viernes, 8 de noviembre de 2019

MAR I CEL de Albert Guinovart


Cuando empecé esta sección el 15 de septiembre de 2015 llegué a escribir "ópera o musical". El tema ha ido totalmente por la ópera, en un intento de recuperar el proustiano tiempo perdido de mi vieja afición juvenil. Llegué a amenazar con ballets pero ahora que voy a dos títulos mensuales y a pesar de tener un pequeño abono al Liceu no es fácil cubrir el expediente, puedo ir cumpliendo mis viejas amenazas.

¿Por qué mezclo?, pues porque para mi todo viene a ser lo mismo. Soy aficionado a que la música camine de la mano de un argumento y de hecho en el principio no fue la ópera sino el musical. No es el de las follies de los años 30, sino el musical moderno que abrió definitivamente el fuego con West side story donde hasta los argumentos más dramáticos eran susceptibles de ser cantados.

Y en los orígenes no fui inmune a esta gesta autóctona. Basándose en una obra del siglo XIX de Àngel Guimerà, muy Romeo y Julieta, muy West side story en su sentido final, Xavier Bru de Sala como libretista y Albert Guinovart como músico confeccionaron un exitazo rotundo del teatro musical que estuvo muchísimo tiempo en cartel, se ha repuesto e incluso viajó a Madrid.

¿Qué me fascinó?, cómo la música va pegada a la acción, como entiende Guinovart todo ese teatro post-West side story, que por cierto el cine ha ignorado bastante, y trama una bellísima obra musical de escasos hits que puedas cantar a la salida (escasos pero emocionantes) pero poseedora de dos horas de música que te llevan en volandas por su historia.

Nunca pude verla en las tablas pero a la próxima reposición no faltaré, como no faltan vídeos para volver a verla, el impacto ya no es exactamente el mismo que cuando tenías 12-13 años pero te acuerdas de qué arte te enamoraste, de qué sigues enamorado, qué disciplina te llevó a Mozart y Da Ponte, a Wagner, a Puccini, a Verdi, no porque sean cotas más dignas sino porque enriquecieron el viaje.

Carlos Gramaje y Àngels Gonyalons cantan "Per què he plorat?", él le ha relatado cómo perdió a su madre, ella se siente conmovida e inicia el camino de comprensión del otro. A él le pasa más o menos lo mismo. El otro no es como nos lo habían contado.

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