Cuando ves westerns como "Rio Grande" en el que los personajes son casi dignos de Bergman o Pialat, la historia de amor de "Rio sin retorno" te parece , muy injustamente, casi infantil.
Hay algo en su superficie que hace que no pueda engañarte. Es algo así como un "es evidente que queríamos hacer una película en scope, con Marilyn, canciones y paisajes canadienses".
Ésa es probablemente la máxima ambición de la película, pero qué carajo, a ver si cualquiera la hacía así.
Ignoro cuál es el puesto de "Río sin retorno" en la filmografía de Preminger y no soy capaz de conectarla con intereses y constante suyas. Lo que más resplandece es que a mí me parece una absoluta delicia aventurera, bellísima y entretenida a más no poder en el mejor sentido del término. Con una Marilyn Monroe a la que revalorizo con los años (claro, es que si la comparaba con Katharine Hepburn ahí no tenía nada que hacer), y un título con un pleno y hermoso sentido.
El río sin retorno cuyos rápidos no pueden volver a subirse, el lastre de unos zapatos rojos. La virtud de ser profundo siendo sencillísimo.Navegar. Rápidos. Lastres. La pura vida, enamorarse, crear vínculos que no tienen vuelta atrás..
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