Este blog se congratula un año más de que cuando hace más frío y está más oscuro tengamos un año más el sentido común de celebrar una fiesta en la que se exalta la luz, el color, la buena comida, los buenos sentimientos y el ir a ver a la gente que no vemos durante el año. Eso certifica que somos una especie con instinto de supervivencia e inteligencia.
Como este blog siempre pone para celebrarlo películas lustrosas, aparentes y adecuadas, este año proponemos esta delicia que filmó Jean Renoir en 1954 en el ecuador de su trilogía de color, entre "La carroza de oro", que siempre ha parecido más defendible, y "Elena y los hombres", que siempre se ha quedado en tierra de nadie.
Es imposible hablar de "French cancan" acordes a su argumento o a la "importancia" de lo que cuenta.
Tiene mucho que ver con el mundo pictórico del Moulin Rouge y tiene mucho que ver con la preparación del espectáculo de un Minnelli. Tiene que ver con hacer el amor con champagne en un hotel de lujo. Tiene que ver con saber filmar soledades, sentimientos, con saber filmar la carne, el deseo, el amor, la música, el color.
En ella hay un impulso vital y una dulzura, dulzona para los que no les gusta, pero a mi juicio total y absolutamente conmovedora y obnubilante.
Renoir, como Ford, del que seguiremos hablando de forma percutante, sabe filmar el costumbrismo, o mejor dicho el tipisimo, con un sentido de la universalidad apabullante.
Una de las películas que más amo, la que prefiero de Jean Renoir, y con la que mantengo un largo y viejo idilio desde que la descubrí, precisamente durante unas Navidades por televisión de hace ya bastantes años.
Con ella les dejo, tengan los lectores habituales u ocasionales unas muy felices fiestas.
Complainte de la butte
En haut de la rue St-Vincent
Un poète et une inconnue
S'aimèrent l'espace d'un instant
Mais il ne l'a jamais revue
Cette chanson il composa
Espérant que son inconnue
Un matin d'printemps l'entendra
Quelque part au coin d'une rue
La lune trop blême
Pose un diadème
Sur tes cheveux roux
La lune trop rousse
De gloire éclabousse
Ton jupon plein d'trous
La lune trop pâle
Caresse l'opale
De tes yeux blasés
Princesse de la rue
Soit la bienvenue
Dans mon cœur blessé
Les escaliers de la butte sont durs aux miséreux
Les ailes des moulins protègent les amoureux
Petite mandigote
Je sens ta menotte
Qui cherche ma main
Je sens ta poitrine
Et ta taille fine
J'oublie mon chagrin
Je sens sur tes lèvres
Une odeur de fièvre
De gosse mal nourri
Et sous ta caresse
Je sens une ivresse
Qui m'anéantit
Les escaliers de la butte sont durs aux miséreux
Les ailes des moulins protègent les amoureux
Mais voilà qu'il flotte
La lune se trotte
La princesse aussi
Sous le ciel sans lune
Je pleure à la brune
Mon rêve évanoui
Igualmente para ti, compañero. Y más con esta gran película, una película de porque sí, sin más excusas, una celebración del artificio de cine, un placer visual. ¿"Comida sobre la hierba" no entra en este arco de películas de color de Renoir?
ResponderEliminarNo se me ocurre mejor película para una felicitación que French Cancan: un himno a la alegría capaz de resucitar al más melancólico. No sé si es mi película preferida de Renoir, pero sí la que me apetecería ver en cualquier momento... y en especial ahora, después de leer tu comentario y ver las imágenes que has copiado. Gracias por la felicitación y por el blog.
ResponderEliminarSí, desde luego "Comida sobre la hierba" entra, aunque suele hablarse de esas tres que menciono como "trilogía". Ya sabes cómo son esas cosas.
ResponderEliminar"French cancan" apetece en cualquier momento, eso es muy cierto, es una virtud que yo destacaría. También es cierto que junto a muchos fans que parece tener en los últimos años, también muchos cinéfilos no pueden con ella o no le pillan el punto. Yo confieso que me pasa con "El río", que nunca acabo de entrar en ella.
Yo me la he visto (quiero decir revisitado, por supuesto) esta mañana, animado por tu entrada, y me ha parecido magistral, esto es, propia de un maestro en plenitud de facultades.
ResponderEliminarCreo que se puede hablar de trilogía por cuanto Renoir sitúa en el centro de esas pelis una mega estrella que hace circular el deseo, y por lo tanto la narración, a su alrededor
Antes de descubrir ésta me gustaba mucho "Elena y los hombres", más incluso que "La carroza de oro", pero desde que veo ésta con cierta frecuencia no he vuelto a ninguna de las otras dos. Un día las reviso.
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