Donde "pasaban y pasan cosas que pertenecen al mundo de los sueños. El mundo más hipócrita que existe". Significa una alegría tremenda empezar este curso o esta temporada comentando esta película.
Manoel de Oliveira escribió y dirigió esta adaptación de una novela de Agustina Bessa-Luís en un estado de inspiración para el que no hay palabras. "El valle de Abraham" pertenece a otra división, a un grupo de obras maestras que están por encima de su propio medio, por encima del cine. Películas perfectas desde que empiezan hasta que acaban, en este caso partiendo de un relato clásico, una suerte de novela-río, especie de espejo burlón de "Madame Bovary".
Desde el sosiego de su tono, el ensamblaje de todas las escenas de las tres horas y media de película es perfecto, virtuoso, delicado, maestro. La película va fluyendo entre sucesos, diálogos, momentos contemplativos de una colosal y sublime belleza. Avances significativos en el paso del tiempo y en la progresión o involución psicológica de los personajes. Nada parece accesorio ni gratuito, nada sobra ni nada falta.
Es muy difícil que una voz en off omnipresente me parezca, ya no insoportable, sino por lo menos tolerable. La voz de Mário Barroso le otorga una cadencia a la película, una riqueza de ideas, que la hace sin duda uno de los off más imprescindibles de la historia del cine. Qué dos lenguas más cinematográficas, muy en particular a mi gusto, el portugués y el sueco, cómo forman parte inseparable del mismo montaje visual de la película. Qué imposibles son las películas de Oliveira o Bergman dobladas (más todavía de lo imposible que son todas)
Al final produce la enorme emoción de haber contemplado un pedazo de vida, muchos años auténticos y verdaderamente vividos y sentidos, adornados sutil y elegantemente. Una espléndida elegancia en la que tienen mucho que ver las presencias de Leonor Silveira (uno de los films monumento a una actriz, que forman un género en si mismo) y Luis Miguel Cintra. Una de las más arrebatadoras y subyugantes películas que ha dado el cine. Una de las mejores películas imaginables. Qué suerte la nuestra haber sido partícipes o cómplices, gozosos o afligidos, de las dichas y desdichas de Ema Cardeano Paiva.
"Nada de esto es importante, pero nadie imita mejor que yo una bella vida".
Pues no he visto esta peli de Oliveira porque aun siendo de las más celebradas tengo que admitir que soy muy reticente a ponerme con películas que superan las tres horas de duración, pero creo que me pondré con ella.
ResponderEliminarIgor
Entiendo perfectamente lo de las tres horas, a mi se me acumulan en casa películas que superan los 140 minutos, suponen un amplio porcentaje de lo que tengo pendiente de ver.
ResponderEliminarCreo, Erik, que la última película de Manoel de Oliveira que he visionado es "El convento". O algo así. Bueno, yo es que hace años que dejé de interesarme por el “cine de arte y ensayo”, dedicándome desde entonces a gozar plenamente del cine de siempre y para siempre. Que hay mucho por descubrir todavía, dicho sea de paso. No importa la cantidad de películas que cada uno haya visionado ya.
ResponderEliminarCreo, asimismo, que habría que empezar a distinguir, en serio y con rigor, entre “cine europeo” y “cine hecho en Europa”. La perspectiva abierta tras esta revelación es muy valiosa, a mi entender, claro está.
Salucines
Habría que considerar también qué es realmente "cine de arte y ensayo", porque "El valle de Abraham" por ejemplo cuenta una historia muy clásica, no como los clásicos, claro, pero no es en absoluto una película arriesgada por mucho que particularmente me parezca bellísima.
ResponderEliminarEn todo caso me parece perfecto que cada cual tome sus opciones, pues no parece lógico que el cine como pasatiempos sea un ejercicio de masoquismo personal.
Saludos!
Yo tampoco entiendo qué significa lo de cine de arte y ensayo, ni qué significa cine de autor. Claire Denis es arte y ensayo, autor, europeo?. No son tanto Straub como Hawks autores?
ResponderEliminarIgor
En todo caso habría que considerar que existe un cine más experimental y rupturista, más arriesgado, incluso más difícil de ver para la educación visual de la que partimos la mayoría. Pero, al contrario de lo se piensa, no todos los directores totemizados por la crítica más rigurosa y circunspecta practican ese cine o no lo practican en todas las películas que hacen. Lo cual no quiere decir tampoco que practiquen un cine clásico perfectamente estructurado y pulido en tres actos con sus personajes, su definición psicológica y su conflicto a resolver, donde se busca una economía estricta del tipo una escena-un hecho que hace avanzar la acción:pero sí se trata muchas veces de un cine muy accesible y disfrutable.
ResponderEliminarPero lo dicho, cuando no existen obligaciones académicas o profesionales, cada cual busca el cine que le satisface. Es la ventaja que tenemos los que no tenemos un prestigio que mantener en el mundo de la crítica :-))))
¡Uf! Aquí también te he llamado "Erik", Isak. La recurrencia ya suena a contumacia. En fin, perdona de nuevo mi lapsus y ya te contaré lo que me ha dicho al respecto mi "mad doctor"...
