Día de Navidad de 1907. La reunión familiar de la familia Ekdahl entorno a la mesa siempre me ha parecido el paradigma de la Navidad en el cine. Aunque haya sido la excelente película de Frank Capra la que se haya llevado los honores (y algún día habrá que hacerle justicia aquí), creo que fue Ingmar Bergman el que consiguió filmar una Navidad más espectacularmente creíble y cercana, o al menos cercana a lo que a mí siempre me ha parecido que era la Navidad.
Ese hermoso contraste entre la calle helada con ese fluir de las aguas y el interior colorista y cálido de la casa, la alegría, las canciones, la generosa mesa. La primera hora de "Fanny y Alexander" es pura Navidad, con una vitalidad y una emoción desprovista de un ápice de sentimentalismo. ¿Qué Navidad la puede superar en el cine?.
El resto de la película juega también magistralmente al contraste. Entre el amor y la muerte. Entre el color y la calidez que se transforman en una terrorífica frialdad, aún así de cegadora belleza, en lo que siempre me pareció un curioso remake de "La noche del cazador", aunque Bergman simplemente opusiera el adorado mundo del teatro con sus recuerdos de niñez. Pero qué personaje el del pastor y qué bien están los niños, y qué película, iniciática, oscilante entre el pesimismo del peso de los fantasmas y el rutilante amor por la vida que estuvo presente en tantas películas de Ingmar Bergman, pasto de tantos tópicos, director hipnótico, autor de películas tan apasionantes y emocionantes como ésta, que por primera vez he visto en su versión largometraje tras dos visionados de la serie televisiva, el camino inverso a lo que suele ser habitual con sus dobles versiones.
FELIZ NAVIDAD A QUIENES LEEN Y PARTICIPAN EN EL BLOG:
QUE TENGAN UNAS FIESTAS DIGNAS DE LA BELLEZA Y LA ALEGRÍA DE "FANNY Y ALEXANDER"
Es una de las que próximamente veré, estoy queriendo disfrutar de alguna de Bergman desde hace tiempo ya que no veo obra suya por buen lapso temporal; ésta la tenía pensada de tiempo pero ya está en mi lista de pendientes. No me imagino a Bergman superando a Capra realmente, creo que éste es mucho más emotivo y el otro es más racional pero quien sabe, ya me lo dirá la película. Feliz navidad. Saludos.
ResponderEliminarBergman y Capra son incomparables de tan colosos cada uno en su territorio, aunque para mí la Navidad siempre ha sido la mesa de "Fanny y Alexander" y esa cálida tarde de color, gastronomía y canciones mientras fuera hace un frío de mil demonios. Feliz Navidad.
ResponderEliminarSólo al ver las capturas me doy cuenta de algo que ya me avisaron. La edición de Cameo es pésima, voy a ver si en las próximas Navidades me pido la de criterion y tiro ésta a la basura. Se me acumulan las entradas en el blog de las que revisar capturas, ains.
ResponderEliminarHombre, alegría, lo que se dice alegría...¡con Bergman!Es grande pero no alegre. Feliz navidad
ResponderEliminarAy,pues a mí esos actores y magos que son los Ekdahl sí que me parecen alegres, yo me quedaría a vivir con ellos, y su alegría triunfa ante la oscuridad del pastor Vergerus, que es el personaje que más miedo me da en el cine. Triunfa la alegría, no totalmente, como demuestra ese momento que pone los pelos de punta con la mano del pastor sobre el hombro de Alexander, qué miedo me dio la primera vez que lo vi, no pude dormir.
ResponderEliminarYo creo que Bergman considera que no nos podemos librar de la oscuridad y de los traumas de la mente humana, pero mientras tanto están los placeres del teatro, de la comida y de la carne y no es la primera película en la que eso aparece.¡Feliz Navidad!
De acuerdo contigo, Sergio. La larga secuencia de la fiesta familiar en "Fanny y Alexander" es no sólo de lo mejor que ha rodado Bergman. Es, además, una perfecta ilustración y encarnación del espíritu de la Navidad.
ResponderEliminarSalucines