No había visto nunca esta encantadora película de Jack Arnold. No sé si me divierte más el monstruo y sus garras o los modelitos para jugar al tenis que se gasta la investigadora amazónica Julie Adams. Es una película inverosímil y absurda pero coherente consigo misma dentro de su cándido dislate. De todas maneras quería cederle la palabra (aunque sea de rebote involuntario) a Miguel Ángel Martín Maestro, uno de los aficionados al cine más entrañables e inteligentes que existen en este Innisfree cinéfilo que es internet cuando se elige bien. El representante de la ley al que yo llevaría si me dieran un programa como el de Garci. El artículo publicado en la estupenda Revista Rambla desde la perspectiva nostálgica, en mi opinión la más significativa y adecuada posible para el disfrute de la película. Y con el rollo de linkear el artículo me ahorro repetir lo mismo, aunque yo no haya vivido esa niñez con peli de Arnold, y cuelgo para decorar algunas fotos a puro capricho y sin desvelar lo mejor y lo más fetichista de esta joya de la nostalgia.
Con esta película tengo yo una historia muy curiosa. Cuando el festival de cine de Gijón era Festival Internacional de cine Infantil y Juvenil, programaron esta película con doblaje paralelo. Es decir tu veias y escuchabas la película, y tenias unos auriculares donde iban narrando, o traduciendo lo que iban diciendo (un poco al estilo Ruso). El caso es que el "sistema" funciono cinco minutos, y luego hubo una pausa, y se reinició toda ella en V Orginal. De esto hace ya unos añitos.
ResponderEliminarSaludos
Anda, como en los festivales de primera línea ¿no?. Creo que también funcionan así. De todas maneras en este caso no es muy urgente entender lo que dicen.
ResponderEliminarSaludos!