, no se ovacionaban a si mismos por el tesón de permanecer casi seis horas en el teatro, cuatro y media de representación, ni ovacionaban la intuición del autor, que acaba prendiéndole fuego al Valhalla, sin duda adivinando lo que no pocos habrían deseado que sucediera mucho antes.
Ovacionaban que Wagner puede no ser el mejor músico de la historia de la Humanidad pero aquí demuestra que como animal teatral es el número uno absoluto. Ver "El ocaso de los dioses" te recuerda por qué en casa no escuchas nunca óperas, por qué en casa no escuchas nada y cuál es tu verdadera pasión: el brutal maridaje entre artes que alcanza con la ópera y el cine sus máximas expresiones.
Solo tres aplausos, en dos entreactos y en un final de volverse locos con Ricarda Merbeth cantando durante 20 minutos como Brunhilde, con el telón bajado a sus espaldas, previo susodicho incendio y desbordamiento de las aguas del Rhin. Pelos de punta o piel de gallina a elegir. Sin latosas interrupciones aplausonas tras arias de lucimiento. La ópera ha muerto, ¡viva la ópera!. Acto del tirón-aplauso, acto del tirón-aplauso, acto del tirón-ovación final. En los cambios de escena dentro del mismo acto se mantiene la música con el telón bajado, nadie chista, nadie mira el móvil, la tensión se mantiene por todo lo alto.
Wagner libretista establece la arquitectura dramática en un primer acto de dos horas y luego solo tiene que entrar a matar. Entendidas y aceptadas las claves y las coordenadas de los personajes en la primera hora, que siempre es la más difícil de sobrellevar en cualquier ópera en la que uno tenga que presentarse un fin de semana a las cinco de tarde en el teatro, luego lo demás viene solo. No hay ninguna heroicidad en estar allí durante tanto tiempo porque el libretista no lo pone nada difícil.
Wagner músico une la revolución de sus reconocibles leitmotivs para cualquiera que conozca un poco la Tetralogía, dándoles la mano con rasgos sorprendentemente tradicionales, coros, tríos, fruto de haber sido una ópera que concibió en los inicios de su trayectoria, "La muerte de Siegfried" se iba a llamar (envuelto el cadáver en esta función en la bandera de Ucrania), para después dar forma a tres precuelas que han acabado configurando el célebre cuarteto de obras:una de las más inmensas de la Música y quizás la más inabarcable e inagotable del arte dramático musical.
Créditos para la puesta en escena de Robert Carsen, otra criatura mitológica de las tablas a la que recuerdo por un conmovedor "El caballero de la rosa" en el MET, y créditos para el foso donde un enérgico Pablo Heras-Casado fue aclamado por el público madrileño, quién sabe si buscando (y encontrando) con toda justicia a un Josep Pons para el coliseo de la plaza de Ópera.



LA BOHEME

29 de diciembre de 2021 

Tarde de gloria en el Real (parafraseando una de las secciones habituales de este muro). Primera vez que me siento en el coliseo madrileño para ver "La bohème", estrenada en Turín en febrero de 1896, y que se ha revelado como un bonito y a la vez algo tétrico acierto de programación del teatro. Una obra que comienza en Nochebuena y donde la tos de la gente desencadena la tragedia. Pero bueno, alguna crítica ya ha sugerido que se convierta en tradición de ciudad y teatro.

Una obra que vi algunas veces de adolescente y a la que no había vuelto, más cercano el corazón a "Turandot" y a "Tosca" pero que tan bien puesto en situación en esta tarde navideña, con esa nieve cayendo en el escenario desde incluso antes de que se alce el telón, he llegado a comprender en toda su magnificencia lírica y escenográfica, donde Richard Jones juega muy bien con los contrastes entre el lujoso acto II de la vida bohemia y el despojado acto III donde Rodolfo y Mimi prometen hacerse compañía hasta la primavera.
Y además tiene películas de Vidor y Kaurismaki que molan.



NORMA

25 de julio de 2022 

Tarde de gloria en el Liceu. Acabamos temporada con "Norma" de Bellini. Concurren en esta función el director de orquesta Domingo Hindoyan, que se ha desayunado unas críticas demoledoras el hombre, y su esposa la soprano Sonya Yoncheva, una de las voces más populares del panorama actual. En un coliseo tan dado a deserciones de última hora, tal cumplimiento solo puede ser debido a que sus niños llevan ya un mes de vacaciones y no se les ha ocurrido nada mejor que pasar la tarde en el foso y en escena para variar un poco la rutina vacacional. Pero da igual porque como viene siendo habitual no acierto ni que me maten. Resulta que la que ha hecho Historia ha sido la soprano Marina Rebeka, los días que ha estado Marina Rebeka, claro, que ha puesto Barcelona a sus pies.

