La famosa crítica a "Kapo" de Rivette creó una conciencia y un corpus crítico muy férreo alrededor de la representación del horror en el cine. Hasta tal punto que hoy en día casi todo lo que se sale del devorador omnipresente Lanzmann se considera prácticamente una obscenidad. Todo se mira con lupa y mil pruebas del algodón, no se tolera nada y hasta si al propio Lanzamann le da por traicionarse a si mismo utilizando imágenes de archivo se mira un poco por encima del hombre.
Rithy Panh ha dedicado su vida y su filmografía al genocidio de los jemeres rojos, del que fue víctima. Su última película, nominación al Oscar incluída, puede ser discutida del derecho y del revés en su representación del horror, en debates muy poco interesantes porque ya hay establecido un cánon y una biblia de entrada.
A mí sus muñequitos de madera me parecen pavorosos y una poderosa evocación de la tragedia. No sé si estoy en lo cierto o no según el dogma que impera en cada estación, aunque hay asuntos que me preocupan más. En un siglo y en un país como el nuestro, sectarios en todas las direcciones, en el que aún quedan comunistas o en general personas de izquierda que son capaces de ver "L'image manquante" como el retrato de una "venganza de las víctimas del orden de cosas anterior", sólo te queda la sensación de que aún con sus debilidades, quizás una cierta deriva hacia la convencionalidad dramática que no evita ese planteamiento visual alternativo, hay que seguir haciendo películas así que nos pongan los pelos de punta, nos molesten, nos horroricen y mantengan viva la memoria de episodios tan vergonzantes y monstruosos como éste. Venga de quien venga ese horror, aunque a veces algunos sean tan demenciales como para sentirse "aludidos" porque el horror viene de los del mismo color que tu bandera política. Como si eso importara algo a la hora de asquearse, de simplemente vomitar. Y eso que Panh tiene incluso la grandeza de hablar de "la situación anterior". Y le sobran motivos humanos para no hacerlo.
Así como existe lo "políticamente correcto", impera en el "mundo de la cultura" lo "cinematográficamente correcto", summa dogmática que aquel que no siga con disciplina está condenado a ser atacado sin piedad o simplemente ignorado, excluido. Semejante unanimidad —algunas dirán "hegemonía"— a mí me resulta opresiva, estomagante, aburrida. Pero, es lo que hay. Y no es cosa nueva...
ResponderEliminarCon todo, Sergio, aprecio mucho el valor de tu testimonio. Por lo demás, y por supuesto, intentaré ver en cuanto antes esta película.
Salucines
Interesante, sí. Hace años yo, modestamente, me sentí influido por el famoso artículo que citas sobre "Kapo" de Pontecorvo. Y, sin embargo, no sé cómo decirlo, el artículo no consiguió que la película no me gustase. Es como la niña de "La lista de Schindler" que Spielberg colorea para que nos dé más pena. Es una distorsión, claro. Pero eso no logra que "La lista de Schindler" me deje de parecer una gran película. La prueba del algodón es intentar explicar estas cosas a personas menos aficionadas. Hace unos años mi madre, que era profesora de instituto, para ilustrar algún tema (nazismo o campos de concentración o totalitarismos, etc.), les puso a los alumnos "Kapo". A mi madre, no cinéfila, la película le parecía muy conseguida: dramática, intensa, entretenida, pedagógica. A sus alumnos, al parecer también les gustó. Yo le expuse lo de la "cosa moral" del plano famoso que critica Rivette, pero fíjate, ni yo mismo me creía "verdaderamente" lo que le estaba diciendo. Y ella, después de mi breve explicación, me vino a decir: "bueno, vale, pero eso es un mérito, ¿no?" Como partiendo de la premisa de que el cine, en tanto que arte, ficción, ilusión y show, ya es en sí mismo una manipulación de la realidad con el fin de crear emociones.
ResponderEliminarPor otro lado, también interesante lo que comentas de la respuesta de los espectadores según su ideología. Lo que dices, de pasada, sobre comunistas españolas a mí me parece digno de subrayarse. ¿Cómo puede seguir habiendo comunistas, ni siquiera en España? En fin, modestamente le recomendaría a cualquiera que se leyeran "Vida o destino" o "El imperio" (Kapucinsky) o "El cero y el infinito" (Koestler) o "1984" o "La gran mascarada" (Revel) o "Pasado imperfecto" (Judt). Etcétera. En fin, es que es algo demencial.
Saludos:
Luis S.
Muy interesante tu historia, Luis. Schindler, más allá de que guste o no particularmente, se ha convertido en el paradigma de lo intolerable, como Lanzmann se ha convertido en el paradigma de lo deseable (aunque ni si quiera le gustase, por ejemplo, a Godard). Se ha esquematizado todo tanto que no dan ganas a veces de hablar de nada. Porque se obvia algo que siempre he pensado y en lo que te doy la razón, Bresson y George Lucas manipulan la realidad para crear emociones. Y malo, malo los que no manipulan nada de nada, qué arte es ése.
ResponderEliminarEl problema no es que haya o deje de haber comunistas, porque yo puedo opinar como quiera sobre cómo organizar una sociedad. El problema es que sea imposible que yo lleve una bandera roja y al mismo tiempo no escriba hirientes sandeces como la que reproduzco, leída por internet. El sectarismo es pavoroso. Yo mismo estoy orientado ideológicamente hacia la izquierda pero aún estoy capacitado para sentir asco ante la violencia y el totalitarismo venga de quien venga.
Fernando, no sé si te gustará o no la película, pero ahí está y habla de lo que habla. Muchas veces no coincidimos, pero se agradece y se aprecia tu independencia de criterio, máxime cuando uno está cada vez más aburrido de los caprichos de lo cinematográficamente correcto.
Saludos a los dos
Sergio
Godard criticó el hecho de que Lanzmann en "Shoah" no mostrara imágenes del holocausto, pero no creo que le pareciese o le parezca mal su cine. Eso era central para él, lo que nunca hubiese obviado y era precisamente el centro de lo que Lanzmann cosntruyó entonces y ha venido armando después.
ResponderEliminarTambién conviene ver a Karl Ritter y a Fritz Hippler para escuchar a la "otra parte" y de paso corroborar algo que se puede suponer: que tenían talento visual y fuerza narrativa por muy abominable que fuese su ideología o bajos sus escrúpulos.
Y en general el cine de la etapa nazi tiene bastante buena pinta, aunque personalmente confieso que "El triunfo de la voluntad" me parece profundamente aburrida.
ResponderEliminarRiefenstahl es de lo menos valioso de esa época para mi gusto
ResponderEliminarPerdón que consulte por este medio pero no encuentro otra forma de contactarme: Jesús, has cerrado tu blog o soy yo que no entiendo del tema blogs? Porque hace tiempo que no me permite ingresar a tu sitio. Un saludo.
ResponderEliminarC, puedes enviarme un correo electrónico a la dirección de mi perfil y procuraré orientarte sobre el tema.
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