jueves, 14 de julio de 2016

LOBO CONTRA PERRO



En nuestro intento por abrir nuevos territorios y nuevos frentes inexplorados en el blog  inauguramos hoy el díficil género de las entrevistas.

 Ronin Literario edita proyectos de autores hispanohablantes que ayuden a difundir la literatura de género como el chambara y las artes marciales. Allí, Raquel Mayorga Baños, vinculada con la ilustración y el cuento infantil, ha publicado “Lobo contra perro”, un chambara accesible para todos los públicos adultos  pero donde los fans del género se encontrarán como pez en el agua. Si el argumento puede retrotraer a los héroes solitarios a los que dió vida en el cine Toshiro Mifune, sobre todo ante la imponente presencia de Haku, la plasticidad de su estilo literario te hace volar hacia el Kurosawa en color de los años 80 de raíces shakesperianas.¡Qué ganas de ponerse en el blu-ray “Kagemusha”!

-Existen numerosos o suficientes artistas occidentales interesados por las viejas historias de fantasmas y samurais de la cultura japonesa, quizás sea Lafcadio Hearn el más prestigiado, en cambio, por ejemplo, la fascinación por el el wu xia o por el acervo literario y cinematográfico chino me parece mucho  menor. La editorial donde publicas, a pesar de estar abierta a todo tipo de proyectos de género, se llama roninliterario.com, ¿por qué crees que Japón gana la partida en fascinación frente a otras culturas lejanas?, ¿qué exactamente como escritora te acerca al chambara en particular?

Curiosamente, en el evento músico-literario que tuvo lugar el pasado 2 de julio en la sala “The Collective” de Barcelona, me hicieron la misma pregunta (lo cual me sorprendió bastante, porque no es una cuestión que surja habitualmente).

Creo que, con el corazón en la mano, hay un aspecto que fuerza a nuestra generación a simpatizar especialmente con la cultura nipona. Podríamos ser pedantes y hablar de Kurosawa en el cine añejo o Murakami en la literatura actual, pero… ¡Seamos francos! La culpa, a mi entender, la tiene la cultura popular japonesa: manga y anime.

De entre todas las tradiciones orientales (algunas de ellas enormemente parecidas, como la china o la coreana), la nipona ha ido calando muy profundamente en nuestro imaginario popular desde hace algo más de 30 años. Muchos niños han crecido con Son Goku y Doraemon. Desde entonces, el idilio mantenido con el país del sol naciente ha ido a más.

El poder de la cultura popular es arrollador. No a corto plazo, tal vez; pero si tiene tiempo suficiente como para calar en el ideario juvenil, las generaciones marcadas por ella serán fieles seguidoras suyas (aunque solo sea por cierta nostalgia infantil). Y si no, recordemos que, poco antes de la llegada del manga a nuestro país, gracias a Bruce Lee y las artes marciales fue a china a quien durante un tiempo pusimos ojos tiernos…

Si nos pusiéramos intelectualoides, tal vez podríamos analizar el peso que pudo ejercer la conmiseración internacional que Japón despertó tras los bombardeos atómicos; mientras que China se encerró tras un muro comunista dando la espalda a occidente. Por no mencionar la guerra de Corea… Pero todo ello podría alejarnos de nuestro principal objetivo, que no es otro que pasar un rato entretenido.


Si nos fijamos en el pasado Salón del Manga de Barcelona, no veremos
disfrazados solo a niños…

-¿Y en qué crees que  falsea el chambara una voz occidental? ¿ qué un novelista o un guionista japonés no habría enfocado jamás así?

Si fuera Zoolander te diría que, al no ser bulímica, no puedo leer las mentes. Así que no sé qué pensaría un novelista medio, en Japón (De saberlo, probablemente le hubiera puesto remedio inmediatamente).

Lo que sí me resulta muy curioso es tu pregunta, porque yo misma me la he formulado en multitud de ocasiones. A veces me imaginaba a un japonés leyendo Lobo contra Perro y pensando “ ¡ui!, ¡ups!, ¡ai!” cada vez que emplease un dato pretendidamente documentado, pero ignorantemente malinterpretado… Y me horrorizaba. Recordaba al instante a ese pletórico Anthony Hopkins en plenas fallas de Sevilla quemando santos y horrorizándose por ello… (Para más información, ver Misión Imposible 2).
Pero llega un momento en el que uno debe confiar en la historia, en las emociones de los personajes, en los mensajes… Y no obsesionarse con los detalles, o la veracidad histórica.
Al fin y al cabo, la esencia del ser humano es la misma en cualquier parte del mundo, por ello me gusta enfatizar el trasfondo de los personajes y dar las pinceladas justas de realidad. Y eso, dentro del proyecto propuesto por Ronin Literario, es algo que he podido hacer con holgura.