Pero chascarrillos aparte, el protagonismo se lo ha llevado desde el primer día la puesta en escena de Álex Ollé, de la fura dels Baus, con un escenario de Alfons Flores atestado por 1500 crucifijos y una iconografía religiosa y militar vinculada al nacionalcatolicismo. Tal puesta en escena se llevó aplausos y abucheos el primer día, abucheos de gente molesta por la alusión al catolicismo, imagino. No sé, mi problema no es con la alusión a una determinada religión, yo dudo, leo por un lado que pretende subrayar el carácter escindido de Norma entre sus obligaciones religioso-militares y su vida íntima (de ahí ese colorista y desconcertante escenario familiar donde duda si matar a sus hijos) y no el triánguloso amoroso. Por otro lado me parece cogido por los pelos ir al nacionacatolicismo para sustituir el mundo celta donde las sacerdotisas tienen voz y voto sobre la paz y la guerra. Mi pero es muy literal y el pro es excesivamente genérico. Pero creo que es una puesta en escena que me va a dejar siempre en la duda, porque además se reserva un efecto sorpresa final que no es por purismo pero me parece un exceso de interpretación por parte de Ollé y una forma brusca de terminar una obra cuando la música no está apuntando a esa dirección.A veces se pasan mangoneando las obras en favor de su visión, por muy interesante que resulte, y les da igual la música.
Dudo porque a tenor de los efectos que produce ese bosque de crucifijos crea el misterio mágico de un bosque y también puede llegar a ser estático y agobiante. Y escuchado maravillosos pasajes del acto II, que no todo es "Casta diva", a medida que nos acercamos al final, la sensación que se apodera de ti es que obra es muy superior a montaje, quizás porque se ha cebado escénicamente en un solo aspecto, ese poder religioso-militar, que han entendido como la capa más profunda, y eso se ha comido todo el escenario y el pulso dramático. Hay un triángulo, que es lo que supongo que entienden como la capa superficial, y precisamente los mejores libretos están construidos sobre la combinación de las dos capas.
Finalmente Sonya Yoncheva tras varios saludos hace un último amago cogiendo de la mano al reparto y el tramoyista le baja el telón en las narices, para su pasmo. Cuando imagino que va a rectificar y volver a subir, nada de nada, "hala, a casita, que tengo el coche mal aparcado". Eso en el MET no pasa, habrá pensado la Yoncheva.



lunes, 7 de febrero de 2022

LA DAMA DE PICAS




 Tarde de gloria en el Liceu. Voy a obviar el deprimente campo de luciérnagas de gente aburrida viendo si tiene algún mensaje, quienes hacen fotos y graban videos como si no hubiera mañana (hasta que ha sido avisada pensé que la mujer que se sentaba en nuestra fila era cuanto menos la orgullosa esposa del tenor por el rato que llevaba grabando, justo antes de enviar el video por whatsapp a todos los primos de Tbilisi). Es momento de bajar los brazos, abandonemos a Wagner, volvamos a encender las luces del teatro y pongámonos a cotorrear durante la representación hasta que graznen un aria potable.

Bueno, esperando a que esta gente descubra que si no les gusta la ópera no tienen por qué ir, comentar que "La dama de picas" de Chaikovski se estrena en 1890, basada como su otro gran referente operístico "Eugene Onegin" en una obra de Pushkin, con quien creo que forma una excelente asociación. No me atraía mucho el primer acto, cosa que no me sucede con la otra ópera que he mencionado que me deslumbró enseguida, pero el libreto de su hermano Modest no hace más que ganar enteros y clímax dramático, permitiéndose incluso el anti-clímax de la obra pastoral como antesala del tétrico encuentro entre la Condesa y Hermann al final del segundo acto.
Muchos cambios de escenario (lapsos de cinco minutos, insoportable espera en los que se reactivaba el campo de luciérnagas) pero una gran aportación de escenario y vestuario de tiempos de Catalina a la tensión dramática y la fantasmagoría Romántica, la seductora fantasía sobrenatural conducida en su segundo reparto por George Oniani e Irina Churilova y dirigida desde el foso por Dmitri Jurowski.

jueves, 30 de diciembre de 2021

RIGOLETTO

 Tarde de gloria en el Liceu.Gloria con la salvedad de haber tenido que aceptar en el abono una tarde entre semana y lo temible que me resultaba eso.Pero finalmente no ha sido para tanto, y eso que me temía lo peor, dada la mala época en la que estamos y las noches en vela oyendo al pequeño toser "El ocaso de los dioses" enterita de madrugada. Y no, no solo milgarosamente he aguantado, sino que se me ha hecho hasta corta (he leído y releído el argumento para cerciorarme de no haberla dormido).

