LA GUERRA DE LOS BOTONES (1962)

El cine de un país y de un tiempo necesita de todas las piezas para tener un sentido. Es muy difícil que alguien considere que esta película de Yves Robert es más importante que "Jules et Jim", "Vivir su vida" o "Cleo de 5 a 7" o "El proceso de Juana de Arco". Sin embargo me parece absurdo que en cualquier tiempo o país no se rueden películas de la claridad de ambiciones, cercanía y alcance que tiene ésta.

Ni más ni menos que una comedia, adaptada de la novela homónima de Louis Pergaud de 1912, apta para el público infantil, sobre el enfrentamiento entre los chavales de dos pueblos, chavales de campo y rodilla pelada, metáfora de innumerables cuestiones adultas de orden psicológico y social. Crítica a un orden  trasnmitido y pertuado que finaliza con la mejor escena de la película, en el pabellón desierto de un reformatorio, donde la aridez de un rostro que se da la mano con Doinel da paso a la camaradería del inicio de una nueva guerra que sí que puede subvertir verdaderamente el orden establecido.

Me ha sorprendido gratamente que en 1962 no hubiera en la mirada sobre estos niños ni pizca de sentimentalismo o retórica sobre la infancia, algo que me sorprendería no encontrar en la reciente versión de Christophe Barratier (con el productor de "The artist" en el guión, y ojo, hay otra ¡también de 2011!, en un curioso caso o de espionaje industrial o de persistencia ). Es una comedia la de Robert que tiene muy claro lo que quiere contar y su humor puede parecer más o menos logrado, pero no se siente impelida a echarle al guiso una cucharadita de lacrimosa, construye su propia película mejor o peor, de forma convencional y más ajena a los rupturismos del momento, pero ajena a una fórmula calculada.