Quince minutos finales emocionantes que eclipsan (muy injustamente) una gran película. Hong Sang-soo divide esta vez en cuatro partes el trabajo. El primero y más extenso, desde un presente adulto (o todo lo adulto que se puede ser en una peli de Hong), es el más desconcertante, es difícil saber hacia donde se dirige una película, como siempre con una maravillosa composición de la imagen. El segundo fragmento narra el impetuoso inicio de un amor juvenil. El tercero por el contrario es crepúsculo puro. Y el cuarto, descentrándose del sempiterno punto de vista masculino es un regalo absolutamente conmovedor. Hacía tiempo que no veía algo así.
Gran película, delo que mas me ha gustado de él últimamente, aunque la verdad es que me gustan todas!
ResponderEliminarsaludos