Rara vez me quedo a ver una película que empieza por televisión mientras estoy cenando. Pero tanto hablar en los foros de Woody Allen y tanto tiempo sin ver "Maridos y mujeres" hizo inevitable que me quedara enganchado hasta el final y esa noche no hubiera dvd que valiera.
La película más amarga de Allen, absolutamente desesperanzada, sin resquicio alguno para la esperanza. Se había mostrado en otras ocasiones ácido, demoledor, había imitado lo más sombrío de Bergman, pero también había hablado como nadie lo ha hecho de lo más hermoso y revitalizante de la vida. Esa amargura es más insólita que habitual en él (obviando las conocidísimas circunstancias personales que rodearon a la película).
En su día fue comentadísima la cámara mareante y el montaje abrupto, y lo más lógico es que en un primer visionado incomode y provoque un rechazo tremendo la apuesta visual de la película. Al tercer visionado resulta imperceptible y el magistral libreto se adueña de la película.
Los personajes de "Maridos y mujeres" dicen una cosa y piensan otra, engañan y se engañan, se mienten a si mismos. No saben convivir con el deseo ni consigo mismos. Nunca están contentos y pasan los días soñando frustrados con otra vida que una vez obtenida es una simulación de alegría que oculta el vacío.
La película no lo juzga, sólo lo constata. Y deja abierta la puerta a pensar que toda esa demoledora situación expuesta sólo forme parte de un inevitable panorama de doloroso y constante cambio.
Estremecedora veracidad y excelente reparto, en el que me gusta especialmente un Sidney Pollack que volvería a interpretar otra película sobre el matrimonio, que no se me puede antojar más opuesta, "Eyes wide shut", que un día de estos aparecerá por aquí.
"What is this thing called love, this funny thing called love". "¿Puedo irme ya?"
El gusto del autor por el ocasional homenaje a directores y estilos que admira (Bergman en "INTERIORES", Fellini en "RECUERDOS" y "DÍAS DE RADIO", expresionistas alemanes en "SOMBRAS Y NIEBLA") le llevó aquí a utilizar una "cámara espontánea" a lo cinema verité (o John Cassavetes) para efectuar otra incisión en la problemática inherente a la vida en pareja, en las anomalías, egoísmos y contradicciones del comportamiento de seres civilizados y cultos tratando infructuosamente de estabilizar el caos en la "sala de máquinas". Un ejercicio cinematográfico de arriesgado diseño del que Allen, como suele ocurrir, salió airoso.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias sobre todo a su escritura sobrenatural, en un foro donde se comentaba la película alguien hacía notar el valor de este hombre para hacerle decir a Mia Farrow "¿alguna vez me ocultas cosas?".
ResponderEliminarMe aburrió e irritó (y no precisamente por su apuesta estética sino por la ráfaga imparable de verborrea de principio a fin) a partes iguales "Maridos y mujeres": podría contarse entre mis peores experiencias con Allen, un director al que no soy nada afín (y empeoro con los años) pese a los referentes en que habitualmente se sustenta.
ResponderEliminarMe alegra que sientas lo contrario por ella y, en general, por Allen.
Un fuerte abrazo,
Rafa.