Durante el día de ayer me persiguió insistentemente una imagen, la de Al Pacino pensativo en el plano final de "El padrino II" (Francis Ford Coppola, 1974) y de rebote me dio por pensar insistentemente en esa estructura de planos temporales alternos que guardan relación pero no son estrictamente uno consecuencia inmediata de otro.
Me fui a dormir en el intermission, a las dos horas y seis minutos y he visto esta mañana el resto, volviendo a ver el asesinato de Fanucci. (¡Por Dios!, que chinchen los que aseguran que no debemos celebrar el Halloween porque en Estados Unidos no celebran procesiones)
No teman, o sí, pero lo de hoy no va de "obra maestra blablabla", "Francis Ford Coppola blablabla", tampoco creo que vaya a decir nada increíblemente sagaz que me haga merecer que se exclame "cráneo pirvilegiado" como hacen en esa "Luces de bohemia", que toda una generación llevamos grabada a fuego y que ha hecho que nos pongamos estupendos bastante a menudo.
Lo que me ronda ahora es que esa estructura no la recuerdo en ninguna otra película y seguramente tampoco suele estar en nuestra manera de recordar en la vida. Los humanos del siglo XXI echamos la vista atrás siguiendo el modelo ególatra de "Fresas salvajes" y "Ocho y medio". Sería bonito saber cómo recuerda un humano que no ha conocido el Cine, los humanos anteriores a Proust, si este invento ha cambiado de alguna manera nuestra manera de percibir la realidad, o si solo somos los enfermos de esto los que hemos distorsionado la percepción natural de la realidad en favor de estos modismos inventados por genios locos.
Ayer me contemplaba a mi mismo y de repente la mente se me fue a la historia de mis padres, no a la vivida directamente por mi sino a todas aquellas cosas que debieron suceder en sus vidas en un plano alterno y anterior a cualquier cosa que haya sucedido en la mía. Y de ahí a "El padrino II". se te va un poco la cabeza y ya comprometes 200 minutos de tu vida.
Y con eso en mente, además de otros dos cientos millones de cosas que podrían dar lugar a dos cientos millones de posts, contemplaba mucho con inmenso cariño esas transiciones entre los planos temporales, a veces expresadas en bellísimos fundidos que colocan a Michael y a Vito en el mismo plano, transiciones que ahora mismo no soy capaz de localizar pero que todos recordaréis más o menos.
Creo que si el Cine es el Arte del tiempo, Coppola inventó una manera más de habitar un tiempo, desde la cariñosa y cercana vigilancia de otro tiempo, que se infiltra de forma delicada y discreta que hace de ángel de la guarda pero no lo puede todo ante cambios inapelables. De ahí el precioso diálogo de Michael con su madre (no se puede perder a la familia). O ese momento vibrante antes del intermedio cuando Vito se dirige hacia su bebé Michael, que le agarra vigorosamente su mano.

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