Las lecturas de abril traerán (espero) dos tochos franceses que me habrán llevado dos meses y medio en este invierno muy agotador de ojos caídos. En marzo, por triste y segunda vez consecutiva un solo título finalizado pero ya siento que el fulgor vuelve, poco a poco:
LA LETRA ESCARLATA: Notable novela presidida más por la introspección psicológica que por la acción. Su prosa me parece superior a la fuerza de su historia y de alguna manera eso anticipa ya algo una modernidad literaria que creo que se fue larvando (también) durante todo el siglo XIX. A juego con su amigo Melville.
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