martes, 30 de diciembre de 2025

CRÓNICA DE UN AMOR EFÍMERO

 Como siempre hay un poco de susceptibilidad con eso, cuento el final, que aunque a mi me parezca obvio y se ve venir por infinidad de motivos, por si alguien no quiere leer acerca de "Crónica de un amor efímero".

No sé si esto a a ir cayendo a medida que retroceda en su filmografía pero sigue mi pequeña luna de miel con el cine de Emmanuel Mouret. ¡Qué tío!, y me lo estaba perdiendo. Nada de auteur, lo cual yo no creo que sea ni bueno ni malo pero balancea un poco el cine actual y le da parte del pastel a un necesario cine comercial y de narrativa accesible de calidad.
Te mete en treinta segundos en sus películas, escribe acompañado (algo que siempre me ha parecido muy recomendable, alguien que te diga que lo te se ha ocurrido no es tan genial y proponga otra cosa). Escriben con una chispa, un tino y una musicalidad divinas, dirige al reparto como nadie y encuadra de manera trabajada y sin rutina para que claves tu mirada en lo que pasa y cómo pasa, en cómo y por qué los personajes se van moviendo por el cuadro de los distintos pìsos como se mueven, sus películas no solo se manejan el plano de los diálogos, ¡hay que verlas!. Hay hasta un par zooms hacia la espalda de ella que explican mejor el quebrar de esa pareja que todo lo que se dicen.
"Crónica de un amor efímero" (2022) me ha encantado, no sé si más o menos que "Tres amigas", son muy distintas y espléndidas ambas. Te cuenta un eterno de la existencia que ya sabes cómo va a acabar pero te conduce hasta ahí de forma absolutamente vibrante y emocionante. Ese par que van de guais y pretenden que lo suyo va a ser diferente, lejos de las pulsiones y neuras habituales del amor en Occidente. Y casi lo consiguen aunque (pero) no era del todo verdad lo que pretendían y lo que decían sentir. Aún así, a pesar de su demoledor epílogo, cuando crees que ya no queda trigo por moler (por no recurrir siempre a lo del pescado por vender) tampoco te quiere transmitir que han cometido un trágico error y no hay dudas sobre la belleza de lo vivido.
Mención aparte merecen Vincent Macaigne, que hace un poco lo de siempre la verdad, aunque lo haga muy bien y pegue muchísimo con lo que quiere contar, y Sandrine Kiberlain. Ella es muy divertida y muy inteligente y encaja demasiado bien lo chapas que es él, lo chapas que somos muchos de nosotros en el fondo. A uno le parece que el Cine a veces juega a eso, a plantear relaciones un tanto irreales e ideales que nos hagan sonreir y conmovernos pero aquí Mouret y su guionista en esta ocasión Pierre Giraud van introduciendo muy bien la fisura y la inestabilidad con enorme honestidad y precisión.



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