lunes, 17 de noviembre de 2025

EL PADRINO II

 Durante el día de ayer me persiguió insistentemente una imagen, la de Al Pacino pensativo en el plano final de "El padrino II" (Francis Ford Coppola, 1974) y de rebote me dio por pensar insistentemente en esa estructura de planos temporales alternos que guardan relación pero no son estrictamente uno consecuencia inmediata de otro.

Por la noche vi la película, otra vez, que no veía desde el 12 de diciembre de 2009 en el cine Aquitania de la avenida de Sarrià, antigua Filmoteca, en sesión soble con la primera parte. Una de esas fechas que recuerdo, busco y me repito a mi mismo cada cierto tiempo.
Me fui a dormir en el intermission, a las dos horas y seis minutos y he visto esta mañana el resto, volviendo a ver el asesinato de Fanucci. (¡Por Dios!, que chinchen los que aseguran que no debemos celebrar el Halloween porque en Estados Unidos no celebran procesiones)
No teman, o sí, pero lo de hoy no va de "obra maestra blablabla", "Francis Ford Coppola blablabla", tampoco creo que vaya a decir nada increíblemente sagaz que me haga merecer que se exclame "cráneo pirvilegiado" como hacen en esa "Luces de bohemia", que toda una generación llevamos grabada a fuego y que ha hecho que nos pongamos estupendos bastante a menudo.
Lo que me ronda ahora es que esa estructura no la recuerdo en ninguna otra película y seguramente tampoco suele estar en nuestra manera de recordar en la vida. Los humanos del siglo XXI echamos la vista atrás siguiendo el modelo ególatra de "Fresas salvajes" y "Ocho y medio". Sería bonito saber cómo recuerda un humano que no ha conocido el Cine, los humanos anteriores a Proust, si este invento ha cambiado de alguna manera nuestra manera de percibir la realidad, o si solo somos los enfermos de esto los que hemos distorsionado la percepción natural de la realidad en favor de estos modismos inventados por genios locos.
Ayer me contemplaba a mi mismo y de repente la mente se me fue a la historia de mis padres, no a la vivida directamente por mi sino a todas aquellas cosas que debieron suceder en sus vidas en un plano alterno y anterior a cualquier cosa que haya sucedido en la mía. Y de ahí a "El padrino II". se te va un poco la cabeza y ya comprometes 200 minutos de tu vida.
Y con eso en mente, además de otros dos cientos millones de cosas que podrían dar lugar a dos cientos millones de posts, contemplaba mucho con inmenso cariño esas transiciones entre los planos temporales, a veces expresadas en bellísimos fundidos que colocan a Michael y a Vito en el mismo plano, transiciones que ahora mismo no soy capaz de localizar pero que todos recordaréis más o menos.
Creo que si el Cine es el Arte del tiempo, Coppola inventó una manera más de habitar un tiempo, desde la cariñosa y cercana vigilancia de otro tiempo, que se infiltra de forma delicada y discreta que hace de ángel de la guarda pero no lo puede todo ante cambios inapelables. De ahí el precioso diálogo de Michael con su madre (no se puede perder a la familia). O ese momento vibrante antes del intermedio cuando Vito se dirige hacia su bebé Michael, que le agarra vigorosamente su mano.



No hay comentarios:

Publicar un comentario