domingo, 11 de octubre de 2020

PORDENONE 2020

 Soy un emotivo y me hacen ilusión pequeñas tontadas fetichistas. Ver en casa las películas programadas en el festival de cine mudo de la pequeña localidad italiana de Pordenone debe ser algo así como vivir un romance con Ava Gardner en una isla de los mares del Sur en la pura imaginación, dos maneras de vivirlo tan absurdamente alejadas de la realidad de la propia experiencia como probablemente ni si quiera constituyan en si mismas las mejores experiencias posibles.

Pero vayamos al grano. 24 horas para ver cada película. "Penrod and Sam" (1923) es una película de William Beaudine que adapta la novela de homónima de Both Tarkington, el autor de "El cuarto mandamiento", que conocería al menos dos versiones sonoras más. Es definida por el programa como una "americana", una especie de relato iniciático de una pandilla de mocosos en un idílico pueblo yanqui que te recuerdan un poco a los "little rascals", que curiosamente nacían entonces, y a referencias similares, solo que con unas gotitas de melodrama. Preservada por la Biblioteca del Congreso y con una restauración luminosa como intuyo o quiero creer que se verán todas.

No parece ir el asunto de cumbres del cine mudo pero estaremos atentos a la hipnótica singularidad de la experiencia (teniendo en cuenta que entre semana todo es más difícil), experiencia que además va acompañada de una mesa redonda posterior por videoconferencia, a la que ya no tengo energía para atender. A mi me hace anotar mentalmente el querer revisar "He nacido pero" de Ozu para comparar. No es poca cosa.


"Guofeng", algo así como "Los trajes nacionales", es una película de 1935 dirigida por Luo Mingyou y Zhu Shilin, cineastas de lo que aún podría considerarse la primera generación (ya saben que Zhang Yimou es el 5G y Jia Zhangke de la Sexta). El cine sonoro empezó en China en el año 30 pero en el 35, en el que Mao concluye su triunfal marcha por el país, aún se hacen películas mudas.

A mi me ha parecido una bella película, que cuenta la historia de dos hermanas enamoradas del mismo hombre que desde su pequeño pueblo se van a estudiar a Shangai y los derroteros que toma ese triángulo, con una manera de mirar entre el distanciamiento con los personajes, el pudor de la cámara, la Naturaleza y la corrupta Shangai, ráfagas de documentalismo y una mirada que no podría asimilar fácilmente con referencias obvias de la época. Con largos travellings a veces salpimentados de intertítulos que no parecen interrumpir el travelling y a veces con largos travellings que atraviesan falsas paredes en decorados estilizados. Sería interesante saber qué cineastas se veían allí entonces y cuáles gustaban pero deja la sensación de formar parte de la aventura propia de su cinematografía. Además porque el melodrama moralista, delicado y bien conseguido, cede en los últimos minutos al tam-tam revolucionario del momento (en este caso a la revolución nacionalista, más que a la comunista).

Me he esmerado un poco más de lo que es habitual en mi porque intuyo poco probable poder volver a verla o desarrollar nuevas ideas sobre ella, a pesar del clip animado del principio en que se nos cuenta la potente infraestructura china de conservación y restauración de películas propias, que no parece redundar en ediciones occidentales de su cine. Si ayer me apuntaba un Ozu hoy anoto mentalmente para ver en el futuro ese gran clásico chino que no conozco llamado "Primavera en una pequeña ciudad"


En la tercera jornada se ha ofrecido "Where lights are low" (1921) de Colin Campbell. Un folletín architópico interpretado de manera espléndida por Sessue Hayakawa, por lo que leo en un documentado y magnífico blog de cine mudo que también sigue el evento (y que me sirve para encuadrar mejor las películas), un poco a "contracor" (como decimos en catalán) de lo que el actor japonés querría. Vamos, que interpreta, a un chino porque qué más da, viene a ser lo mismo. El film no depara grandes momentos cinematográficos pero está ambientado con gracia entre un palacio chino y los barrios bajos de San Francisco, su trama es altamente entretenida y pasa en un suspiro.


"La tempesta in un cranio" (1921) es una película producida, dirigida, escrita e interpretada por Carlo Campogalliani. Se trata de una comedia un tanto absurda, una retorcida mezcla entre Kafka y Jardiel Poncela, con alguna escena que uno diría procedente de "The game" de Fincher y un aire a lo Charlie Kaufman pero aquí no hablan, claro. Es una película original, fresca, sorprendente, el tipo de cosas que uno quiere descubrir en un evento así, a la par que un poco agotadora. Y es que confieso que en épocas de trabajo no estoy acostumbrado a zampar films entre semana a dos carrillos con esa presión de las 24 horas de vigencia.


A pesar de haber estar previsible y completamente dormido como la mitad de la película, en su segmento central, qué podría dejar dejar consignado de "Oi apahides ton Athinon" (1930), "Los apaches de Atenas", de Dimitrios Gaziades. Es el primer film griego sonoro o sonorizado, sobre una popular opereta, por eso en la banda de sonido cantan (o eso me parecía, pero me aseguran que no está tan claro que esas canciones pertenezcan a la opereta). Aparece en ese tiempo que he podido ver, con ese carácter documental y de primera mirada tan emocionante que tiene el periodo mudo, la Atenas pobre y la Atenas rica de las mansiones al pie de la Acrópolis. Es (o parece por lo que he visto) un intento bastante elegante de alta comedia sobre clases sociales. El protagonista tiene una foto de Chaplin colgada en su cuarto y en la escena siguiente sale una humilde y dulce florista. Un cinéfilo visionario este Gaziades.



Tampoco será esta película la que provoque cambios en la historiografía cinematográfica a pesar de haberme parecido magnífica. "A romance of the Redwoods" (Cecil B.De Mille, 1917) es un western realizado el año en que Jack Ford debuta en el largometraje, y en 1917 ya tiene un aliento, una épica y una lírica a la que no les falta nada para configurar el género y su historia, ya está todo allí. La historia de la jovencita, la poderosa Mary Pickford, que llega a un medio agreste que la envolverá en un relato de crecimiento personal la habremos visto después decenas de veces pero aquí está servida con una vitalidad visual de quien está inventando el Cine tal como lo conocemos.Y si digo que no supone ninguna sorpresa es porque la obra de De Mille se va agigantando para los que hemos crecido un tanto cegados por el dogma cahierista pero ahí ha estado siempre como una hiriente perogrullada.



Crónicas más documentadas AQUÍ

3 comentarios:

  1. ¡Vaya, pues ni me he enterado! qué rabia, aunque dudo mucho que hubiera aguantado esa presión de 24 horas, y me habría quedado dormido más de una noche también. Por cierto, hablando de mundo, te recomiendo mucho que veas Le brasier ardent, ultima de las 2 películas que dirigió el actor Ivan Mosjoukine. Una auténtica locura. La tienes en Youtube.

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  2. Hablando de "mundo" = Hablando de mudo

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  3. Tiene buena pinta, me la voy a apuntar físicamente para que no se me pasa por el coladero, como tantísimas recomendaciones que uno se apunta mentalmente. En efecto no sé si el festival es una experiencia recomendable o estresante, lo ha sido todo un poco a ratos.Tampoco he dicho que he pagado 10 euros.

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