"Rigoletto" es espléndida, sobre la obra teatral "El rey se divierte" de Victor Hugo, con motivos reconocibles del escritor, algo rebajada para sortear los problemas de censura que había tenido en Francia 20 años antes.
Libreto de Francesco Maria Piave, una buena noticia su genio y una buena noticia siempre que no aparezca el pesado de Temistocle Solera, qué decisivos son los libretistas. Obra rápida, de enorme fuerza narrativa y poder dramático. Verdi veía con justicia y fundamento a Shakespeare en ella, en una época en la que estuvo trabajando en "El rey Lear".
El montaje de Monique Wagemakers,estrenado en Amsterdam en 1996, vigente como él solo, potencia muy bien los elementos más tenebrosos gracias al coro, al vestuario de la cinematográfica Sandy Powell, y a un plano que funciona como escenario, cuya inclinación, fragmentación y movimientos se adaptan perfectamente a escena, al contrario que una valquiria del MET de Robert Lepage con un ingenio similar que no servía en lo escénico absolutamente para nada.
En el reparto de esta tarde Saimir Pirgu era el duque de Mantua, reencontrado tras recordarle cantando un Romeo y Julieta bronquítico hace tres o cuatro años, Markus Brück ha sido para mi un inspirado Rigoletto, recogiendo esa esencia hugo shakesperiana de tan fascinante personaje, Aigul Khismatullina ha debutado esta misma tarde en el coliseo como Gilda (con notable entusiasmo), y Liang Li como el asesino Sparafucile y Nino Sirguladze como su exhuberante hermana Maddalena, cebo para incautos según la trama, ha sido la fatalista pareja que detona la "maledizione" de la obra.
Música al servicio de lo que cuenta incluso el más pegadizo fragmento "La donna e mobile", frívolo leitmotiv de un personaje que reaparece más tarde para narrar mejor un momento de verdadero horror. La doble vertiente de una música eterna por un lado más allá de su argumento y por otro el de su magistral uso.



viernes, 10 de diciembre de 2021

ARIADNA AUF NAXOS

 Tarde de gloria en el Liceu. (Y ya tenía tantas ganas de escribir esto).La historia de la pandemia es la historia de las últimas veces y de unas nuevas primeras, y poco me imaginé la tarde de "La clemenza de Tito", en febrero de 2020 que iba a tardar tanto en poder y querer volver.

La obra ha sido una elección muy adecuada."Ariadne auf Naxos", que ya había visto alguna vez en casa. Una ópera dentro de una ópera, la "metaópera".Incluso el personaje de la compositora (normalmente compositor) dirigiendo en escena durante más de una hora a la par que el maestro Josep Pons, al que tenía tantas ganas de volver a ver.
La opera seria vs la opera buffa, la música como la más sagrada de las artes, el poder del dinero y el poder del amor. Como si fuera el semillero de "The band wagon", y no es mofa, porque Max Reinhardt fue el primero en montarla y ya se sabe que los austríacos inventaron Hollywood.
Luego se podrán procesar incluso aceptar las múltiples críticas a las modernidades y licencias de la directora Katie Mitchell. A mi no me molestan porque creo que alguien que abría puertas como Richard Strausss, en unos inicios de siglo de XX tan fascinantes en el que tantas barreras cayeron en tantas artes no podría imaginar de ninguna de las maneras que sus obras se mantuvieran rígidas con el paso de las décadas.
Como pasa con Haendel, con Mozart, con Wagner, el aire se straussiza y viste de hermosura y luz no usada. Qué maravilla es volver, siempre con el íntimo y quizás no posible deseo de no volver a irse.Y sobre todo, ¡que grande es esto!



lunes, 17 de mayo de 2021

L'ORFEO de Claudio Monteverdi

 Desde el 23 de febrero de 2020 no veía ninguna ópera. No tengo ningún motivo claro para ello porque lo podría haber hecho. Viendo que los actuales precios del Liceu son prohibitivos y verla otra vez de verdad está difícil, viendo que algunas normalidades vuelven y que el sábado fue el aniversario del bautizo de Monteverdi, qué mejor que volver con esta pieza que me faltaba por ver de estos maestros, el director de escena Jean Pierre Ponnelle y el director Nikolas Harnoncourt, que grabaron con el ensemble de la Zurich Opera House con las mismas coordenadas estilísticas y escénicas con las que grabaron las tres sesiones memorables de la trilogía superviviente del genio cremonense.