¿Cómo olvidar tan entrañables momentos? Eso es un buen trabajo documental, sí señor…



- En la obra hay una terminología de origen japonés muy singular para designar personajes y lugares sobre todo ¿cuánto responde al conocimiento de per se  que dan las filias propias y cuánto responde a una investigación específica para la ocasión?

Veamos… la terminología referente a rangos, tratamientos, mitología o tradición cultural me es muy familiar porque forma parte del vocabulario habitual de cualquier película-barra-cómic.
Las medidas longitudinales, la ropa, y los detalles más técnicos o específicos, ya ha sido otro cantar… (Doy gracias a los dioses por convert-me.com)

-¿En qué ha influido en el proceso creativo haberla publicado en primer lugar por entregas?

¡Que no he podido dejarla a medias! Me ha obligado a ser constante y a focalizar mi esfuerzo (algo harto difícil dada mi sempiterna predisposición a la distracción-barra-inopia…)

Si la publicación por entregas ha tenido alguna repercusión en LcP, ha sido referente a la extensión de cada entrega, limitada a 5.000 palabras. El diálogo entre Fudo y Renka, por ejemplo, se recortó bastante para obedecer a ese criterio; así como el periplo de los samuráis bosque a través.

Ahora bien, hay algo en ese formato que le ha conferido un plus de diversión. Al finalizar cada entrega, era de obligado cumplimiento despedir al lector con un cliffhanger (Dicho de otro modo, debíamos interrumpir la escena en un momento de tensión para dejar al lector con ganas de más). Obviamente, cuando lees la novela del tirón, hace que no puedas abandonar la lectura fácilmente, pues hay un suspense constante que te mantiene enganchado a ese mítico “¡¿Leches, y ahora qué pasará?!”

- El texto es esencialmente visual, abundan referencias al color, a la luz  y al movimiento ¿cuánto influye en eso la falta de referentes literarios del género  que tenemos aquí al ser poco leído y poco publicado y cuánto tu trabajo como ilustradora?, ¿te planteas pintar las escenas con las frases?

Claro. Y a esculpirlas a base de sentencias lapidarias. Imprimen carácter.

Ahora en serio. Los referentes literarios son escasos, sí. Pero el anime y el cine de Leone o Kurosawa han tenido mucho que ver. Como antes he dicho, el anime ha calado hondo en mi generación; y es innegable que LcP tiene una fuerte presencia visual influenciada por el cine.
Me hace especial ilusión el ver que no han sido pocos los que han percibido esas veladas imágenes ocultas tras la narración.
Me enorgullece ser capaz de ilustrar con palabras.

-En el texto hay abundante violencia, absolutamente consecuente con el género que ofrece, ¿cómo concibes esas escenas, con qué actitud y con qué ánimo las abordas, en esta época tan insensible y tan crítica al mismo tiempo con la violencia audiovisual?

Las abordo con realismo. Ni más ni menos.
Si el ser humano medio fuera capaz de empatizar con las auténticas emociones de los soldados de cualquier época, haría ya eones que la guerra habría sido erradicada de nuestra sociedad.
El miedo, el asco, el frenesí, la culpa, el orín o la locura que entraña una batalla real, solo puede ser comprendida por quien ha estado inmerso en el violento sinsentido de una batalla a vida o muerte.

Por eso, el LcP trato de exponer la violencia desde la intimidad que ofrecen otros sentidos, a menudo olvidados por aquellos que sólo han contemplado la violencia pasivamente, a través de las imágenes que vomita el televisor.
Yo describo el tacto, la resistencia que carne, vísceras y huesos ofrecen al avance del filo; el olor, dulzón y espeso de la sangre; el sonido de la misma al manar perezosamente y a oleadas desde la carne abierta… El lector puede reproducir la sensación tanto de la víctima como del verdugo desde el interior de sí mismos. La imagen se genera en ti, se forma dentro; no es un input que percibas del exterior, una imagen trepidante y distante. Sino algo íntimo, subjetivo y brutal.

Al fin y al cabo, si nos pusiéramos a darnos mandoblazos con sendas katanas japonesas… ¿Qué crees tú que sucedería? La realidad, nada poética, sería que a los dos golpes nos habríamos cercenado varios dedos o narices.

-Me comentaste y me provoca tremenda curiosidad que en el proceso de escritura habías rebajado el lirismo del estilo, por otra parte el texto es generoso y persistente hasta lo metódico en adjetivaciones, ¿podrías ilustrar sobre a qué tipo de lirismo decidiste renunciar?.

