Tuvo que ser a principios de este siglo cuando cada miércoles por la noche se apagaban las luces del café Antiquari en la parte alta de Tarragona y veíamos una película de la colección de Andrés de Andrés. "El cantar de los cantares", "Los paraguas de Cherburgo", que ya había descubierto recientemente, "Luz de gas" de Cukor o la película que ahora nos ocupa "Teorema".
En filmin hay colgada una copia "remasterizada" que se ve con enorme placer, en la línea de un título hermano como "El desierto rojo", que puede disfrutarse hoy en día en similares condiciones. Aunque uno se pregunta si semejante maravilla plástica tiene alguna cosa que ver con lo que se estrenó en su día.
"Teorema" se ha hecho mucho más famosa por su argumento de sobras conocido (un angelical Terence Stamp poniendo patas arriba a una familia burguesa, literal y metafóricamente), que por la memoria que uno guarda de haberla visto. Hoy en día, tirando del hilo del Antonioni citado y entrando en el territorio Pasolini resulta una de las películas fundacionales de esa modernidad europea simbólica y política. Tiene tal fuerza y calado estético y conceptual que le produce a uno un cierto sonrojo haber relacionado con ella de forma tan epidérmica un título como "Misericordia".
Pasolini concibió al mismo tiempo una novela, que seguramente nos regale y complete muchas de las claves de esta obra superlativa tan relacionada con esa radiografía de los equilibrios de poder presente en su obra, pensé en "Saló" sin ir más lejos.

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