La tercera película que veo de Christian Petzold tiene una prodigiosa y muy lograda mezcla de elementos de las otras dos que había visto, "Yella" y "Barbara" (que era la primera que se estrenaba en España y de la que no encuentro ni recuerdo haber escrito nada, tampoco recuerdo un especial impacto).
Pero ahora que lo pienso hablar de mezcla puede dar lugar a confusiones, porque no hablamos de una tosca argamasa, sino de una disolución de ambos elementos grácil y pluscuamperfecta.
Por un lado la cinefilia que le hacía reconstruir "El carnaval de las almas" para hablar primorosamente del siglo XXI, por un lado la reconstrucción del pasado y de sus heridas abiertas.
"Phoenix", digámoslo a bocajarro, es un melodrama que reconstruye "Vertigo" para hablar del Holocausto, de las heridas abiertas en la sociedad alemana, de las traiciones, las mentiras y los futuros sin esperanza.
Las tan discutidas motivaciones del personaje de Nina Hoss tienen una implacable lógica en este universo melohitchcockiano, y Petzold sólo comete el absurdo error de hacer que la protagonista lo explique cuando ya lo habíamos entendido perfectamente.
Y su mayor virtud es ésa, reconstrucción cinéfila e histórica es todo una, Menudo malabarismo tan bien ejecutado y culminado en esta gran película.
Y desde "Yella" qué placer es contemplar y comparar en el tiempo el magnífico paso del mismo en la magnífica Nina Hoss.
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