martes, 14 de julio de 2015

UN SOPLO AL CORAZÓN+HERIDA

Una de Louis Malle, un director absolutamente maravilloso de potentísima vigencia que invita a descubrir y redescubrir constantemente sus obras

UN SOPLO AL CORAZÓN

Louis Malle demostraría en "Adiós muchachos" lo dotado que estaba para el retrato evocador. Aquella era una película cargada de dramatismo pero conseguidísima e inolvidablemente terminada en torno a los efectos que produce una sola mirada.

"Un soplo al corazón" es algo mucho más interesante que una película sobre el incesto. Es un film tejido con absoluta naturalidad y soltura sobre el paso de la juventud a una edad adulta a la que se llega entre risotadas. El incesto es una fase, un momento, un trance por el que se pasa entre jazz, buenas novelas y el aprendizaje del sexo.

Los jóvenes de antes no eran cultos, les gustaban los tesoros y las hermosuras que guarda la vida. Es increíble ver a una juventud así, seguramente todavía la hay, pero...Ya no es por pretender que se zurren por ver quién es el mejor poeta, como en cierta novela de Joyce.

 Malle retrata esa parte del viaje sin azucararlo ni poetizarlo. Evidentemente la identificación del espectador no estará en la literalidad sino en el trance del aprendizaje, que cada cual recordará a su manera.

A mi me parece una película brillante en su tono, totalmente intransferible y certero para lo que quiere retratar.


HERIDA

En "Herida" también hay una relación incestuosa, ni de lejos consumada, y lo peor es que es una relación que colapsa el trance de hacerse adulto, por lo que el padre del chico acaba adoptando el papel de adulto maduro sexualmente. Vamos, aunque igual sin haber visto antes "Un soplo al corazón" me hubiese pasado algo desapercibido el papel de Miranda Richardson y los muy significativos comentarios que se hace sobre su querido hijo.

En la década de los 90 estábamos tan hartos de ver a Jeremy Irons hacer siempre el mismo papel, y éramos tan jóvenes, que a una película como "Herida" le presté realmente muy poquita atención.

Vista ahora me parece muy buen trabajo. Qué espléndida esa escena tras el primer encuentro donde parece que se van a hacer algún comentario banal del tipo "¿y ahora qué?" y Malle la corta en seco. Y aunque las escenas de sexo sean algo teatralizadas y artificiosas van en consonancia con la impulsividad absoluta de la relación.

Y es muy buen trabajo también porque no juega ni al moralismo tipo "Atracción fatal" (líate con otra y ya verás lo pirada que te sale) , ni juega a ser guay y hippy como en "La felicidad" de Agnès Varda (sólo los liberales no posesivos sobreviven).

"Herida" describe muy bien y con coherencia las consecuencias de un acto. Podría ser diferente en vaya usted a saber qué tribu de la Polinesia, seguramente, pero aquí las consecuencias y el dolor suelen ser ésos. No se trata de dar lecciones a nadie, sino de que cada cual aprenda a elegir, no lo que está bien o lo que está mal, sino a elegir como persona adulta, sabiendo lo que está haciendo y lo que pone en juego. Nadie puede alegar inocencia o desconocimiento. La confrontación entre pulsiones y nuestro componente social no guarda prácticamente ningún misterio aunque el cine y la literatura lleven la tira de tiempo martilleándonos y diciendo que qué bonito es elegir siempre las pulsiones. Tampoco se juzga al personaje de Juliette Binoche. Jeremy Irons en todo momento elige.
Juliette Binoche también elige.

El problema que tiene Irons es que lo que le dice el personaje de Juliette Binoche cuando él arrebatado le suelta "sólo te veo a ti", "sospecho que normalmente tú no ves nada" y eso le define perfectamente cuando tras algunos encuentros su pretensión es que vivan juntos una vida cotidiana que nada tiene que ver con la naturaleza de esos encuentros, llevándose por delante lo que sea. "Herida" es precisamente, como "Adiós muchachos" una película sobre  la mirada, la mirada sobre la propia vida y sus distorsiones en este caso.

Por cierto, si bien lo juzgaba duramente hace 20 años, Irons realiza una labor excelente, no debe ser fácil pensar en cierto momento que tienes que poner cara de vergüenza y ponerla. A Miranda Richardson le conceden un recital final y también lo aprovecha.






4 comentarios:

  1. Todo lo que he visto de Louis Malle me ha gustado mucho, un tipo de variada y siempre exquisita sensibilidad, ya fuera rodando en Francia o en USA con actores consagrados. No va de raro, ni de rebelde. A destacar especialmente Tío Vanja en la calle 42, una de mis películas fetiche, tanto que hace mucho que la veo, y no quiero volver a verla

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  2. No he visto ni "Tio Vania" ni "Mi cena con André" todavía, pero lo mejor es que incluso películas que sí he visto como "Fuego fatuo" o "Lacombe Lucien" me apetecería volver a verlas y creo que ahora me subirían. No pertenece a las capillitas del núcleo duro de la nopuvelle vague ni a la de la post-nouvelle vague pero hizo un cine tremendamente seductor que sigue en constante ebullición.

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  3. Malle siempre sube. Me alegra leer palabras tan sentidas y acertadas sobre un director por el que siento auténtico respeto y admiración.

    Un abrazo.

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  4. Queden escritas y que no sean las últimas. Y en septiembre sale en este blog otra revisión muy al alza que tú apuntaste, Rafa, la inconmensurable "Wild river". Un abrazo..

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