ResponderEliminarLo de "cine de arte y ensayo" tiene mucho de impostura y de impostación. Por un lado, se trata de hacer "ensayo" o sea "experimentación", "pruebas", con las películas, a costa de la paciencia y del dinero del público (del dinero del espectador y también del contribuyente, si se hace con cine subvencionado).
Por otro lado, en el cine de "arte y ensayo" (o como lo denominen hoy) es típico impostar la voz y dárselas de "importante", autoproclamarse "artista"- "autor" - "creador", de "ponerse estupendo", de hacer, en fin, obras de tesis y "comprometidas" (casi siempre en la misma línea ideologógica).
Lo has dicho bien, Isak, se trata, a fin de cuentas, de un invento/producto de algunos críticos cinematográficos para darse prestigio y crear de paso una corriente de influencia y opinión.
Salucines
Pero ese cine es muy necesario, al margen de que nos interese o no, como fue necesario que existiesen unos impresionistas, y luego unas vanguardias y no se pintara por los siglos de los siglos igual que Da Vinci, o fue necesario que Proust o Joyce no siguieran escribiendo como Cervantes.
ResponderEliminarTe autoproclamas autor en cuanto a que haces evidente tu punto de vista sobre las formas y sobre los hechos, pero esa revolución no es mala ni es muy diferente a la habida en otras artes. Dependerá de si tu punto de vista consigue interesar o no tienes nada interesante que decir.
Como no es malo hacer una obra de tesis si la tesis no empieza o acaba en si misma. Por eso no consideramos que el valor de algunas obras de Loach o Godard sea el mismo.
Y aclaro nuevamente que no me parece el caso de "El valle de Abraham", que sigue una estructura de novela del siglo XIX.
Esas rupturas no viven aisladas, influyen positivamente en que el "arte oficial" no viva estanco en las mismas formas de siempre. Un ejemplo muy claro es la generación del Hollywood de los 70, que bebe de las fuentes del cine europeo de los 50 y 60, dice Coppola por ejemplo haber encontrado el mapa del tesoro de los padrinos "en las películas de Antonioni".
También podemos encontrar enormes imposturas, claro, la más sangrante son las salas españolas de versión original, que programan día sí y día también películas convencionaloides en versión original haciéndolas pasar ante su público por cine de calidad.
Pero repito que una cierta ruptura o experimentación en el cine me parecen imprescindibles para que este arte no muera, y que si el cine se refugia para siempre en el clasicismo acabaremos viendo siempre las tres o cuatro películas de estructura rígida e inamovible que le gustan a Carlos Boyero. Algo que puede hacer cada uno en la intimidad de su dvd o de su entrada comprada, pero que para el futuro del cine sería nefasto.
Saludos!
Bien, parece que va definiéndose un poco el centro del debate: la marcha del arte en términos de ruptura o de evolución. Todo un clásico de la teoría del arte. Aunque, de pronto, me temo que acaba de introducirse otro concepto extraño “arte oficial”. ¿Qué significa, Isak, “arte oficial”?
ResponderEliminarNo es razonable comparar a los impresionistas con los “vanguardistas”. Tampoco lo es plantear la cuestión en base a: “si no aceptas a Warhol, nos quedamos en Velázquez”. No toda revolución exige la guillotina. La revolución burguesa en EEUU no fue sangrienta; en Francia, sí. La alternativa no es: o Antiguo Régimen o Terror; o inmovilismo o totum revolutum; o clasicismo puro o todo vale.
El problema, en cuanto a desarrollo del arte, está en el sentido “contracultural” del movimiento artístico, el cual no aspiraría a innovar lo ya existente, sino a negar el pasado, a matar al Padre, ¿a ir contra la “cultura oficial”? Nadie más innovador en la historia del cine que Orson Welles o Víctor Erice, por ejemplo. Nadie más clásico que ellos mismos. ¿Quién es “clásico”? : aquel que se mueve en un ámbito artístico que no aspira a destruir, sino a mejorar, respetando en todo momento los fundamentos y la tradición del objeto a transformar.
Desde el momento en que triunfa la creencia de que todo lo que está en un museo es arte o todo lo que se proyecta en una pantalla es cine, el arte y el cine han fenecido. La cosa es así de clara y así de radical. Y me temo, Isak, que algo de eso está pasando hoy. O ha pasado ya.
Salucines
Pero por concretar,por ejemplo, ¿el cine de Bresson lo consideráis de arte y ensayo?
ResponderEliminarIgor, no lo sé, hace poco vi "El dinero" y me pareció tan entretenida como "Con la muerte en los talones". Yo es que la pasaría en las multisalas del barrio, de verdad.
