sábado, 22 de noviembre de 2014

DOS DÍAS, UNA NOCHE

Si "El niño de la bicicleta" destacaba por su exposición de una mirada y una ética limpia sobre el desfavorecido, la siguiente películas de los hermanos Dardenne no ofrece un camino tan despejado de respuestas tan claras. En aquel caso la claridad era admirable, en éste las preguntas abiertas también lo son a su manera.

No espere el lector un juicio concluyente sobre la película, su mayor y más espléndido mérito es que da que pensar y provoca sensaciones, reflexiones y emociones contradictorias.

Por un lado ofrece un camino de de actitudes dignas, empáticas y solidarias, de confianza en el futuro, en el esfuerzo y en la constancia.

Por un lado pone el foco en preguntar quiénes somos nosotros, los que estamos bajo la bota "de ellos", qué pensamos, qué sentimos, qué nos mueve, cómo actuamos, es necesario que nos lo preguntemos, que no todo descanse en denunciar los abusos.

Por un lado "ellos"  no se escapan de la crítica, sus necesidades empresariales acuciantes sobre las que descansan vidas enteras pueden cambiar en un segundo y pueden gravitar sobre un sinfín de decisiones y coyunturas de una caprichosa crueldad.

Por un lado el capitalismo ha jugado tanto a confrontar a la clase obrera con ella misma que ver una vez más ese espectáculo puede parecer un exceso y una legitimación de que se diriman demasiadas cosas en esa confrontación.

"Dos días, una noche" deja en el aire más preguntas qué respuestas, y ésa es su virtud más emocionante, ésa y la interpretación divertidísima de Marion Cotillard, en plan "mira qué camiseta de mercadillo me he puesto, ¿a que parezco una obrera de verdad?", "mira cómo hago la cama de los niños ¿se hará así?". Imposible no quererla.













1 comentario:

  1. A mí me recordó a una amiga que cada vez que le dan una semana por los eres esos le salen varias calvas en la cabeza a la vez -como pelotas de golf- y es super borde con todo el mundo porque se cree que es la única que tiene problemas. Eso es lo bueno del contrapunto final con la escenita de "has cambiado tu voto? guay. Eh....me acabo de comer un tarro de pastis."

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