viernes, 20 de julio de 2012

LAS DOS TORMENTAS

No me pasa desapercibido que a los tres minutos ya adivines 145 de película (pero aún así te mueras de ganas por verlo), no me pasa desapercibido lo increíble que resulta que tras una dramática y avergonzante peripecia una pobre chica empiece una nueva vida en un lugar donde acaba coincidiendo con los seres más decisivos de su terrible pasado. A eso se le llama mala suerte, poca vista o un concepto hiperbólico de la fatalidad.

Tampoco me pasa desapercibido lo increíble que resulta que un furibundo suceso meterológico ponga en solfa toda la escala de valores no ya de una comunidad, si no de una sociedad en general.

Lilliam Gish decía haberse partido de la risa leyendo la obra original en la que se basa "Way down east", sin embargo coincido con ella en pensar que la película de Griffith es una obra maestra, menos vista de lo que se debería.

Alguna vez comenté que Griffith parecía no estar muy de moda hoy en día, pero sigue produciendo un asombro increíble que en su cine se sigan adivinando todos los cines, al menos en la cinematografía USA, todos los cines que él ya manejaba con seguridad, poesía y maestría.

"Las dos tormentas" es un relato puramente folletinesco, de larguísimo recorrido. Un melodrama con un punto de gran relato americano, sin serlo del todo, una mezcla de tonalidades fascinante y logradísima. Una película urbana y rural a partes iguales que hace pensar en muchos directores, con un medio rural como pocas veces se pudo ver. Todos vieron a Griffith, todos bebieron de esas películas. Sin descargo de que probablemente Griffith también fuese un espectador de sus propios pioneros, es difícil pensar en algún cine tan rico que haya generado tanto cine como el de Griffith.

Para quien quiera aprender lo que son las películas, no necesita llenarse de ellas, en "Las dos tormentas" parecen estar casi todas las películas posibles. Y en sus 15-20 minutos finales, asistimos boquiabiertos a un reto aventurero que podría dejar a las películas de Herzog en aseadas obras teatrales de estudio.








8 comentarios:

  1. Buen texto sobre una de las obras cumbre de Griffith.
    ¡Y todavía hay cuatro que encuentro mejores aún!
    Ese concepto de "poder vivir sólo de su obra", tan reducionista por otra parte, es supongo que el mayor elogio posible.
    Con ninguno de los habitualmente asociados a él (Bach, los Beatles, Calderón, Dante, Elvis...) se ha tenido tan poca consideración como con el genio de Kentucky.

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  2. No te pregunto por esas cuatro porque te he leído bastante en el blog sobre Griffith y ya imagino con poco margen de error cuáles pueden ser.

    De Griffith siempre se había dicho que copió de Pastrone y el mudo italiano. Para mi es un dato tan "irrelevante" como saber que la práctica totalidad de obras de Shakespeare se basan en obras anteriores.

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  3. Pastrone no vale gran cosa para mi gusto. Si el cine mudo fuera su cine, estaría justificada su sepultura a manos del sonoro. Películas morosas, planas, envaradas, obtusas, feas a pesar de adornos por doquier.
    Permanecen aún del maestro en el mas absoluto ostracismo obras monumentales como "A romance of happy valley", "The sorrows of Satan", "Lady of the pavements" o "The greatest question" y, como pude comprobar hace muy poco, hasta un ataque frontal a ¡la Coca Cola! como el alucinógeno corto para la Biograph "For his son".

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  4. Muchísimo territorio por recorrer, como muchos aficionados, supongo, yo empecé descubriendo "El nacimiento de una nación" e "Intolerancia", que me parecieron admirables de adolescente(también recuerdo algún pase no sé dónde de "Lady of the pavements"), por algún extraño motivo tuve a Griffith olvidado durante muchos años, acompasado al olvido generalizado que sufría, y ahora lo estoy recuperando, estoy decidido a recuperarlo.

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  5. No he visto nada de Griffith aunque he escuchado de él bastante, ya tengo anotadas algunas, me agrega mucho eso que dices que en su obra alberga muchas formas, me sorprende ya que recién iniciaba el cine pero también me alienta porque esperaba ver algo muy básico, muy formal, tieso y poco en sí en cuanto a arte. Veremos que tal resulta, además ver esa inocencia que desplegaba una cara muy expresiva como la de Lilian Gish, la cual me parece como una mimo cándida y a su vez sensual. Ah... supongo que no te gustó the new world ja ja. Un abrazo.

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  6. Jaja, sí, me gustó mucho The new world, más aún esta tercera vez que las dos anteriores. Esa entrada del blog sólo es apta para expertos que sepan descodificarla, para antiguos usuarios de es.rec.cine (donde ese código se usaba mucho para los spoilers)y para quien no incomode, ruborice o le cause vergüenza ajena un texto cinéfilo escrito en clave tan íntima.

    Griffith sorprendería a más de dos...

    Un abrazo

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  7. A mí me parece bien que Griffith permanezca un poco ignorado: es un realizador absoluto, que prácticamente agota el cine. Hasta descomunales empeños posteriores, en cuanto a ambición artística y medios de producción, como Los diez mandamientos, Andrei Rubliov o Las puertas del cielo parecen modestas películas indies a su lado.
    Vamos, es que si su obra se viera habitualmente no habría espacio para que los realizadores hicieran películas, deberían quedarse mudos.
    Y la manera en que filmaba a Lilian Gish, eso no se ha vuelto a ver, es que ni Hitchcock a sus rubias o Godard a Ana Karina (que bueno, al menos se acercaron).

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