Hay un hermoso error cronológico en la filmografía de Elia Kazan. El que hace que "Río salvaje" anteceda a "Esplendor en la hierba" cuando debería ser al revés.
Ambas forman una bellísima canción, una de las más bellas que haya escrito nunca el cine. Como una década en la vida de unas personas y de un país, desde su juventud y sus ilusiones primeras, pasando por una ruptura dolorosa y la reconstrucción y los costes que acarrea cerrar heridas imposibles.
No serían las únicas muestras desde luego, pero este díptico, o esta hermosa canción, que suena especialmente conmovedora alterando el orden cronológico, es una prueba irrefutable de la pertenencia de Elia Kazan a los más grandes poetas que diera el Arte más cinematográficamente puro, destilado. Ejercicio de puesta en escena más allá de lo pictórico, con unas composiciones de arrasadora fuerza dramática.Fuego lírico tan bien cantado. Ni un gallo. Tres cuartos de hora de bises se vería obligado a dar Kazan de estar realmente sobre un escenario. Una obra maestra que gana con el tiempo.
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