11 de septiembre de 2001
Cine Club Tourneur
Tan contradictorio y apasionado como siempre, comento esta extraña
y desconcertante película, más conocida por las cansinas peripecia
erótico-sentimentales de sus responsables, pero que aún imperfecta, es la
más redonda y equilibrada de Alejandro Amenábar.
Con la sinceridad que me caracteriza, tengo la inmensa cara dura
de empezar diciendo que me aburrí bastante durante casi toda la proyección.
Sobresale un look pluscuamperfecto, vestuario, maquillaje, fotografía en
color (luces y sombras tan poderosas como el mejor blanco y negro),
decoración etc, más una Nicole Kidman tan guapa como inquietante
Decepciona porque ofrece un sopor de academia (James Ivory en
horas muy bajas haciendo terror) y unas pizcas del miedo más barato,
simplón, vulgar y despreciable- no tiene sentido eludir con sentido crítico
la sangre y los higadillos para ofrecer esto, muchísimo más vacuo todavía.
Y es que no va uno al cine a que le quiten el hipo.
La mayor parte de la película está aquejada de una alarmante falta
de recursos para inquietar, hace lo peor que puede hacer una película de su
género, dejarse en manos de la paciente espera de la resolución del
misterio: la salvación es que Amenábar no decepciona en absoluto en esa
resolución.
Después de pasmar con algunas escenas de un melodramatismo que,
aparentemente, no viene a cuento, colmo de la desesperación, empieza a
marcar un crescendo firme, más sólido y decidido que desemboca en un final
sorprendente, lleno de una inteligencia y una poesía bastante perturbadoras.
Recordar la magnífica El sexto sentido que usaba una sorpresa
final pero con evidentes y radicales diferencias de procedimiento con Los
otros. En la de Bruce Willis se nos conducía por un camino bello,
imaginativo y estimulante hacia un final gratuito, innecesario y efectista.
Amenábar lo hace al revés, un camino árido y pedregoso lleva a un final
hermosísimo y emotivo que cambia por completo y verdaderamente el concepto
de la película.
Los otros hace con su género algo parecido a lo que por ejemplo
hacen Shrek o Sin perdón con los suyos, demostrar que todo puede volver
a mirarse desde otro punto de vista, derribar convencionalismos que ni
sirven ni convencen. Además ese desenlace es claro, nítido, directo, sin
rodeos, cosa rara y apreciable acordándose de Tesis y Abre los ojos.
Todas las sensaciones buscadas llegan con efecto retardado, el
mejor temblor se va apoderando de uno al acabar la película. Los matices,
la riqueza y el lirismo crecen como setas en progresión geométrica. Pasadas
las horas, con lo que sabemos, el recuerdo de la película queda traspasado
por una intensa y aguda sensación de melancolía. La metamorfosis es
inesperada, puro ilusionismo:ahora es una de las películas de terror con
calado metafórico más potente. Invita a pensar sobre la naturaleza del
miedo, sobre los vínculos que compartimos con los amenazantes (se me
ocurren hasta lecturas sociales, pero no es lugar ni momento). Bien pensado
Los otros es un hallazgo como título, muy,muy acertado, definitorio.
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