En este mismo blog, el amigo de He visto la peli nos recomendó "Le brasier ardent" (1923), película insólita y sorprendente que diría que anticipa el torrente de creatividad de mundos como el de Pynchon o David Lynch. Qué ganas de soñar y de inventar. Puede que también sea cierto como dicen en otros lugares que su segunda parte relaja un poco esa intensidad y que se inclina por un sentimentalismo menos excitante pero no por ello deja de ser un pequeño gran hito.
La dirigió, interpretó y escribió el actor Ivan Mosjoukine, que me había parecido un actorazo y una presencia avasalladora y chulísima en "El difunto Matías Pascual" de Marcel L'Herbier. Y así rescaté esta recomendación de la cartera en este inabarcable mundo de mil flancos que es la fustigadora cinefilia.
Esa es la sensación exacta: una torrente imparable de creatividad y de ganas de ir adelante con todo. Tiene otra película como director que no he logrado encontrar (tampoco es que lo haya buscado con exhaustividad; como tú dices, la cinefilia es extensa y agotadora)
ResponderEliminar