martes, 16 de diciembre de 2014

LOLITA



Me apena mucho haber leído un prólogo distanciador y un magnífico epílogo explicativo de esta excelente novela de Vladimir Nabokov.

"Lolita" reabre un debate que más de medio siglo después de su publicación sigue abierto, el de los límites del arte y el de su responsabilidad moral.

A mi juicio lo más discutible de "Lolita" es lo mejor. Nabokov acierta con una absoluta precisión en el punto de vista narrativo. La novela la cuenta su protagonista, un hombre obsesionado con las "nínfulas" y en particular con la Dolores Haze del título de la obra.

No hay una sola frase que defienda o exculpe al protagonista, no hay una sola frase que lo condene. El estilo tampoco es frío. El punto de vista asume completamente la obsesión sexual, pero nunca parece que la asuma el autor.

Es una novela totalmente explícita, hasta llegar a lo desagradable en no pocos momentos (las versiones cinematográficas parecen escritas por monjas). Pero como bien dice el prólogo es de un explícito completamente funcional. De no haber sido así parecería que la obsesión de Humbert Humbert es un etéreo cuelgue idealizador de la pureza de la infancia. Y no, está obsesionado con el sexo. No es inocencia, es sexo lo que busca en las nínfulas.

"Lolita" no condena al protagonista porque nosotros somos mayorcitos y ya lo condenamos sin necesidad de que nos lo dicten (o podrá haber quien no lo haga porque considere que ése no es su trabajo). Me parece una novela con un estilazo poético de enorme altura, en consonancia con su estudiado y elegido punto de vista. Entre lo turbio, lo cursi y lo retorcidamente inclasificable. Tiene nervio propio.

En el mejor de los mundos posibles, donde la infancia esté como debe estar férreamente protegida, donde la objetualización sexual sea evitada y las mujeres convivan en igualdad absoluta de derechos y status ciudadano. En la mayor de las libertades y justicias, debería seguir existiendo espacio para un ejercicio de literatura como "Lolita", y es el ejercicio literario el que debería admirarse o denostarse. Que las artes, que tanto nos han ayudado a vivir sigan siempre libres. Pena que se tuviese que explicar tanto. No lo merecía esta obra escrita mientras cazaba mariposas con su mujer, este excelso y sabio escritor cuya mayor pena fue renunciar a la riqueza de su lengua materna.

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