ResponderEliminarFernando, tienes mucha razón en lo dices. Pero permíteme puntualizarte dos cosas. No hay "revolución" tan respetuosa y devota del padre que la de nouvelle vague. Y por otra parte, no tengo paciencia ni ganas para el Kiarostami de "Five" o de "Shirin", ni para James Benning o similares, pero me alegro que formen parte de esto. En el cine caben todos, otra cosa distinta es que quepan en el salón de mi casa. Al menos de momento.
Rossellini y Antonioni no destruyen lo que había pero sugieren que lo que había puede ser de otra manera, o debería ser de otra manera porque el mundo y las personas que lo habitan ha cambiado.
Y pensar que todo esto venía de Oliveira, jaja...
Saludos
Tampoco se trata, Igor, de ponerse a hacer un inventario o test de quién es/quién no es... La importancia del asunto reside en entender las categorías en discusión. Con todo, en referencia a tu duda sobre Robert Bresson, sólo cabe recordar que, si no recuerdo mal, él mismo reconocía no hacer “cine” sino “cinematógrafo”, o algo así. Justamente, la voluntad de fracturar la tradición (la historia del cine) y hacer otra cosa a la que me refería en el comentario anterior.
ResponderEliminarIsak: sintetizo mi postura con el siguiente ejemplo. Distingamos, en breve, el cine de Jean Renoir y el de Jacques Becker. Dos cineastas coetáneos que llegaron a tratarse bastante. He dedicado un post en mi blog a Renoir, a propósito de la reedición de sus memorias. Pues bien, Renoir hace cine con “voluntad de autor”. Becker, no. He aquí los resultados: el cine de Renoir es acartonado, moroso y antiguo. El de Becker fresco, ágil y emocionante. Al menos, así lo veo yo, que tampoco deseo tener la razón en todo.
Salucines
Las categorías son sólo eso, categorías, pueden ayudar a ordenar mentalmente el mundo, pero de hecho no lo ordenan.
ResponderEliminarFlaco favor se hace a Bresson, o flaco favor se lo hace él mismo, si se toma lo que escribió por religión. El cine de Bresson, que es ruptura (o vuelta a la pureza del origen), está mucho más vivo que su texto.
Otro tanto podría decirse de Renoir, su cine popular está más vivo y cercano a la gente sencilla de lo que él escribe, o de lo que nos connota lo que él escribe. Yo no prefiero a Jacques Becker.
En cambio el pobre Andrei Tarkovski escribe y filma con pretensiones sencillas y los amantes de la criptografía se han adueñado de su maravillosa obra.
La pretensión no acredita o desacredita al autor, sino el efecto que causa en nosotros.
Que tampoco pretendo tener razón ni convencer, la conversación está valiendo más la pena por lo que se descubre de las opiniones del otro, que por el vano e imposible intento de llegar a una conclusión.
Saludos
Fernando, claro que no sé trata de hacer un inventario!
ResponderEliminarPero pongo el ejemplo de Bresson porque a mí me parece indispensable, es más, no creo que a nadie que de verdad le guste el cine pueda no gustarla, al menos en parte, Bresson, y sin duda entraría en el bloque de "arte y ensayo", a eso m erefería inicialemnbte con lo de que no sé qué es arte y ensayo. Claro que entiendo a lo que te refieres.
Sólo que me parece que la barrera de lo que es acartonado, académico, pretencioso o aburrido la situamos en partes muy distintas. ¿Renoir acartonado? Eso sí que me deja pasmado.
¿Conoces por ejemplo "La bestia humana"? ¿No será que te molesta su ideología, sobre todo en cierta etapa?.
Igor.
Pero yo me lío, ¿no habíamos dicho que la definición del arte y ensayo era imprecisa?, ¿por qué está tan claro que entra Bresson?.
ResponderEliminarA mi me parece Bresson uno de los cineastas más geniales, pero no me gusta la influencia que ha tenido. Bresson es para mucha crítica la medida de todas las cosas. Me hubiera gustado que acabara sus "notas" escribiendo algo así como "estos son mis principios estéticos, si no les gustan tengo otros".
Leyendo a Fernando sobre Renoir en su blog tengo la sensación de que critica más sus ideas sobre el arte que sus películas.¿No te gustan, Fernando?, ¿salvarías alguna?.
Saludos
Pues entra Bresson porque es un tipo de cine que cualquiera que utilice la terminología "arte y ensayo" tomaría por tal. Digamos que si Bresson no es arte y ensayo, entonces nada lo es.
ResponderEliminarSí, supongo que es incluso obvio, Igor. Aunque siempre me da mucha pena que la etiqueta echa a patadas a cierto tipo de público .Muchas películas de Ingmar Bergman fascinarían a más personas de las que ellas mismas creen. Bresson tiene su punto, Antonioni...bueno, quizás no...quizás no lo tenga, quizás esté citando a unos directores que nunca van a ser degustados por demasiado público, pero como a mi me entusiasman me da pena que sean patrimonio de pocos.
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