A un aparente abuso del mismo, supongo
Tiendo a buscar cierta musicalidad en el redactado. Soy muy quisquillosa con la repetición de las palabras y trato de entretejer las frases como en una melodía… Y cuando escribes acción en novela corta, eso es un lujo que no puedes permitirte.
Por suerte, mis editores me asistieron a lo largo del proceso de revisión. Aunque, he de confesar, que hay ciertos pasajes que distan mucho del formato original. Eso provocó mi enfurruñamiento en algún momento; lo cual fue divertido porque no dejaba de ser la clásica pataleta del arrogante adolescente inexperto, ante la corrección del maestro de escuela
Todos tenemos que aprender a lo largo de nuestro proceso creativo. Y vale la pena ser humildes y prestar atención a aquellos que llevan más tiempo que tú en el negocio

-No soy muy aficionado a comentar la psicología de los personajes, porque me parece que nada que pueda ser descrito en una contraportada o una reseña me interesa verdaderamente y porque en los falsamente considerados géneros menores me parece que insistir demasiado en la psicología de los personajes es una forma de querer legitimarlos y de aceptar el complejo de inferioridad, sin embargo me interesa el personaje de Renka. ¿Crees que la novela contempla con amargura el tema de la herencia?, la imposibilidad que menciona de estar a la altura de las generaciones anteriores, ¿es fruto de tu mirada personal como autora o forma parte de un mecanismo dramático que simplemente funciona?.

Soy muy sincera respecto a mis personajes. Nunca ejemplificarán un estereotipo por el mero hecho de encajar en una trama o asegurarme una combinación ganadora.

A mí me gusta creer que somos creadores de mundos. Que, de alguna manera, sólo por el hecho de crearlos a partir de nuestra imaginación, existen en alguna parte del etéreo, de “Fantasía”, si prefieres verlo así. Por tanto, un personaje debe obedecer a unas motivaciones muy concretas para darle un trasfondo a su vida.

En el caso de Renka, planteo un principio tan cotidiano, como la vida misma: Ante la frustración, la inseguridad o la represión emocional, todos podemos reaccionar de muchas maneras. Pero, en esencia, se trata de escoger un bando: el de la luz o las sombras. El espíritu de superación, la humildad y la reflexión; ante la rabia, la soberbia y el miedo.

En un alarde de humanidad, a sus veinte años Renka peca de lo segundo. Una actitud que, supongo, a todos nos ha tentado en un momento u otro. Ya sea la sombra de un padre, de un hermano, un amigo, o una realidad social, todo el mundo a lo largo de su vida se ha visto impelido hacia la oscuridad. Hacia el camino fácil y autocomplaciente. El lado oscuro, que diría Obi Wan.

Mmmm… A mí mejor no me metas en esto, niña…




Y no debemos olvidar que, en la vida, la senda que recorras es únicamente de tu elección. Nunca he creído en aquel manido “La vida me ha hecho así”: No es más que una falacia enarbolada por cobardes.

-Los elementos fantásticos-el yokai muy en particular -parece evidente que funcionan como expresión de los fantasmas personales de Renka, al menos es el tipo de interpretación que la crítica occidental suele hacer de este tipo de relatos desde “Otra vuelta de tuerca” de Henry James pasando por “La semilla del diablo” o “Dark water” pero ¿te parece que es del todo así?, ¿simpatizas con lo que podríamos llamar “terror interior”, el que nace de los traumas del propio personaje, o te interesan estos elementos fantásticos como elementos sobrenaturales con entidad propia?

Ambas dos, siempre que no traspasen la línea de, lo que a mí me da en llamar, “malrollismo”.
Admito que los terrores interiores siempre me han angustiado mucho más que las entidades independientes; por aquello de no poder huir de ti mismo.
¡¡¿Quién te mandaba entrar en la casa maldita?!!


En el caso del yokai de LvP, el angelico tiene un poco de cada. Es una entidad independiente que se alimenta de tus demonios. Lo cual lo convierte en un ser inofensivo para todo aquel que no aspire a juguetear con el poder de la oscuridad. Y eso lo reviste de cierta “justicia poética” que siempre me ha resultado tremendamente atractiva.
Varios yokai, representados siguiendo la                                                        estética tradicional 

-En el tramo final de la novela, sobre todo en el último capítulo, el chambara cede espacio a la literatura fantástica occidental y al tema del doble un poco a la manera de Stevenson o Dostoievski. El capítulo XVI es el más largo, ¿lo preparaste como un deliberado cambio de tono o era para ti sólo una consecuencia inevitable de lo anteriormente narrado y la resolución de todo?.

