14 de enero de 2001
Y paso ahora a comentar la última película del prometedor M. Night
Shyamalan,rareza que creo le acabará costando tanto aval y tanto
crédito de los grandes estudios. Y es que después de dirigir una
película tan magnífica, tan a contracorriente, tan taquillazo y tan
discutible todo al mismo tiempo como "El sexto sentido",las ansias de
emociones fuertes, las desmedidas expectativas ante este "El
protegido", pueden verse muy, pero que muy defraudadas.
Pero como ya sabemos cómo se las gastan en Hollywood con las
expectativas, lo miméticos y repetitivos que llegan a ser, casi hasta
el insulto, y la poca cabida que tienen originalidades y
extravagancias; hay que aplaudir como mínimo una película que muy
poco tiene que ver con su predecesora, arriesgada en más de seis
sentidos y con pinta de excéntrico caprichito concedido ante el fiel
cumplimiento de la máxima hollywoodiense por excelencia:suma y sigue.
"El protegido" es un poema, hay más verso visual suelto que prosa,
muy bello y muy sereno, acerca de debilidades humanas. No las
literales que muestra la película sobre huesos rotos, debilidades que
pasan por una amplia gama de sentimientos, se habla de sueños y
esperanzas juveniles rotos, de crisis personales, de talentos
desbaratados y de las finas lineas que separan la imaginación que
salva de la desesperanza del caos de la mente enferma. Es una
película llena de tristeza y melancolía, donde se podría leer incluso
cierto apunte de crítica social hacia el concepto de los justicieros,
figura tan fascista que aparece alegremente en demasiadas películas
americanas del cine moderno, de cuya tradición visual la película
reniega además con salvaje placer.
Como pasaba con su predecesora, formalmente es asombrosa e insólita.
Larguísimos planos, bellos movimientos de cámara; ausencia de
molestas y abusivas fragmentaciones en cada secuencia (si un niño
tiene que beberse un zumo sólo hace falta plantar la cámara y que se
lo beba, no resolverlo con veinte mil injertos inútiles), gratos e
intensos silencios,excelente banda sonora, coherente utilización del
sonido, aunque cierto rebuscamiento al emplazar la cámara, con una
voluntad supongo de enrarecer el ambiente, a veces no demasiado
efectiva. En definitiva, los pobres ojos descansan (aunque parece
mentira, quien escribe ésto aún es joven y sin achaques), los pobres
ojos disfrutan y se introduce uno más fácilmente en la acción; se
trabaja en función de lo que pasa dentro del plano.
El gran handicap de esta película es sustentarse en una intriga, ni
si quiera inquietud ni terror, demasiado pueril, simple y muy poco
interesante. Se tarda demasiado en captar a donde quiere dirigirnos
el director, aunque se vaya intuyendo; y si en "El sexto sentido" uno
puede identificar también este tipo de demoras, el conseguidísimo
clima de terror suplia deficiencias en la progresión del guión.
En "El protegido" hay muy poco suspense, y mucha falta de recursos
argumentales para sostenerlo. Hay una compleja historia personal que
sólo se va digiriendo a la salida del cine después de haberse
entregado a la seductora gramática de la película.
Es un título desconcertante,rarísimo, muy extraño, muy imperfecto,
que se arriesga muchísimo a disgustar, que no me parece mal del todo,
y que es merecedor de una atención, y quizás de una reflexión.
Shyamalan,rareza que creo le acabará costando tanto aval y tanto
crédito de los grandes estudios. Y es que después de dirigir una
película tan magnífica, tan a contracorriente, tan taquillazo y tan
discutible todo al mismo tiempo como "El sexto sentido",las ansias de
emociones fuertes, las desmedidas expectativas ante este "El
protegido", pueden verse muy, pero que muy defraudadas.
Pero como ya sabemos cómo se las gastan en Hollywood con las
expectativas, lo miméticos y repetitivos que llegan a ser, casi hasta
el insulto, y la poca cabida que tienen originalidades y
extravagancias; hay que aplaudir como mínimo una película que muy
poco tiene que ver con su predecesora, arriesgada en más de seis
sentidos y con pinta de excéntrico caprichito concedido ante el fiel
cumplimiento de la máxima hollywoodiense por excelencia:suma y sigue.
"El protegido" es un poema, hay más verso visual suelto que prosa,
muy bello y muy sereno, acerca de debilidades humanas. No las
literales que muestra la película sobre huesos rotos, debilidades que
pasan por una amplia gama de sentimientos, se habla de sueños y
esperanzas juveniles rotos, de crisis personales, de talentos
desbaratados y de las finas lineas que separan la imaginación que
salva de la desesperanza del caos de la mente enferma. Es una
película llena de tristeza y melancolía, donde se podría leer incluso
cierto apunte de crítica social hacia el concepto de los justicieros,
figura tan fascista que aparece alegremente en demasiadas películas
americanas del cine moderno, de cuya tradición visual la película
reniega además con salvaje placer.
Como pasaba con su predecesora, formalmente es asombrosa e insólita.
Larguísimos planos, bellos movimientos de cámara; ausencia de
molestas y abusivas fragmentaciones en cada secuencia (si un niño
tiene que beberse un zumo sólo hace falta plantar la cámara y que se
lo beba, no resolverlo con veinte mil injertos inútiles), gratos e
intensos silencios,excelente banda sonora, coherente utilización del
sonido, aunque cierto rebuscamiento al emplazar la cámara, con una
voluntad supongo de enrarecer el ambiente, a veces no demasiado
efectiva. En definitiva, los pobres ojos descansan (aunque parece
mentira, quien escribe ésto aún es joven y sin achaques), los pobres
ojos disfrutan y se introduce uno más fácilmente en la acción; se
trabaja en función de lo que pasa dentro del plano.
El gran handicap de esta película es sustentarse en una intriga, ni
si quiera inquietud ni terror, demasiado pueril, simple y muy poco
interesante. Se tarda demasiado en captar a donde quiere dirigirnos
el director, aunque se vaya intuyendo; y si en "El sexto sentido" uno
puede identificar también este tipo de demoras, el conseguidísimo
clima de terror suplia deficiencias en la progresión del guión.
En "El protegido" hay muy poco suspense, y mucha falta de recursos
argumentales para sostenerlo. Hay una compleja historia personal que
sólo se va digiriendo a la salida del cine después de haberse
entregado a la seductora gramática de la película.
Es un título desconcertante,rarísimo, muy extraño, muy imperfecto,
que se arriesga muchísimo a disgustar, que no me parece mal del todo,
y que es merecedor de una atención, y quizás de una reflexión.
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