martes, 5 de enero de 2021

FRANCISCA

 Las plataformas tienden actualmente a un modelo menú del día o buffet, coma todo lo que pueda, que mira, ya nos va bien y nos sale rentable a los que vemos películas con frecuencia, no digamos ya a los que ven películas con muchas más frecuencia que yo. Sin embargo, para mi sorpresa, también existe la carta del restaurante, con platos exquisitos y cuidados, de aquellos que no vas a pedir si sales a comer cada día pero que el día que los pides quedas en éxtasis. La editora estadounidense Grasshopper tiene un delicioso catálogo de joyitas para ver en streaming por 14 dólares (cada una, por lo que he podido ver, tampoco sé si hay y cuántas excepciones pueden encontrarse), precio desorbitado para lo que estamos acostumbrados pero que en el fondo no es más que la réplica cinéfila de la carta del restaurante.

Durante el confinamiento vi "Amor de perdición", sobre la novela del Romanticismo de Camilo Castelo Branco, y el siguiente paso lógico era ver "Francisca" (Manoel de Oliveira, 1981), que se presenta en una restauración que se vio en el festival de Venezia del 19 y ahora se proyecta en cines selectos de EEUU.
"Francisca" adapta la novela "Fanny Owen" de la escritora Agustina Bessa-Luis, que a pesar de su aspecto de novela decimonónica fue publicada en 1979, y obvio es ardo en deseos de leer durante este 2021. La conexión entre las dos obras es principalmente que ésta no solo adopta los ropajes del Romanticismo narrados desde un cierto realismo o naturalismo, más cercanos a un Queirós o a sus coetáneos retratistas de mujeres del XIX, sin por ello carecer de cierta querencia por elementos mágicos y misteriosos de la autora,sino que además incorpora al propio Branco como personaje,uno de los vértices del triángulo que narra.
"Francisca" es mucho menos trepidante que "Amor de perdición", aunque igual de mayúscula, mucho más sosegada, a veces lenta pero en ningún momento aburrida. Sus 168 minutos son una exhibición de creatividad, delicadeza, belleza y ese hormigueo sedante de la buena intravenosa, ese cosquilleo en el estómago. Es trasladarse a otra dimensión cinematográfica. Llama la atención leer que Rita Azevedo Gomes era la encargada de vestuario, siendo evidente que sus soberbias adaptaciones literarias son la albacea testamentaria de esta concepción del cine y de la palabra de otro mundo, de esta concepción del tiempo cinematográfico y de la representación estilizada de otro siglo y de sus habitantes que hunde sus raíces en ¿Rossellini?...por hacer una hipótesis desde el palo de un ciego. "Vanina Vanini" es la primera película que se me ocurre cronológicamente en esta tradición, seguro que no ¿eh?...pero por aproximación...

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