domingo, 7 de octubre de 2012

Sitges 2012 (II): LO IMPOSIBLE


Hay una tendencia de comportamiento morbosa y masoca que le impulsa a uno a ir a ver en cualquier festival o lista de estrenos anuales la película fénomeno hiperpublicitada del momento. Siempre hay un momento para la tontería, lo que en mi opinión favorece una visión del cine menos endogámica y militante, contribuye a no respirar siempre un aire excesivamente puro o contribuye a no comer siempre una comida tan sana o limpia de grasa, tan limpia que el sistema inmunitario acabe debilitándose en cualquiera de los dos casos. Contribuye a mantener fuertes los glóbulos blancos contra los ataques externos.

Por otra parte no pocas veces siente uno algunos remordimientos por regalarle tiempo, dinero y entradas de blog a ciertas pompas de jabón (que son las que dan lugar a destripes más largos y jugosos), que ya van a disfrutar de cientas e inmerecidas páginas en los periódicos, elogios desmesurados e injustos, bombardeo de spots televisivos, millones de recaudación y cientos de miles de ojos, cerebros y sensibilidades comentándolas. Pero qué se le va a hacer. Hacía tiempo que uno no madrugaba y desayunaba fuera para ir al cine de buena mañana (gozosa actividad de mi juventud), y aunque hay aún magníficos directores y películas por descubrir, sus obras sólo las habría visto tras un desayuno entre las cuatro paredes de casa, encerrados sus fotogramas en la pantalla de mi televisor y no libres y risueñas en la pantalla del Gran Auditori.



Situada esta psicosociología de la segunda película de Juan Antonio Bayona, para más inri debutante con la mediocre "El orfanato", decir de buenas a primeras que es una película sin grandes desequilibrios narrativos, con un montaje final de 107 minutos ajustados que se ven bien, sin caídas ni alargamientos excesivos. Bayona, dentro de sus limitaciones, podría aportar seguramente en Hollywood un control de la película y un sentido de la mesura que allí necesitan como el comer. No es una película especialmente aburrida y por supuesto es inmensamente superior a su opera prima.

Ahí termina todo. Luego empiezan a llegar las preguntas. Como por ejemplo por qué planificar una película sobre el tsunami del 2004 y no rodar nada mucho más sorprendente ni trepidante que lo que ya vimos en pantalla en el "Hereafter" de Clint Eastwood. Demonios, vamos a la sala para ver eso, lo más de lo más, para ver el tsunami. Lo que hay no es que esté mal, es que es lo mínimo que nos podrían mostrar en pantalla. Y de ser lo más impresionante desde el desembarco de Normandía como se ha escrito nada de nada.



Más preguntas. Además de esa escena del tsunami, qué tienes, qué pretendes contar exactamente, ¿cómo una familia se reencuentra en medio del caos?. De acuerdo. Pero por qué entonces apretar tantísimo el acelerador con las lágrimas de telefilm de sobremesa, las frases rimbombantes que provocan risa, las estampitas de familia feliz y guapísima acostando a los niños en el resort. ¿No será que la verdadera cinefilia endogámica viene de directores como Bayona que sólo pueden aspirar a copiar magistralmente a un Ron Howard cualquiera o a un Spielberg en horas bajas?.

Cuando Eastwood o Fabrice Du Welz en la excelente "Vinyan" mencionan el tsunami del 2004 lo usan como punto de partida para construir otra película fuera de allí, que a la vez engrandece y explica mejor el tsunami. ¿No será que la tragedia sólo puede afrontarse desde el distanciamiento?, ¿no será que realmente es muy difícil encontrar una buena película en el mismo corazón del tsunami o J.A Bayona y su guionista Sergio G. Sánchez (ejem) no tienen suficiente talento para tan colosal y dificilísima empresa?. Y menos si hay que construir personajes pegote para que las amigas salgan en la película.



Si acaso en el guión tan sólo hay una brizna de verdadera diversión o desparpajo de escritura. Esa pasión edípica en la que se insiste del hijo mayor por su madre (y es que debe ser traumante tener como madre a la hermosísima Naomi Watts, aunque salga magullada toda la película), pasión que se traduce en momentos tan sonrojantes del tipo "oh, dios mío qué vergüenza le he visto un pezón a mamá" y que culmina en la escena de agradecimiento del padre al hijo por haber cuidado a la madre. Sin esa subhistoria, que permite un cierto comentario a pie de página en sorna, "Lo imposible" se hunde en el fango de una vulgaridad demasiado pasmosa para ser cierta.

Porque ése es realmente el gran tema de la película. El personaje de la madre. Cómo el hijo mayor ocupa el lugar del padre, y cómo el padre es capaz de dejar solos a sus dos hijos pequeños (¡¡!!) para reencontrarse con su mujer, sin duda obnubilado por la noche de amor en off tras el poquito vino que queda.



 Y por último. Aunque no soy muy amigo de análisis sociopolíticos de baratillo y me gusta centrarme en cuestiones puramente cinematográficas, es imposible abstraerse del brutal etnocentrismo de la película, llena de turistas caucásicos sufriendo que una vez que consiguen lo que quieren se piran echando leches gracias a las gestiones de una bondadosa compañía de seguros de la que se menciona el nombre alto y clarito, ni la mensajería de Zemeckis, ni los electrodomésticos de Wong Kar Wai. Lo de estos seguros hará historia.

