jueves, 10 de diciembre de 2015

MI NOCHE CON MAUD

23 de diciembre de 2001

Cine Club Tourneur


Y no sé si será por lo mucho que me habían motivado los anteriores, por estar de espectacular buen humor, por ser fácilmente impresionable, por lo calentito que se estaba en el cine en tan frío día, o porquoi, que no me influyó nada llevar horas viendo películas (lo poquito que puede hacer uno eso...), para que la última  fuera el descubrimiento del día.
No es fácil explicarlo señoras y señores, pero Ma nuit chez Maud es una película deslumbrante. Supongo que en la capa más superficial ayuda a meterse en situación el invierno en blanco y negro de Néstor Almendros, tan frío pero tan extrañamente acogedor.
Jean-Louis Trintignant es el hilo conductor de la historia, enamorado de una misteriosa y jovencita rubia, acompaña a un amigo a cenar con la parlanchina y avispada Maud (maravillosa Françoise Fabian). Trintignant es un católico convencido, a Maud la define el amigo como una librepensadora, los dos se entienden muy bien, hablan horas, y mientras el amigo se va a su casa, Trintignant tiene que pasar la noche con Maud porque no puede coger el coche con la nevada que cae. La noche pone en evidencia las contradicciones del católico, pero es la misteriosa rubia la que toma el protagonismo en la segunda parte de la historia.
La película transcurre con una ligereza y una habilidad asombrosa. Los personajes tienen unas conversaciones tremendas sobre Pascal, las apuestas, las probabilidades, la religión y otros sentimientos, pero una vez consigues embarcarte en la película las sigues encandilado y deleitado.
Entras dentro, fotografía, diálogos y actores no te dejan opción a otra cosa. Aquí sí que se hacen inmensos, Rohmer les da la palabra, y crecen y encuentran ellos solitos una serie de emociones, regalan pequeños detalles, paran el tiempo y te lo hacen mucho más rápido a la vez.
Es una película extraordinaria, prodigiosa, inolvidable, preciosa. Añadido simpático, en la segunda parte la rubia misteriosa que coge el protagonismo es la fascinante y acertada Marrie-Christine Barrault (de la que me acordaba muy bien por el papel que hizo una década más tarde en Stardust Memories de Woody Allen) y a la que no he visto en muchas más películas.


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