- Que papá no mencionase jamás los términos "clásico", "película antigua", "película de papá" ni nada que pudiese sugerir ceremonia iniciática en un arte exclusivista.
- Que las películas fueron vistas antes y después de otras películas comunes al resto de niños.
- Que pidiera la tercera parte o por lo menos que la "vayan a hacer", como si fuera parte de un presente cinematográfico. A los 5 años no entiendes qué significa 1935 ni le pones palabras a "blanco y negro".
- Lo que más me ha gustado es sencillamente que le gustasen y constatar que esencialmente le emocionaban o le atrapaban las mismas escenas que a mi (el adulto).
Empiezo a pensar que en este terreno de la transmisión todo es más sencillo y natural de lo que parece. Ojalá. Con los años ya matizaré esa opinión. Aunque de lo que se trata no es de construir otro cinéfilo, otro melómano sino de transmitir las ansias por descubrir, conocer, disfrutar...
¡FELIZ NAVIDAD!
Qué bonito suena lo que compartes y como lo haces
ResponderEliminarNá, pura baba autocomplaciente.De verdad, espero que no necesariamente se convierta en cinéfilo ni en melómano, me de bastante igual,pero sí que se mueva buscando lo que demonios sea que le apasione. Gracias en todo caso, camarada.
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