lunes, 27 de mayo de 2019

SUSPIRIA (2018)

No solo soy y he sido siempre un firme partidario de la posibilidad de hacer remakes, sino que después de la "Suspiria" de 2018 ya es que me parece un ejercicio que debería ser obligatorio para cualquier cineasta. Un remake te cura de la necesidad de querer decir algo desde la nada, cuando todo está dicho, algo que la mayor parte de veces puede ser enunciado sin necesidad de filmar una película con idénticos resultados.
Cuando los films pueden ser liquidados con frases del tipo "crónica de las contradicciones de la China comunista en su transición al capitalismo" sin necesidad de comentar nada sobre cómo se ha amasado la forma de esa película o qué aporta la forma al contenido que se enuncia, se han gastado dos horas de vida y te queda el mismo ánimo que leyendo la frase (y no me refiero a ningún cineasta, es solo un ejemplo).
Sin la ilusión de originalidad o de novedad, que también se consigue buscando una novela o a un guionista que no sea el propio director, te ves obligado a amasar una forma, que puede gustar más o menos pero es una forma de huir de la prisión enunciativa en la que puede convertirse el cine supuestamente más trascendente y "necesario".
No hay nada sacrílego ni equivocado en acudir a la película de Argento. Ni han filmado encima del negativo original y ni si quiera han hecho un remake mimético y copión. Han hecho lo que cientos y cientos de películas han hecho desde que los hermanos Lumière rodaran nuevas versiones de sus propias películas. Podemos congratularnos además de que para bien o para mal "Suspiria" es una película lo suficientemente diferente como para justificar su existencia.
La apuesta estética es completamente distinta, menudo error habría sido remedar la espectacular fotografía de Luciano Tovoli, ni hay referencia alguna al diseño de Giusseppe Bassan o a la música de Goblin. Todo es nuevo y tiene sus propios nombres que es demasiado ocioso citar.
El guion amplía todo lo que puede inferirse del original de Dario Argento y Daria Nicolodi, de alguna manera el remake podría ser incluso un comentario crítico, tratándose de brujería y estando ambientado en la Alemania de 1977. Cómo no contemplar la brujería en pleno siglo XXI desde esa poderosa perspectiva feminista en una Alemania en ebullición mirando de reojo al pasado.
Pero esas lecturas no hacen maravillosa a esta película sino su capacidad de deglutir sus bases y lanzarse al vacío a construir un film propio cuyo resultado final no es que no le deba nada a Argento (no existiría sin él) pero respira y vive de forma completamente autónoma.
"Suspiria" es un film de terror fascinante, pura imagen en movimiento, forma amasada desde el principio tras derretir la estatua original (que no, hombre, que es broma, que es una metáfora, la original sigue ahí). Un remake modélico y una estupenda, tensa y larguísima película que a mi se me ha hecho corta y que por supuesto ha generado toda la polémica del mundo que por otra parte es deseable que genere.


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