El film de Stillman puede verse como un vaso medio lleno o medio vacío.
Medio vacío nos entregaría una película que ha recibido valoraciones infladísimas (lo cual en estricto sentido tampoco es culpa suya). Un film de época de poderío contenido e interés limitado.
Atendiendo a lo que cuenta, sobre una brevísima novela epistolar de Jane Austen que ya hemos reseñado por aquí, es cuando surgen las que uno intuye grandes virtudes. No trasciende el cine de "tacitas" pero para ser cine de "tacitas", que me suele costar horrores y me siento muy ajeno a él, ésta me resulta de lo más soportable.
A destacar la suave y agradable luz de toda la película, fotografiada por Richard Van Oosterhout y la magnífica interpretación de Kate Beckinsale, que ya tenía experiencia con Austen al hacer una Emma televisiva, una actriz de 43 años a la que se le ofrece uno de los muchísimos personajes arrolladores de esa edad que seguramente existen a poco que se busquen, ya sin ni si quiera tener que escribirlos-inventarlos, lo que ayudaría a que las niñas de 20 años y/o Meryl Streep no monopolizaran el imaginario del cine actual.
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