Titulo en original para no liar a los buscadores con Poe, Corman o Clouzot, o Brandon Lee, vaya. Primera película de la pareja Alan Ladd y Veronica Lake, que han alcanzado únicamente la celebridad en el estricto campo de los degustadores del género negro, y que hicieron cuatro películas juntos. Yo sólo recordaba lejanamente, de cuando en Antena 3 se emitían clásicos "La llave de cristal".
Raven es un asesino a sueldo que años más tarde va a poblar las películas de Melville, paradojas del espacio y del tiempo, que engañado para ser tomado por un ladrón por un traidor a la patria llamado Willard Gates (Laird Gregar precalentando para su maravilloso diablo Lubitsch touch) toma como rehén a una simpática y bella espía que tiene ni más ni menos que como novio al policia que persigue a Raven (Robert Preston).
Más que género negro diríamos que espionaje, adaptando a Graham Greene y un relato corto y su obsesión por las alcantarillas, fábricas, tubos o canalizaciones estrechitas y opresivas. Una hermosa historia de amistad muy bien contada con un precursor del señor Burns de los Simpson, un par de numeritos musicales, y un curioso código moral, donde deseamos que se demuestre la inocencia de un despiadado asesino a sueldo, ah, y por desear, que Veronica Lake deje a su novio y se quede con el asesino bajito.
Supongo que la Paramount diseñó este thriller como rampa para lanzar a su nuevo joven galán Alan Ladd. Lo consiguió plenamente y el chico tras el estreno de la película se convirtió en una estrella ("El príncipe de la Paramount", le llamarían). El film, realizado por un artesano no muy distinguido (no conozco de él ninguna obra especialmente destacable), contiene, sin embargo, suficientes virtudes para figurar entre las obras más interesantes del género negro: un soberbio diseño visual (el hotelucho donde se aloja Ladd, el desvencijado, fantasmagórico y simbólico vagón que no va a ninguna parte en el que se refugian Ladd y Veronica Lake), un impecable ritmo narrativo y el atractivo dibujo del personaje de Raven al que Alan Ladd dota de una angélica ambivalencia.
ResponderEliminarSí, me encanta ese diseño visual, el vagón a oscuras, la mansión del malo (pensé intuitivamente en "Con la muerte en los talones", en James Mason y en Martin Landau) y sobre todo esa fábrica abandonada que inevitablemente si piensas en Graham Greene te conecta con "El tercer hombre".
ResponderEliminarEse cine negro como me gusta.
ResponderEliminarUn clásico, melo-noir recto y vicioso, y un asesino con cara de niño. La pareja cinematografica Veronica Lake y Lad (ese maton con cara de niño parecen la pareja iconogfica de este tipo de cine.
ResponderEliminarSaludos.