Imponente Philippe Huttenlocher como Orfeo y Werner Groschel como Plutón.




lunes, 24 de febrero de 2020

LA CLEMENZA DE TITO de W.A Mozart


Como soy incapaz de seguir el plan establecido en septiembre para la temporada, el blog vuelve desde hoy a sus orígenes. Publicaciones cuando sea posible y cuando guste, manteniendo solo el post de novelas leídas y películas vistas de principios de mes.

A la crisis de lectura, crisis, que no desaparición, se une que solo estoy viendo óperas en el Liceu, lo cual no deja de ser una hermosa ganancia, haber llegado a valorar así el más genuino de los escenarios. Y eso es lo que traigo hoy.

Tarde de gloria en el Liceu. Sí, otra vez. "A otros le da por el vino", como decía mi padre.

"La clemenza de Tito" fue compuesta aparcando momentáneamente el réquiem y la flauta mágica para la coronación de Leopoldo II de Bohemia, de hecho se estrenó en Praga horas después de la coronación. No sé si por estas circunstancias precipitadas o que realmente se ha escuchado y sentido así, ha sido una ópera poco apreciada hasta fechas recientes, de hecho algún comentario en la página del Liceu era de la misma opinión:que es una ópera menor. Yo como siempre me alegro de carecer un oído tan sutil como para que me gusten menos cosas y desde la primera vez que la escuché me ha encantado.

Había recibido la música de cuarenta compositores, y ya imagino cuando la tomó Mozart los comentarios en las redes sociales "¿otro remake?", "en Bohemia ya no tienen ideas". Irónicamente es la versión 41 la que ha pasado a la Historia, siendo uno de los estertores de la llamada "opera seria".

Dramáticamente a mi las óperas de Mozart que no tienen libreto de Da Ponte me parecen menos magistrales pero musicalmente ir a escuchar cualquier obra suya es una velada maravillosa asegurada, además lo que sí conserva es un componente humanista conmovedor, fue Mozart una de las mejores obras que dio el Siglo de las Luces.

El montaje es una compra del Liceu del concebido por David McVicar para el festival de Aix-en-Provence aunque algún medio consigna que McVicar no ha venido a Barcelona (tampoco sé si es habitual que los autores del montaje viajen a cada teatro en que se representa).

Un montaje ambientado a principios del siglo XIX con una escenografía y un vestuario que hacen pensar inevitablemente en su "Tosca".

Philippe Auguin fue el aplaudido director del foso, y en el segundo reparto, que realmente no es tal porque hay varios fijos, Vannessa Goiloetxea como Vitellia , defendiendo el papel que en otras funciones hace la más célebre Myrtò Papatanasiu, y Dovlet Nurgeldiyev, como Tito, se integraron perfectamente con los fijos Stéphanie D’Oustrac, como Sesto, y Anne-Catherine Gillet, como Servilia.

Lo más horroroso: la guardia pretoriana y sus ridículos ejercicios a medio camino entre la capoeira (otra vez como en "Aida" solo hace tres semanas) y el aire a lo "Tigre y dragón", me preocupa esa tendencia de los montajes del Liceu a que sus figurantes hagan el payaso de esa forma tan grimosa

Acaban el jueves pero vuelven , eso sí, con más cambios en el reparto, con cuatro funciones más en abril.

Por mi parte solo puedo añadir mi primer uso del guardarropa tras casi tres años haciendo el ridículo con el abrigo a cuestas y que diría que vi a Ernest Maragall al marchar pero de eso no estoy nada seguro, que soy muy mal fisonomista, y esta gente suele ir a los estrenos y no a funciones del montón. Tampoco se me ocurre nada irónico e ingenioso para relacionar su presencia con el argumento político de la obra, con lo que la anécdota pierde completamente el poco fuelle que ya tenía.





