miércoles, 20 de julio de 2022

VIVIMOS HOY




Cosas mías pero no me parece ni la mitad de interesante ver esta película de Howard Hawks, que puede no gustar o no ser de las mejores, sin sentir el latido de su intrahistoria. Imaginar cómo al inicio de 1932 la editorial de "Santuario" se declara en quiebra y cómo Faulkner, que no recibe ni la mitad del dinero que esperaba, se ve obligado a ir a California auspiciado por MGM. Allí se dedica a hacer tratamientos de guion, empezando por una película de Wallace Beery que dirigiría John Ford, y al poco tiempo conoce a un tal Howard Hawks, que siempre había hablado maravillas del escritor, desde "La paga de los soldados", con el que planea adaptar un cuento de Faulkner publicado en el Saturday Evening Post que en castellano se llama "Viraje". MGM obliga a inventar el personaje de Joan Crawford y a partir de ahí surge esta película, muy relacionada con el amor de Hawks por la aviación y los combates aéreos, que codirige con Richard Rosson, que hace las escenas navales. Un melodrama irregular, denso por esas escenas de combate para mi larguísimas y que entorpecen el ritmo (de lo que a mi me interesa, claro), pero elegante y emotivo creo que gracias al concurso poco apreciado y menos publicitado de Robert Young y Franchot Tone que tienen papeles con más sustancia que el de Gary Cooper. 

Será porque me gusta más la Historia del Cine que el propio Cine, pero me ha encantado conocerla. La suerte de Faulkner volvía a cambiar con la publicación de "Luz de agosto" y la venta de derechos de "Santuario" y volvería California de manera intermitente, en una colaboración con Hollywood menos tormentosa que la de Scott Fitzgerald. Y ahora que me van quedando menos novelas suyas, que no se me olvide que tengo que ir con los cuentos.

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