HER

A pesar de los vacíos, llenos de otras cosas, aquí sigue el blog. 9 de Julio, creo que nunca habíamos tardado tanto en iniciar la temporada de verano, la época más fecunda de "El amor después de mediodía". Los vacíos se pueden seguir repitiendo (o no), o pueden seguir empeorando, pero no hay ninguna intención remota de clausurar el blog ni ningún agotamiento de ningún tipo.

Nada más irónico que venir aquí a una pantalla a escribir una entrada sobre "Her" de Spike Jonze. Jonze es un representante de la generación de los chicos tristes, sobradamente preparados, junto a su ex-esposa Sofia Coppola. Nada más lejano a lo que ha sido ancestralmente mi temperamento como espectador, incapaz de entender esas miraditas perdidas autocomplacidas y regodeadas en la tristeza y el sufrimiento un poco de mentirijillas.

Eso no quiere decir que sean malos directores o hagan malas películas, simplemente a mi no suelen emocionarme. Sin embargo en "Her" veo una cierta y esperanzadora salida del regodeo. Nada más errado que hablar de ciencia-ficción. Comedia de terror sería mi etiqueta.

No se ve lejos el futuro de "Her", consumidos como estamos en mayor o menor medida por una cómoda virtualidad que evita que nos enfrentemos a las cosas más ingratas y también más placenteras de la vida.

Theodore (perfecto Phoenix) no supera su ruptura matrimonial y vagabundea por las incomodidades y la pereza de ligar de nuevo, hasta que un nuevo sistema operativo llamado Samantha (bien modulada voz de Scarlett Johansson) cautiva su corazón, sin poder preveer el pobre Theodore que incluso un sistema operativo lleva aparejadas una serie de incomodidades y riesgos. Y si todo es incómodo y arriesgado quizás seas tú el problema, si consumido por los videojuegos y el miedo eres incapaz de afrontarlo.

"Her" no es moralista pero sí que traza una afinado retrato sobre nuestro siglo. Y entre líneas no deja de ser un canto a la luz y a la carne que inundan la frialdad de los espacios de Los Ángeles. En la luminosidad y en la carne late el verdadero espíritu de la peli. Lo que realmente, más que proponer, evidencia como una realidad que aún no hemos agotado.