Me inclino a lo segundo. Si a una obra de teatro (sea del autor que sea, o pertenezca a este o aquel género) le despojas del decorado, la escenografía, vestuario y luces, te quedarán un puñado de personas desnudas.
Eso es lo único que toda historia tiene en común desde que el mundo es mundo.

Por lo que a mí respecta, todos los personajes merecían tener un final acorde a los principios que ellos mismos defendían. Eso, en realidad, obedece al leitmotiv de toda vida humana, creo.
La extensión del capítulo no sabría decirte si es la división del texto hecha por mí misma, o por los editores de Ronin Literario. Pero, tras revisar el capítulo a tenor de tu pregunta, confirmo su extensión como algo inevitable. De otro modo hubiera sido un coitus interruptus.

La historia de Renka, a mi parecer, es oscura y tormentosa. Y había que concluirla con la parsimonia suficiente como para no abrumarle, ni a él ni al lector, con todos los matices ético-morales que el final plantea.

Además… Mi pequeño puntillo de sadismo interior quería paladear las distintas emociones destiladas por un final tan inesperado como cambiante.

- ¿Sientes como positivo el desenlace de la obra?, ¿es posible la redención?.

Siempre.
A día de hoy, si no creyera en la redención, propia o ajena, no podría levantarme por las mañanas.
El ser humano tiene mucho por lo que pedir perdón: Si no creyera posible la redención, no saldría de casa.
Por ello, en todas mis historias dejo siempre la puerta abierta al optimismo, para que cada cual, según sea su idiosincrasia, pueda interpretar la historia según su esencia personal.

Si tu pregunta es si yo, como autora, me quedo con el final “B” (el optimista), te responderé que sí. Sin duda alguna. Aunque eso no significa que sea el final correcto. Prefiero que cada cual se haga suya la historia e interprete el final como prefiera.

Eso es algo que me gustó especialmente de El laberinto del fauno. La vi con un amigo cuando se estrenó, y me fascinó comprobar como ambos habíamos visto una misma película, llegando a dos conclusiones radicalmente opuestas respecto al desenlace: Para mí, todo había sido real, incluido el final. Para mi amigo (que aprovecho para especificar que se trata de Gonzalo Zalaya Bueno, coautor de Delbaeth Rising y compañero infatigable de innumerables batallas épicas), la niña lo había imaginado todo desde el principio, y el final era un delirio que pretendía rebajar el nivel de dramatismo argumental.


Una gran historia, conducida por un gran director

No es que tuviera en mente reproducir el desenlace de la película en LcP, pero cuando potencié el tema de la redención, le di un nuevo enfoque a un desenlace que, por otra parte, ya estaba proyectado desde hacía mucho. 
Dicho de otro modo: lo que sucede, iba a suceder de todos modos. Pero el desenlace “oculto”, las auténticas intenciones de Renka en su acto final, es algo que dejo a la libre interpretación del lector: Versión Zalaya-realista… o la otra.



                                He aquí al incrédulo y su retoño…

-Tus conocimientos y tu interés por la biología ¿tienen algún papel en el desenlace?, ¿el ser humano devuelve o habría de devolver algo a la Naturaleza de lo que quita?

La naturaleza siempre está presente en todo cuanto hago. Creo que hemos cometido grandes atrocidades a lo largo de los últimos dos siglos, y no falta mucho para que empecemos a sufrir las consecuencias de nuestra arrogancia desmedida.

No obstante, en esta novela no he enfatizado ese punto, puesto que el contexto argumental no entra en conflicto directo con Gaia.

En realidad, es una obra completamente humana. Si bien la naturaleza juega un papel importante en su desarrollo, en su desenlace no resulta determinante.

- Por último ¿escribirías otro chambara?, ¿qué te ha enseñado el género de cara a tus futuros proyectos como escritora?

A respetar la extensión inicial de las entregas
Sí, sí que lo haría. Lo he pasado en grande y, si todo va bien, en noviembre vuelvo a la carga con una nueva entrega en roninliterario.com




Una pizca de publi…

Aún no hay nada confirmado, realmente, pero llevo algo de tiempo dándole vueltas a la posibilidad de volver a la carga con una precuela… ¡Aunque ya veremos, finalmente, por donde sale mi imaginación!

Y para entonces, espero que tenga la ocasión de volver a compartir páginas contigo, Sergio. Permíteme decir que lo he pasado en grande realizando esta entrevista y que, empleando una terminología tan sincera como acorde al tema que nos ocupa: ha sido todo un honor.


-Gracias a ti, Raquel

2 comentarios:

  1. Preciosa entrevista, gran blog. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias. De lejos la entrada más leída de los últimos tiempos. Un abrazo

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