Aunque las grandes verdades de su cine siempre serán buscadas en cintas como "Delitos y faltas", en la década de los 90 Allen rueda dos de los más grandes y profundos divertimentos de la historia del cine:"Misterioso asesinato en Manhattan" y "Todos dicen I love you".
Algunos las adoramos en su estreno y desde su estreno, y creo que otros erraron el tiro hablando de lo mal que bailaban o cantaban en la segunda o de lo que copiaba a Hitchcock la primera.
"Todos dicen I love you" está escrita basándose en las familias liberales del cine new deal de los años 30, inmersas en la neurosis neoyorkina del cine de Allen y salpicadas con el musical de aquella década, cuyas canciones interrumpen la acción o si no lo hacen son completamente intercambiables.
Cuánto se echa de menos en su cine presencias tan formidables como las de Alan Alda o una Goldie Hawn completamente chispeante.
Es un prodigio de escritura, no se puede ser más entretenido, no se puede ser más divertido, ligero, elegante y al mismo tiempo lo que menos se le perdona al cine con aspiraciones de ser respetado, no se puede ser más vitalista ni entender mejor quiénes somos ni para qué estamos aquí.
Claro que cantan y bailan mal, como lo hacemos nosotros con esas canciones que son patrimonio de todos, como lo hacemos todos moviéndonos con torpe alegría en los días de fiesta o cuando estamos enamorados.
"Todos dicen I love you" habla del amor, de las estaciones del año, de los ritos, de la familia, del humor, de nosotros, de París, de Venecia y de los lugares y de las personas amadas. Emociona y no parece que esté destinada a hacerlo. No está llena de verdad ni pretende decir ninguna verdad, sólo algunos podemos certificar que todo en ella es verdad. Por suerte.
Que tengan todos ustedes una Feliz Navidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario