"Macbeth" (1948). Welles se lanzó a un éxito seguro apostando por
Shakespeare, lo que mejor sabía hacer. Producida por un estudio pequeño,
la Republic, rodada en tres semanas por 700.000 dólares, la película es
más un pequeño clásico de la serie de B con todos los honores que una
de las mejores adaptaciones de la obra, en la que también Polanski
impuso su nervio propio al verso. El imponente e incontestable
magisterio de "Campanadas a medianoche" aún había de llegar.
Imagino que mis queridos colegas de estas tierras no estarán muy de
acuerdo conmigo, si digo que "Othello" de Orson Welles me ha gustado y me ha parecido
mucho más disfrutable que ese "Macbeth" que comentaba el otro día,
imbuido de fibra visual Welles, pero con un Shakespeare tan esquivo y resultante denso y una lady casi desaparecida en combate. Aquí la fibra Welles no
es tan abigarrada y opresiva, la libertad y la inspiración es mucha
y la tragedia resulta mucho más emocionante y cercana.
Palma de Oro
conseguida bajo el pabellón de Marruecos, sensacional película y paso
adelante en la vibrante madurez del cineasta y del hombre culto, que sí,
que ya nacería suficientemente maduro con Ciudadano Kane si se quiere,
pero qué cineasta tiene algún interés si no va aparejada una historia de
crecimiento como artista.
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