La crítica que ha sostenido teorías sobre el cine de autor ha hecho circular una especie de pesado catecismo sobre lo que es y lo que ha de ser una película, sobre cómo han de ser y no han de ser las adaptaciones literarias.
"Tess" nunca me pareció nada del otro mundo, una buena película que tenía un tanto olvidada. Recién leída la impresionante novela de Thomas Hardy, mi juicio, a los ojos de esta crítica, sería aún peor. Me parece una mera ilustración de la novela. Pero ¿por qué mera?, ¿por qué eso es malo?.
Es cierto que yo no veo grandes rasgos de autoría, estilo de genio ni aportaciones. Pero leída la novela, qué demonios vas a aportar, qué vas a decir (salvo minúsculos cambios, supresiones o apuntalamientos), es que la novela es clara, de una solidez a prueba de bombas, por eso decía Hitchcock que no quería adaptar clásicos, porque estos ya lo habían dicho todo.
Leída "Tess d'Urberville" lo único que se te puede ocurrir es repasarla amorosamente, volverla a dibujar con tus propios medios, darle la luz de Geoffrey Unsworth, sustituido tras su ataque al corazón por Ghislain Cloquet, hacer sonar el maravilloso tema de Philippe Sarde, uno de los más bellos de la Historia del Cine, que se va esbozando hasta que estalla esplendorosamente cuando aparece el conflicto entre Angel y Tess, y ella (Nastassja Kinski/Tess total, completa y absolutamente) solloza presa ya del fatalismo, que la acabará destruyendo, en el plano más emocionante de la película, tras decirle a él que no pueden casarse.
A mi me ha conmovido volver a verla, y sí, es una "mera ilustración", Gustave Doré y Quentin Blake también "ilustran". Para mi no hay problema ninguno. Las novelas ilustradas son preciosas.
Ah, sale la rohmeriana Arielle Dombasle interpretando a Mercy, la mujer con que los padres de Angel quieren que se case.
No hay comentarios:
Publicar un comentario