sábado, 8 de febrero de 2020

AIDA de Giuseppe Verdi

Accidentada tarde de gloria en el coliseo barcelonés. Antes de entrar me sorprende una manifestación por la autodeterminación de Cachemira con un montón de personas de semblante muy serio convencidas de la gravedad de un asunto que algunos ignorantes desconocíamos.
Se representa "Aida", con los decorados de Josep Mestres Cabanes de 1945, protagonistas absolutos de la función y el mismísimo porqué de su programación.. Como con ese ingenio mecánico sobre el que giraba la última tetralogía del MET, yo veo una fuente de inconvenientes:
-Tres intermedios, yo no recordaba tantos a pesar de haberla visto sobre las tablas hace muchísimo y leo por ahí que normalmente no hay tantos. Cómo se ralentiza su aparato dramático, ha sido una tarde larguísima.
-Un montón de gente entrando y saliendo en todo momento de esos bellísimos mamotretos que tanto cuestan de cambiar y un desprecio olímpico por su trío protagonista, que por algún extraño motivo ha cantado durante tres horas arrinconado a la derecha de la escena para desesperación mía y de una simpática pareja vecina de butaca que había venido a no ver nada expresamente desde Valencia. El dúo final lo han cantado directamente en el bar de la esquina (¿dónde estaban?) y creo que independientemente de que no ocupáramos localidades con una visibilidad del 100% lo de hoy ha sido absurdo y no es habitual y quizás no sobre comentarlo con Liceu, ha sido cómico.
-Todo ese montón de gente apegotonada en la parte delantera del escenario que se ha tenido que cambiar el ballet por una especie de ejercicio de capoeira grotesco. Nada que objetar a estos cambios si realmente son libres pero en este caso no ha habido ballet, ballet expansivo y rotundo como marca la partitura, porque simplemente no había espacio.
Consignar también que se ha tosido muchísimo, más de lo normal, he estado por llamar a una ambulancia, que se ha aplaudido en algunos momentos mucho antes de que la música acabara, y no soy puntilloso pero lo de hoy ha sido estúpido, no me molesta un aplauso tres notas antes, aunque no proceda, pero no ha sido el caso, nuevamente tampoco es habitual, y que en un determinado momento la pobre arpista se ha levantado tras terminar su cometido en plena actuación de la orquesta y no podía salir del foso, la puerta se le ha atrancado.Temí que tuviera que volver a su sitio tras sus denodados y buñuelescos intentos por salir del foso pero finalmente ha dado con el juego de muñeca correcto para abrir la puerta.
Lección aprendida, al igual que me pasó con la valquiria neoyorkina del año pasado, cuando me hablen más de la escenografía que de cualquier otra cosa no voy.Es cuando las máquinas y las cosas no dejan trabajar a las personas.



miércoles, 22 de enero de 2020

SANSÓN Y DALILA de Camille Saint-Saëns

Se estrena en Weimar en 1877, traducida al alemán, del libreto de Ferdinand Lemaire, marido de una prima de Saint-Saëns.

El apoyo de Franz Liszt es importante, director musical de la corte de Weimar, pero la obra no se ve en Francia hasta 1890, por resistencia hacia sus temas bíblicos.

Es una ópera bonita de ver y escuchar pero sí que es verdad que el tema la hace dramáticamente un tanto limitada y escasamente emocionante. Un poco en la línea de "Nabucco", que no me gusta mucho o "Attila".

Montaje reciente del Metropolitan con un par de ballets y un impresionante templo de Dagon. Con Roberto Alagna y Elina Garanca.




miércoles, 8 de enero de 2020

EL CABALLERO DE LA ROSA de Richard Strauss

Pues os había dicho que no se podía ser siempre Mozart pero los verdaderamente modernos, los más grandes, solo pueden romper el Arte desde una emocionada deuda de gratitud con el pasado. Inspirada por "Las bodas de Figaro", "El caballero de la rosa" es una exhuberante, deslumbrante y melancólica comedia musical que se estrenó cuatro años antes de la I Guerra Mundial, clausurando un viejo mundo.

El montaje de Robert Carsen para el Metropolitan, con Renée Fleming y Elina Garanca amándose al amanecer en la primera escena es en paralelo otra puñetera obra maestra. Y el final es una de las mayoires preciosidades de la Historia de la Ópera. El trío se cantó en el funeral de Richard Strauss y la despedida final es sobrecogedora.

Seguimos en éxtasis con esta primera figura.


domingo, 22 de diciembre de 2019

SALOMÉ de Richard Strauss

"Con una excusa profesional emprendió Adrián, a lugar relativamente lejano, un viaje que no tenía otro objeto que ir a su encuentro. Estaba anunciado para entonces, mayo de 1906, el estreno en Austria, en la ciudad de Graz y bajo la dirección del propio compositor, de la ópera Salomé, a cuya primera audición mundial, en Dresde, había tenido ya ocasión de asistir en compañía de Kretzschmar. No cuadraba Salomé, obra a la vez revolucionaria y felizmente lograda, con sus concepciones estéticas. Pero le interesaba desde el punto de vista técnico musical y, muy especialmente, como ropaje lírico y sonoro de una obra en prosa [...]Adrián volvió a Leipzig y expresó allí jocosamente su admiración por la ópera que pretendía haber vuelto, y quizás había vuelto, a oír. Creo estar escuchándole todavía cuando hablaba de su autor. «¡Qué tipo, y qué dones extraordinarios! Revolucionario y bien educado, desvergonzado) y conciliador. Novedades y disonancias a manos llenas —y en seguida la discreta vuelta al redil para calmar las aprensiones de los asustadizos y darles a entender que la cosa no era tan grave como temían… Pero el acierto es indiscutible…»."

