Si jugáramos a lo de ocultar el nombre del director, "Memorias de una doncella" (Jean Renoir, 1946) sería de las facilitas. Ignoro, todo se andará, lo cerca o lejos que está de la novela de Octave Mirbeau pero sus escenas festivas, su comedia y su romanticismo son totalmente inconfundibles, continuan el Renoir de los 30 y de las reglas del juego y anticipan el de los 50 del cancan francés.
Está hablada en inglés pero quizás sea seguramente la película más francesa de toda la historia del cine hecho en Estados Unidos. A mi, que a veces me emociona lo que dicen y lo que pasa en las películas, aquí me conmueven sus imágenes, lo que encuadran y cómo y cuándo se mueven los personajes y la cámara.
Y Paulette Goddard, que no es ninguna novedad, me parece un prodigio de la naturaleza como actriz, es inevitable acordarse de "Kitty" de Mitchell Leisen y efectivamente allí la vio Renoir para incluirla en este reparto como protagonista.
Lo que no encuentro es en qué momento Paulette Goddard y Lubitsch se encontraron o en qué momento Lubitsch lamentó no haber encontrado nunca a Paulette Godard.
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