No más aplausos ni vítores que en tantas otras sesiones. no se crean ni la mitad de lo que lean. No diré que no vayan a verla porque yo he ido, pero aviso que uno nunca se acaba de imaginar 
del todo cuánto está picando. Además hay que ser pretencioso para decirnos que a la vuelta a casa pensemos en "el sentido de lo que hemos visto" como nos ha espetado Bayona antes de empezar la proyección. Un trabajo técnico perfecto absolutamente vacío. Me quedan cinco películas (una de ellas un clásico que ya he visto) y es imposible que alguna de ellas, mejores o peores, asuma menos riesgos y vuele tan tan bajo. 


7 comentarios:

  1. Lo cierto es que pensaba que por sus efectos especiales con lo del tsunami quizás mereciera la pena verla, porque este tipo de películas catastrofistas son para eso y nada más.
    Desde luego bien que se están gastando el dinero en el marketing ya que desde hace meses que nos la van metiendo por los ojos.
    Saludos.

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  2. Telecinco va narrando de forma épica en sus Informativos los estragos de éxito de público y crítica que provoca la película en cada Festival. De por sí ya cansan... pero yo no pico: basta ver las pocas escenas que han puesto con las frases rimbombantes a las que aludes, una música terriblemente pegajosa y omnipresente, ciertos planos grandilocuentes que no me gustan en absoluto y, como bien comentas, cierto tono melo de mala muerte típico de un Estrenos TV, como para verla -si tengo ganas- gratis en casa. Ya lo hice con la aburridísima y tópica-típica "El orfanato": aquello, según Telecinco y cierta prensa, parecía el no-va-mas, la vuelta a la tortilla de una historia manida... pera encontrarme finalmente con la historia de siempre pero sin pulso: se me hizo eterna.

    En definitiva, historias bigger than life solo se las permito a quien sabe coger el toro por los cuernos.

    Abrazos,
    Rafa.

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  3. El principal problema es que la película aborda un gran concepto, el tsunami, que ya ha sido visualizado recientemente y muy bien en "Hereafter" de Clint Eastwood. Y como Manderly indica, para eso va uno al cine. A partir de ahí pierde completamente el sentido como proyecto porque no tiene nada que contar. Cuál es ese sentido ¿que tus problemas laborales no son nada comparados con que una ola gigante se lleve por delante a tu familia?, vamos... Eastwood se ha especializado en ruborizar a los chicos españoles, ya lo hizo resolviendo en 20 minutos de "Million dollar baby" algo para lo que Amenábar necesito una película entera. El único que me cae bien, el menos pretencioso, sin ser una supermaravilla, es Jaume Balagueró.

    Y lo que hacen los medios con estas pelis no tiene nombre.

    El miércoles vuelvo con festival, pero ya en serio, esto era un descanso dominical para reirse un rato.

    Abrazos

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  4. Me he olvidado del orfanato gran parte pero no la recuerdo tan mala, la voy a volver a ver. Y espero con ansias esta película, yo que estoy lejos no he sentido esa presión publicitaria, estoy fresco que en ello no llevo molestia alguna, y además por aquí no se hace casi nada de publicidad a lo nacional, que renegar de ello me suena un poco extraño, sin embargo uno en casa siempre es más rudo, y siente más el status quo, que creo que es de lo que se trata. Espero llegue y me guste, a ti nada claro, se ve que la pasaste re mal y encima te cayo pesado el director. Un abrazo.

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  5. Nada de nada no, desde luego. Sus valores tiene. Pero con los días me reafirmo, al margen de lo que cada cual opine de la película, que es algo inocente y no hace daño a nadie, el comportamiento de los medios españoles está siendo vergonzoso. Como dije ayer en un foro, sólo les falta asegurar que la Virgen llora sangre cuando se proyecta "Lo imposible" en una sala.

    Un abrazo

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  6. En filmin ponen unas cuantas de Sitges, me he visto la de Guy Maddin, un cruce entre Lynch y Raúl Ruiz un tanto esteticista pero que cautiva bastante, ¿qué más has visto por ahí? Porque de Lo imposible nos vamos a olvidar en un par de semanas, y más los que no vemos nunca Telecinco.

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  7. Vi la de Cronenberg, que esta tarde cuelgo. Iba a ver después la de Argento, pero teniendo en cuenta lo que me duele hoy todo sin verla casi me alegro de haber desistido. Me quedan el Apicha y el Resnais, que me hacen ilusión, y también me veré Vida en sombras again. Y antes de acabar el festival, siempre con la provisional e inestimable colaboración de los suegros (unos se pillan vacaciones por el festival, otros invitan a los suegros) igual voy a ver también algo de la cartelera tipo Blancanieves, la de Tim Burton o lo que se ponga por delante. Luego veremos cómo se dan los días, que la única filmografía que me parece fácil de recuperar es la de Charles Laughton, ja!

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