jueves, 17 de septiembre de 2015

LOS OTROS

11 de septiembre de 2001

Cine Club Tourneur

Tan contradictorio y apasionado como siempre, comento esta extraña 
y desconcertante película, más conocida por las cansinas peripecia 
erótico-sentimentales de sus responsables, pero que aún imperfecta, es la 
más redonda y equilibrada de Alejandro Amenábar.

Con la sinceridad que me caracteriza, tengo la inmensa cara dura 
de empezar diciendo que me aburrí bastante durante casi toda la proyección. 
Sobresale un look pluscuamperfecto, vestuario, maquillaje, fotografía en 
color (luces y sombras tan poderosas como el mejor blanco y negro), 
decoración etc, más una Nicole Kidman tan guapa como inquietante

Decepciona porque ofrece un sopor de academia (James Ivory en 
horas muy bajas haciendo terror) y unas pizcas del miedo más barato, 
simplón, vulgar y despreciable- no tiene sentido eludir con sentido crítico 
la sangre y los higadillos para ofrecer esto, muchísimo más vacuo todavía. 
Y es que no va uno al cine a que le quiten el hipo.

La mayor parte de la película está aquejada de una alarmante falta 
de recursos para inquietar, hace lo peor que puede hacer una película de su 
género, dejarse en manos de la paciente espera de la resolución del 
misterio: la salvación es que Amenábar no decepciona en absoluto en esa 
resolución.

Después de pasmar con algunas escenas de un melodramatismo que, 
aparentemente, no viene a cuento, colmo de la desesperación, empieza a 
marcar un crescendo firme, más sólido y decidido que desemboca en un final 
sorprendente, lleno de una inteligencia y una poesía bastante perturbadoras.

Recordar la magnífica “El sexto sentido” que usaba una sorpresa 
final pero con evidentes y radicales diferencias de procedimiento con “Los 
otros”. En la de Bruce Willis se nos conducía por un camino bello, 
imaginativo y estimulante hacia un final gratuito, innecesario y efectista. 
Amenábar lo hace al revés, un camino árido y pedregoso lleva a un final 
hermosísimo y emotivo que cambia por completo y verdaderamente el concepto 
de la película.

“Los otros” hace con su género algo parecido a lo que por ejemplo 
hacen “Shrek” o “Sin perdón” con los suyos, demostrar que todo puede volver 
a mirarse desde otro punto de vista, derribar convencionalismos que ni 
sirven ni convencen. Además ese desenlace es claro, nítido, directo, sin 
rodeos, cosa rara y apreciable acordándose de “Tesis” y “Abre los ojos”.

Todas las sensaciones buscadas llegan con efecto retardado, el 
mejor temblor se va apoderando de uno al acabar la película. Los matices, 
la riqueza y el lirismo crecen como setas en progresión geométrica. Pasadas 
las horas, con lo que sabemos, el recuerdo de la película queda traspasado 
por una intensa y aguda sensación de melancolía. La metamorfosis es 
inesperada, puro ilusionismo:ahora es una de las películas de terror con 
calado metafórico más potente. Invita a pensar sobre la naturaleza del 
miedo, sobre los vínculos que compartimos con los “amenazantes” (se me 
ocurren hasta lecturas sociales, pero no es lugar ni momento). Bien pensado 
“Los otros” es un hallazgo como título, muy,muy acertado, definitorio.


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