Así se cita en esa maravillosa Biblia de la Música que es el Doktor Fautus de Thomas Mann a la Salomé de Richard Strauss, cuyo estreno fue una revolución, envuelto entre censuras, presiones, estrenos postergados y más de cincuenta teatros en pocos años representando, con un éxito económico tremendo para Richard Strauss que le permitió comprarse una casa.

En 1905 la ópera entraba en el siglo XX con este bellezón disonante de estructura dramática perfecta con libreto del propio compositor sobre una obra de Oscar Wilde.

Sexo y sangre que provocó el horror que yo he visto y escuchado en representación del Metropolitan con la finlandesa Karita Mattila rompiendo límites en el papel protagonista. Conocida por la danza de los siete velos pero realmente estratosférica en la declaración de amor a la cabeza del Bautista.

Había que dar el gran salto, no se puede ser siempre Mozart, Wagner cogió carrerilla y Strauss voló...

Y si este blog tenía que encontrar tiempo para volver a la ópera había que volver por todo lo alto.




viernes, 8 de noviembre de 2019

MAR I CEL de Albert Guinovart


Cuando empecé esta sección el 15 de septiembre de 2015 llegué a escribir "ópera o musical". El tema ha ido totalmente por la ópera, en un intento de recuperar el proustiano tiempo perdido de mi vieja afición juvenil. Llegué a amenazar con ballets pero ahora que voy a dos títulos mensuales y a pesar de tener un pequeño abono al Liceu no es fácil cubrir el expediente, puedo ir cumpliendo mis viejas amenazas.

¿Por qué mezclo?, pues porque para mi todo viene a ser lo mismo. Soy aficionado a que la música camine de la mano de un argumento y de hecho en el principio no fue la ópera sino el musical. No es el de las follies de los años 30, sino el musical moderno que abrió definitivamente el fuego con West side story donde hasta los argumentos más dramáticos eran susceptibles de ser cantados.

Y en los orígenes no fui inmune a esta gesta autóctona. Basándose en una obra del siglo XIX de Àngel Guimerà, muy Romeo y Julieta, muy West side story en su sentido final, Xavier Bru de Sala como libretista y Albert Guinovart como músico confeccionaron un exitazo rotundo del teatro musical que estuvo muchísimo tiempo en cartel, se ha repuesto e incluso viajó a Madrid.

¿Qué me fascinó?, cómo la música va pegada a la acción, como entiende Guinovart todo ese teatro post-West side story, que por cierto el cine ha ignorado bastante, y trama una bellísima obra musical de escasos hits que puedas cantar a la salida (escasos pero emocionantes) pero poseedora de dos horas de música que te llevan en volandas por su historia.

Nunca pude verla en las tablas pero a la próxima reposición no faltaré, como no faltan vídeos para volver a verla, el impacto ya no es exactamente el mismo que cuando tenías 12-13 años pero te acuerdas de qué arte te enamoraste, de qué sigues enamorado, qué disciplina te llevó a Mozart y Da Ponte, a Wagner, a Puccini, a Verdi, no porque sean cotas más dignas sino porque enriquecieron el viaje.

Carlos Gramaje y Àngels Gonyalons cantan "Per què he plorat?", él le ha relatado cómo perdió a su madre, ella se siente conmovida e inicia el camino de comprensión del otro. A él le pasa más o menos lo mismo. El otro no es como nos lo habían contado.

martes, 22 de octubre de 2019

TURANDOT de Giacomo Puccini

Noche de gloria en el Liceu. Se representa una de mis óperas favoritas, "Turandot" de Giacomo Puccini, con el siempre mal llamado primer reparto para mi sorpresa (los segundos son una fuente de descubrimientos), cambio de reparto dada la suspensión de ayer de la función y la necesaria reestructuración del calendario.
Montaje futurista diseñado por el videoartista Francesc Aleu, colaborador de La Fura dels Baus. Hace 30 años me habría indignado pero ahora, dada la escandalosa facilidad para ver "Turandot" de mil maneras diferentes he disfrutado de la inverosímil propuesta. Vibrante orquesta en manos de un Josep Pons más entregado y aplaudido que nunca y altísimo reparto con el canario Jorge de León, la sueca Irene Theorin (imagen de la temporada) y la maravillosa albanesa Ermonela Jaho (LIU), vestida de electroduende y más menuda de lo que hacía suponer las veces que la había visto en pantalla:la hemos aplaudido muchísimo.
Los secundarios Pang, Ping y Pong tan insoportables como siempre y lo mejor es que por momentos pongo en duda todo lo que siempre he pensado de ella y del espantoso final de Franco Alfano y el papel medular del personaje de Liu, así tendría que haberse llamado la obra en homenaje a esta Barbara Bel Geddes de este singular Vertigo de la lírica.
El montaje narra mucho mejor que de costumbre por qué cambia la princesa y la importancia que tiene para ella el ejemplo de la esclava, incluso lo enfatiza demasiado, cuando la acaricia en la escena final, pero visto como la he visto esta noche no parece un final tan tonto y precipitado. O quizás es la mirada de uno sobre la misma obra lo que cambia. Esas sensaciones encontradas, las de antes y las de ahora, ya que ninguna se desvanece del todo, son las que hacen a esta obra inmortal y a esta noche inolvidable.
Enlace de la representación del martes pasado (un año estará colgado si alguien quiere verlo)


