viernes, 22 de enero de 2016

HABLE CON ELLA

El domingo 17 de marzo del año 2002 vi a Pedro Almodóvar llegar a la cima. Asistes complacido a una ascensión así aún sabiendo sin amargura que nunca volverá a ese pico. Sabes o quieres que siempre lo merodee y camine por meandros elevados y la mar de estimulantes, pero todo ejercicio de una profesión y de un arte tiene una sola cima y para mí siempre será "Hable con ella".

"Hable con ella" significa la comprensión total y absoluta del arte del melodrama. La destrucción de todo psicologismo en favor del material follestinesco, a veces profundamente vulgar pero total y absolutamente sublimado por la elegancia de la puesta en escena.

Todos los espectadores que caemos rendidos ante "Hable con ella" comprendemos perfectamente que no pretende enternecernos ante los actos de sus personajes, que no reniega de su monstruosidad, pero que si no juzga no es por ninguna especie de neutralidad o posicionamiento vital, sino porque se está moviendo en un terreno de escritura que lo acerca más a un film fantástico que a un film social.

El sustrato que deja el film, desde el virtuosismo de su guión infinitamente poliédrico, tiene que ver con la amistad, la comunicación, la ternura y el amor por el amor, por la vida y por el arte (los personajes de Almodóvar siempre con sus novelas en las mesillas, con sus entradas para espectáculos, el arte, ese mecanismo siempre salvador...).

Uno sale las infinitas veces que ha visto "Hable con ella", no sólo conmocionado, sino con ganas de vivir, de amar y de ser.

Escribo no sólo para escritoras despistadas, escribo sabiendo que bastaría sólo esta película, pródiga en recursos y en composición de imágenes y secuencias para escuelas de cine, pródiga en filmación ritual del cuerpo, para justificar que la foto de Almodóvar salga en la cabecera del programa del American Film Institute entre las de otras de sus leyendas. Oscar al mejor guión y nominación al mejor director. Una de las obras maestras del melodrama y de la historia del cine.

Alberto Iglesias ponía sus acordes a la altura de Bernard Herrmann o Nino Rota en comunión con Hitchcock y Fellini y otros enviaban a "Los lunes al sol", no distinguiendo con claridad entre cine y episodios de serie de televisión para Tele5.




5 comentarios:

  1. Hable con ella es sin duda la obra maestra de Almodóvar, y no deja de ser apasionante la regresión posterior de su cine, con el retorno del fantasma omnipotente de la madre (Volver) o esa visión tan siniestra de la heterosexualidad de La piel que habite, o esa estupenda y fallida confesión de la impotencia del artista que es Los abrazos rotos.

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  2. Totalmente de acuerdo. Su mejor película. Pero pensaba que era una opinión muy minoritaria. Y Volver, también excelente. Es el hijo no declarado (o declarado, no he leído entrevistas suyas ni nada) de Douglas Sirk, ¿no creeis?

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  3. Puede que siga siendo una opinión minoritaria. Nieto de Sirk e hijo de Fassbinder podríamos decir.En menuda encrucijada tiene su carrera tras la pésima elección de rodar "Los amantes pasajeros" tras esa regresión interesantísima que comenta abbas, y que será analizada en el futuro como las carreras de los clásicos en los años 60.

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  4. Las comparaciones con Sirk, Fassbinder, etc. pueden ser odiosas, salvo que los tomemos como hitos de referencia (declarados o no). Recuerdo que un amigo comparaba a Almodóvar con Atom Egoyam: los dos empezaron con un cine muy particular (muy diferente uno del otro, claro) y luego volvieron sus mentes posmodernas hacia el viejo género del melodrama y consiguieron realizar, dentro del mismo, películas para todos los públicos.

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  5. Sí, es que yo creo que se trata de eso, de hitos de referencia que ayudan a explicar a sus continuadores. No tanto de si el hito ha sido igualado. Ahora en las digitales emiten un ciclo David Fincher con una película suya precedida de un clásico. "The game" no es "Con la muerte en los talones", pero es una asociación que creo que sitúa muy bien qué es
    "The game".

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