La primera vez que vi "El sueño eterno" (Howard Hawks, 1946) ya me perdí inmediatamente en su imposible trama. Aún así estaba entusiasmado y eso me enseñó vagamente qué debía ser aquello de la mirada, el estilo o la puesta en escena que no tenía nada ver con que te interesase lo que te estaban contando. La habré visto millones de veces más y me sigo perdiendo muy rápidamente (entre nosotros porque no me interesa nada).
Creo que la película no tiene nada que ver con eso que llaman cine negro y está más cerca de la comedia, del cine fantástico y que no está tan lejos de haber podido ser protagonizada por Cary Grant y Katharine Hepburn, de la misma manera que "El enigma de otro mundo" no da ningún miedo y se parece a "Hatari!". "El sueño eterno" también es la historia de cómo empieza una pareja, en el mundo de surrealistas sueños insensatos, donde el amor y la muerte acechan en cada esquina, en el único mundo en el que puede empezar una pareja.
Es tan absurda como "Su juego favorito", y como en ella, la manera de mirar y de moverse de sus personajes, la libertad y la emoción de una cámara que se mueve, dulce y discreta, como solo podría moverse en los sueños, su coreografía y no su argumento la convierten en una de las obras maestras de su autor y una de las películas de mi vida.
No sé si conoces el precioso texto de Miguel Marías sobre esta película irrepetible: https://archivomiguelmarias.wordpress.com/2015/01/28/to-have-and-have-not-howard-hawks-1944/
ResponderEliminar¡No lo conocía!, no sé qué me pasa que "Tener y no tener", siempre se me hace un poco plomo pero me encantan estas críticas capaces de analizar más allá de lo evidente y de ver que en mucho otro cine se habla de las mismas cosas de las que hablaban Bergman y Antonioni, de otra manera pero también se habla.
ResponderEliminarEs que "Tener y no tener" no es una película corriente. Lo que narra lo despecha en dos secuencias, sin embargo cuenta muchísimas cosas, pero "no narrativas". Es, para mí, la expresión de un personaje, sus múltiples facetas, su forma de entender la amistad, el amor, el desprecio, el odio, el orgullo, tejiéndole una red de relaciones donde todo eso se puede manifestar. No solo con el personaje de Bacall, sino con el de Brennan. Con ambos se consigue algo que parece magia, que brote, sin que parezca que haya designio alguno, una verdad. Cierto es que las escenas de Bogart y Bacall tienen un plus extraordinario para el voyeur que es el espectador de cine, pues no es difícil ver que cuando se miran, se hablan o se mueven el uno hacia el otro, el personaje queda relegado en el retruécano del diálogo
ResponderEliminarSí, sí, si tenéis "razón" desde luego pero no sé, jo, es que no entro ahí, no sé muy bien por qué. Otro clásico consensuadísimo que me parece impenetrable es "Caravana de paz" de John Ford, yo estas cosas intento decirlas con el justo equilibrio entre la sinceridad conmigo mismo y el respeto hacia la obra, je.
ResponderEliminarPues ahora me doy cuenta que acabo de confundir El sueño eterno con Tener y no tener. Entenderé que a partir de ahora se me bloqueen los comentarios en el blog.
ResponderEliminarCon lo que me has hecho decir de Tener y no tener ya me bloquearán a mi jeje...
ResponderEliminarCreo que todos los aficionados tenemos unas cuantas películas "canónicas" que no nos gustan tanto como manda la mayoría. Al menos tú te atreves a decirlo
ResponderEliminarNo me juego nada, de haber vivido yo qué sé en el París de los 60...en los tiempos que corren es si digo que me gusta "Tener y no tener" cuando me mirarían raro, "¿el qué?, ¿cuál?". Por cierto, la crítica de Marías está muy bien, insisto, buena confusión la tuya.
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