martes, 8 de octubre de 2019

LAS BODAS DE FIGARO de W.A Mozart

De la famosa trilogía de Lorenzo Da Ponte siempre me pareció que "bodas" estaba un poco por debajo de los otros dos hitos, pero claro, eso es mucho pedir que no lo esté, "Cosí fan tutte" me parece sobrenatural (mi debilidad) y "Don Giovanni" es ¿la mejor ópera de todos los tiempos?.

He vuelto a tener la sensación de que los cuatro acto no fluyen tan bien como se dice. Aún así, al igual que en otras ocasiones donde la ópera de Mozart se me ha hecho algo espesa, la música, que es un absoluto milagro la redime y finalmente he acabado conmovido.

Eso por no hablar de lo que gana vista tras "El barbero de Sevilla", de la cual es su segunda parte, y sentir cómo ese amor naciente entre Almaviva y Rosina es ahora un amor herido. La llaman Condesa pero en algún momento la llama por su nombre de pila.

De hecho Mozart la escribió tras el éxito de la versión de Paisiello, aunque ahora conozcamos sobre todo la de Rossini.

Sigo de momento mi ciclo Glyndebourne y la alegría de vivir.

Dirigía Robin Ticciati antes de cumplir los 30 y éste era el reparto de un montaje ambientado en los 70'. Huelga decir que estoy dispuesto a ver muchos más montajes de ésta, la obra que menos me gusta de ese emparejamiento hecho en el cielo Mozart-Da Ponte.

  • Vito Priante | Figaro
  • Lydia Teuscher | Susanna
  • Andrew Shore | Bartolo
  • Ann Murray | Marcellina
  • Isabel Leonard | Cherubino
  • Alan Oke | Don Basilio
  • Audun Iversen | Count Almaviva
  • Sally Matthews | Countess Almaviva
  • Nicholas Folwell | Antonio
  • Colin Judson | Don Curzio


domingo, 22 de septiembre de 2019

DON PASQUALE de Gaetano Donizetti

Libreto en italiano de G. Ruffini y el propio compositor, adaptado del texto de la ópera italiana Ser Marco Antonio, escrito por Angelo Anelli para Ser Marcantonio (1810) de Stefano PavesiDon Pasquale se estrenó en el Teatro de los Italianos de París el 3 de enero de 1843.
Director de orquesta: Enrique Mazzola
Director: Mariame Clément
Don Pasquale: Alessandro Corbelli
Norina: Danielle de Niese
Malatesta: Nikolay Borchev
Ernesto: Alek Shrader
Notario: James Platt
Sirvienta: Anna-Marie Sullivan
London Philharmonic Orchestra
The Glyndebourne Chorus

Glyndebourne es como nuestro Innisfree, no solo porque esté en las Islas sino porque es un dechado de alegría de vivir. Hablábamos hace dos semanas de la mítica "Cosi fan tutte", de la maravillosa respuesta diez años  después de El barbero de Sevilla pero es que ahora he localizado entre medias ésta maravillosa "Don Pasquale", también ya con Coberlli, Danielle De Niese y el radiante Mazzola en el foso. Nuestros particulares Wayne, O'Hare y McLaglen. La ópera lugares y personas así.


domingo, 8 de septiembre de 2019

EL BARBERO DE SEVILLA de Gioachino Rossini

Quinta temporada a dos óperas al mes.

El barbero de Sevilla (título original en italianoIl barbiere di Siviglia) con delicioso libreto italiano de Cesare Sterbini, a la altura de un Da Ponte, precuela precisamente de Las bodas de Figaro de Mozart y su famoso libretista (que aún ha de pasar por este blog), basado en la comedia de Pierre-Augustin de Beaumarchais. El estreno (bajo el título Almaviva, o la precaución inútil) tuvo lugar el 20 de febrero de 1816, en el Teatro Argentina de Roma.

