Noche de gloria en el Liceu. Se representa una de mis óperas favoritas, "Turandot" de Giacomo Puccini, con el siempre mal llamado primer reparto para mi sorpresa (los segundos son una fuente de descubrimientos), cambio de reparto dada la suspensión de ayer de la función y la necesaria reestructuración del calendario.
Montaje futurista diseñado por el videoartista Francesc Aleu, colaborador de La Fura dels Baus. Hace 30 años me habría indignado pero ahora, dada la escandalosa facilidad para ver "Turandot" de mil maneras diferentes he disfrutado de la inverosímil propuesta. Vibrante orquesta en manos de un Josep Pons más entregado y aplaudido que nunca y altísimo reparto con el canario Jorge de León, la sueca Irene Theorin (imagen de la temporada) y la maravillosa albanesa Ermonela Jaho (LIU), vestida de electroduende y más menuda de lo que hacía suponer las veces que la había visto en pantalla:la hemos aplaudido muchísimo.
Los secundarios Pang, Ping y Pong tan insoportables como siempre y lo mejor es que por momentos pongo en duda todo lo que siempre he pensado de ella y del espantoso final de Franco Alfano y el papel medular del personaje de Liu, así tendría que haberse llamado la obra en homenaje a esta Barbara Bel Geddes de este singular Vertigo de la lírica.
El montaje narra mucho mejor que de costumbre por qué cambia la princesa y la importancia que tiene para ella el ejemplo de la esclava, incluso lo enfatiza demasiado, cuando la acaricia en la escena final, pero visto como la he visto esta noche no parece un final tan tonto y precipitado. O quizás es la mirada de uno sobre la misma obra lo que cambia. Esas sensaciones encontradas, las de antes y las de ahora, ya que ninguna se desvanece del todo, son las que hacen a esta obra inmortal y a esta noche inolvidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario