Conocida como I puritani pero llamada realmente I puritani di Scozia, está basada en Têtes rondes et cavaliers, de Jacques-François Ancelot y X. Boniface Saintine y según se dice también en Old mortality de Walter Scott, otro punto en común con Lucia.
Triana en su libro de ópera dice algo tan divertido como que el libreto no tiene ni pies ni cabeza y, hombre, algo de razón tiene, de ahí el mérito de la bella partitura del compositor que te lleva en volandas durante tres horas.
Estrenada en el teatro italiano de París un 24 de enero de 1835, gestada durante nueve meses, me ha encantado esa dirección escénica de Emilio Sagi, con la arena y esas lámparas de araña con las que la desvariada Elvira juega, luna en mano, y me ha encantado la pareja protagonista, Camarena, al que estos papeles le van como un guante a sus tics interpretativos de hombre fundamentalmente bonachón y una deslumbrante Diana Damrau.
No hay comentarios:
Publicar un comentario