Puesta en escena Annabel Arden. El director de orquesta italiano Enrique Mazzola dirige dedela forma entusiasta la London Philharmonic Orchestra. Danielle de Niese (Rosina), Alessandro Corbelli (Don Bartolo), Taylor Stayton (Conde de Almaviva), Björn Bürger (Figaro), Christophoros Stamboglis (Basilio) y Janis Kelly (Berta).

Revivida el pasado verano por el festival de Glyndebourne, en 2016 se cumplían diez años del montaje de Cosí fan tutte, otra ópera que en principio no guarda relación con la de Rossini pero de la que el festival extrae una jovialidad y una alegría de vivir que diez años después parecen reencarnarse en este montaje maravilloso.

Rossini nunca ha sido una de las debilidades de este blog pero estamos probablemente ante su culmen creativo, la obraza maestra de toda una vida.

Empezamos temporada.

jueves, 15 de agosto de 2019

LUISA MILLER de Giuseppe Verdi

En lugar de abrir temporada con el cierre de Liceu, la cerramos nosotros también con él.

Libreto de Salvadore Cammarano. Estreno absoluto: 08/12/1849, Teatro San Carlo de Nápoles. Estreno en Barcelona: 25/10/1851, Teatre Principal. Estreno en el Liceu: 28/10/1851. Última representación en el Liceu: 07/07/2008. Total de representaciones en el Liceu: 38.

Hace un año viendo en casa a Sondra Radvanovsky cantar "Norma" en el Metropolitan decidí que hoy me personaría en el Liceu para verla cantar esta "Luisa Miller",Verdi primerizo, bien acompañada por otra gran figura actual como Piotr Beczala.Ha dirigido la orquesta Domingo Hindoyan, de la estela de las escuelas venezolanas y a la sazón consorte de la gran estrella de la temporada pasda en Nueva York, Sonya Yoncheva, que también acababa de hacer Luisa Miller y además con Beczala.


Una ópera que en su tercer y último acto resulta especialmente conmovedora, con ecos de Lamermoor, y el montaje lo potencia bien por varios efectos escénicos, los niños, las flores, las proyecciones...Y una tarde de gloria y calurosa ovación a estas figuras, un poco por el  fetichismo de haberlos visto de cerca y también porque ha habido entrega, emoción y nivel, que no todo es un producto publicitario y han sido listos no entrando el primer día en el ya estomagante jueguecito de los bises.Lo dejaron para el último día.

lunes, 1 de julio de 2019

LA VALQUIRIA de Richard Wagner

A falta de completar uno de mis tochos lentos pero seguros empezamos este mes por la ópera y el 15 la lectura.

No había podido borrar el recuerdo del 27 de diciembre del 2014, viendo en mi televisor una representación de "La valquiria" del Metropolitan que causó en mi hondísima y emocionada impresión.

De hecho me había atrevido a volver a ella por no perturbar tan sublime recuerdo, y miedo me daba porque la escenografía del ROH no me llamaba de la misma manera y me temía un enorme chasco.

Miedos infundados. Las cinco horas me pasaron volando pero aquella tarde de octubre en un cine de Sitges entendí verdaderamente qué es pasar volando.

Dirigida por Keith Warner, con orquesta a cargo de Antonio Pappano, John Lundgren imponente como Wotan y una Nina Stemme, wagneriana por excelencia, más allá del bien y del mal.

Y para colmo en primavera repetían en cines desde Nueva York.

Quizás estemos hablando de mi ópera favorita, pluscuamperfecta en su concepción de continuidad del drama musical.

Seis meses después escribí:

Hay que reconocer que los frikismos se pagan caros. La temporada pasada comparé las dos "Tosca" en cartel. Esta temporada ha sido aún peor. Dos "Die walküre" en seis meses, la de Londres y la de Nueva York no son solo un exceso.
Si además comete uno la imprudencia de irse a dormir a las tres de la madrugada la noche anterior.
Si la producción del MET de Nueva York de Robert Lepage gira escénicamente por completo entorno a un ingenio mecánico tan colosal como virtuoso, tan virtuoso como insuficiente para dar calor a muchas de las escenas. Eso sí, se pasan los intermedios hablando de cómo funciona.
Si Christine Goerke no es Nina Stemme (yo retrocedo seis meses, otros retroceden a la Flagstad).
Si Greer Grimsley es muy escaso actor para un papel tan inmenso como el de Wotan.
Si mi adorada Eva Maria Westbroek va in crescendo desde lo poco hasta su éxtasis del acto III sabiendo que está embarazada de Siegfried.
Son demasiadas circunstancias que explican lo cuesta arriba que se me ha hecho hoy y el suspiro en que se pasó hace seis meses desde el Royal Opera House.