"Esta tormenta" es la segunda parte del segundo cuarteto de Los Ángeles, segundo es un decir, segundo en ser redactado porque cronológicamente es el primero, cubre los años de la II Guerra Mundial, mientras que el primero cubre toda la posguerra hasta 1958 y su trilogía americana nos lleva hasta 1972.
Ellroy ha sido comparado con Tolstoi en su retrato de lo individual para invocar a un tiempo colectivo, tiene mucho de la comedia humana de Balzac en cómo se entrecruzan los personajes de novela a novela y en esta segunda obra su locura narrativa nos lleva casi a los confines de un Pynchon.
Si "Perfidia" poseía una enloquecedora sintaxis de frases telegramáticas, la habitual narrativa torrencial en hechos y personajes se desparrama aquí también en frases más largas y en un desfile de personajes y situaciones que rondan la decena y la veintena de seres humanos por página.
Seres inventados y reales se entrecruzan en la Los Ángeles post Pearl Harbour en una trama de violencia y sexo que trasciende el género negro, y esta vez trascender no tiene intención de minusvalorar el género sino que el mosaico y la narrativa es de tal magnitud que no puede circunscribirse a la pertenencia a un género. De hecho siempre fue así y a cada título se reafirma más hasta la más insana convicción.
Yo creo que pasados los años esta novela se va a estudiar en las universidades, que a duras penas hay hoy empeños de esta envergadura, de esta arquitectura tan fastuosa y fascinante, de esta lírica demoledora.
Como en las más grandes de la Historia de la Literatura, si usted se pierde por momentos, si se agota, si se pregunta si tal o cuál no estaban muertos, una frase determinada, un momentazo, un disparo léxico o sintáctico le van a descerrajar el corazón y la cabeza.
Cada noche antes de dormir rezaremos el verso de Auden susurrando "Esta tormenta, esta catástrofe devastadora"
Quedan dos más. Sentaditos a esperar. No hay nada mejor que hacer.
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