JE VOUS SALUE MARIE
Disto mucho de ser sospechoso de intelectualismo barato. Puede que sí de ortodoxia, pero no de intelectualismo. Quienes me conocen saben que digo en serio que Godard hizo en los años 80 algunas de las más bellas películas del mundo. "Prénom Carmen", "Detèctive", en especial "Passion", "Hélas pour moi" si cuenta a pesar de ser de los 90.
Los motivos ya he intentado explicarlos varias veces en este blog de forma pueril e infructuosa. Se puede ser bello porque se conecta a través de la narración con tu experiencia vital y cultural o se puede ser bello como Godard porque se consigue la belleza cinematográfica químicamente pura, enfermiza, desligada de todo, que empieza y acaba en sí misma.
Si no existiesen otros cines, otros directores, sería para salir corriendo de miedo, Godard, Griffith, Bresson. Morir enloquecido por el cine. Morir de cine. Pero siguen y seguirán existiendo muchos tipos de cine, por lo que podemos seguir solazándonos tranquilamente con una maravilla como ésta. Incluso bromear (se bromea poco con Godard) pensando que la ha hecho con escasita trama argumental para poder sacar el máximo número de planos de Myriem Rousel desnuda sin tener que justificarlos en el guión.
FROZEN
Si hay una pasión que ha recorrido mi vida en mayor medida que la del propio cine es la pasión por el teatro musical americano. Un arte moribundo sustituido por refritos musicales de películas y grandes éxitos de célebres artistas pop y rock sobre las tablas de Londres y Nueva York. Qué pocos estímulos quedan ya.
Han pasado ya tres años del estreno de "Frozen", mucho he oído hablar de ellas a las niñas de la generación de mi hijo, pero la acabo de ver ahora mismo con infinito asombro por un elemento que desconocía de ella y del que nadie me había hablado. Las canciones de Robert Lopez y Kristen Anderson-Lopez, pegadas como una lapa a la acción dramática, creciendo como canciones junto a la narración, incorporando nuevas voces y nuevas perspectivas narrativas, jugando con el tiempo y con la introducción de la alegría y la tragedia.
Disney va de visita a Broadway y ficha a estos dos autores de algunos de los más célebres y últimos musicales del viejo arte "Avenue Q" (que vi en Madrid en las Navidades de 2010) y "The book of mormon", que he visto anunciada por las calles de Londres en muchas ocasiones pero aún no conozco..
El resultado es excelente, digno de hacer palpitar al aficionado. No es que el portentoso oficio cinematográfico de la gente de Disney no tenga nada que ver, la adaptación-o inspiración- de "La reina de las nieves" de Andersen es un precioso cuento convertido en una narración sentida y arrolladora, pero el alma de la película está en esas canciones y en cómo se funden con la acción de forma umbilical. Al menos está ahí para quien siente ese arte, espero que no tan moribundo, como parte de su propia piel.
Un ejemplo, no la mejor canción pero sí el mejor ejemplo. En tres minutos pueden pasar los años, pueden crecer las personas, tener miedo de si mismas, pùede morir gente y pueden cambiar unas vidas. Eso es el musical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario