Ventura Pons tiene debilidad por Rosa Maria Sardá, la suficiente para ponerle el velo en los ojos que a mí me falta. El personaje está hecho para ella, sobrevuela toda la película un aire cómico y exagerado con voz en off y mensajes al espectador muy de su estilo pero a pesar de que desde la primera escena se repiten frases del tipo “Todo el mundo dice que no aparento cincuenta”, lo cierto es que sí los aparenta.
Debe ser cosa mía, pero si su personaje fuese el de una mujer pasados los cincuenta que pierde su trabajo y queda a merced de una pensión, seria más capaz de comprender esta reflexión, pero en la primera escena se deja claro que su jefe le ha conseguido unos millones y una pensión estupenda… Manía desagradable de la gente que tiene tiempo y dinero de no disfrutarlos.
A pesar de ello el tono cómico está conseguido y pasa deprisa.
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